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sentencia de la Corte Suprema de Estados Unidos

El genoma humano no es patentable

LAURA GARSANDO. 03/07/2013 Mètode ha consultado a algunos expertos sobre el genoma y la investigación en cáncer para conocer sus valoraciones

VALENCIA. La sentencia de la Corte Suprema de Estados Unidos, que prohíbe patentar material genético humano, ha supuesto una revolución para el mundo de la ciencia, y el colectivo científico ha acogido la noticia con gran satisfacción. Hasta el momento, la empresa norteamericana Myriad Genetics poseía la propiedad industrial y explotación comercial de los genes BRCA1 i BRCA2, cuyo análisis servía para medir el riesgo de desarrollar cáncer de ovario y mama.

Esto impedía a otras compañías investigar libremente utilizando los genes mencionados para realizar diagnósticos genéticos. Ahora el escenario es diferente, entre otras cuestiones porque la competitividad en el mercado aumentará, abaratando el precio de los test que serán accesibles para más personas. Mètode ha consultado a algunos expertos sobre el genoma y la investigación en cáncer para conocer sus valoraciones.

 

Jaume Betranpetit

Jaume Bertranpetit, Catedrático de Biología en la Universidad Pompeu Fabra (UPF)
«Es absurdo patentar lo que se descubre porque ya existe previamente, no se ha inventado»

-¿Qué rumbo toma a partir de ahora la investigación biomédica?
-No va a cambiar nada. El punto conflictivo es que se habían aceptado patentes sobre secuencias humanas naturales (naturally occurring). Todo el mundo está de acuerdo en que deben patentarse los inventos, pero no los descubrimientos porque ya existen. Además, hacer un diagnóstico genético consiste en describir una cosa que estás viendo. Hasta ahora si querías secuenciar el gen BRCA1 o el BRCA2 para diagnosticar tenías que pagar dinero a Myriad Genetics. No tenía ningún sentido.

-La sentencia deja la puerta abierta a patentar ADN sintético (productos artificiales derivados del gen). ¿Qué utilidades podría tener y cuál es su valoración de dicha decisión?
-Cualquier invento de cualquier material es patentable. Quizá de cara al futuro seremos capaces de inventar cosas que la naturaleza no ha inventado. Esto es interesante para los que trabajan en biotecnología y biología sintética.

-Desde la industria farmacéutica suele recurrirse al argumento de que sin la protección de la propiedad intelectual «será más difícil atraer inversores para seguir investigando en la lucha contra el cáncer porque las patentes garantizan un retorno de esa inversión». ¿Qué opina?
-Las patentes solo deberían ser válidas para invenciones, nunca para diagnósticos, a menos que haya una tecnología muy específica para hacerlos. Es incomprensible concebir una patente cuando se utilizan las tecnologías estándares para describir algo que estamos viendo y ya existe.

-¿Considera que esta sentencia podría servir de precedente en referencia a otro tipo de patentes, como por ejemplo vacunas o antibióticos?
-No, no rotundo, porque son inventos. La lección más bonita que podemos extraer de esta sentencia es coger cuando Craig Venter intentó patentar todas las secuencias humanas en nombre del National Institute of Health, un organismo público. Entonces la pregunta es: ¿estaba bien hacerlo? Y uno se dice: «Hombre, es que lo hizo por si acaso, no fuese que alguien lo pudiera patentar antes.» Como ahora ya sabemos que no se podrá dar ese caso porque no es legal, todo el mundo tranquilo.

 

Ana Cuenda

Ana Cuenda, directora del Departamento de Inmunología Oncológica del Centro Nacional de Biotecnología
«Patentar un gen humano no es ético»

-¿Qué rumbo toma a partir de ahora la investigación biomédica?

-Supone un gran avance para los científicos porque podrán investigar más libremente los genes en cuestión, algunos de ellos implicados en enfermedades relacionadas con el cáncer, y que el resultado se traduzca en una aplicación terapéutica para los enfermos.

-¿Qué cambia entonces la sentencia en el campo de la investigación en cáncer?
-A rasgos generales, la eliminación de la traba que suponían las patentes de los genes humanos agilizará en gran medida los procesos científicos, que se desarrollarán más rápido y en mayor cantidad, puesto que desaparece esa restricción.

-Desde la industria farmacéutica suele recurrirse al argumento de que sin la protección de la propiedad intelectual «será más difícil atraer inversores para seguir investigando en la lucha contra el cáncer porque las patentes garantizan un retorno de esa inversión». ¿Qué opina?
-Creo que en un sentido esta afirmación puede ser cierta para las empresas farmacéuticas, pero a la larga considero que es todo lo contrario. Cuanto más conocimiento se genere sobre el cáncer, más beneficio puede traer para ellos porque la investigación no estará restringida a unos pocos.

-Aunque sabemos que ya no es legal ¿es ético patentar gen humano?
-Mi visión personal es que no. Se trata de algo que debería ser accesible a todos, porque todo el mundo se pone enfermo y tiene derecho a curarse. Aunque podría ser entendible que para ellos todo esto es un negocio y que quieren tener sus beneficios.

Lea el artículo completo en la web de Mètode.

 

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Laura Garsando. Graduada en Periodismo por la Universitat de València

 

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