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EL CABECICUBO

Cómo lo hacen en 'Perdiendo el norte':
un 'vascos por España' a lo Salvados

ÁLVARO GONZÁLEZ. 29/06/2013 Un programa de la televisión pública vasca entrevista a vascos que viven en Madrid y Valencia y les pregunta por la crisis y nuestros más populares desfalcos

MADRID. El argumento es el siguiente: un reportero vasco, diciendo que es vasco, preguntando por Madrid y por Valencia qué tal van las cosas. Hace muy poco tiempo se habría encontrado con desgarradas saetas sobre lo mala que es la bicha, la ETA, el Otegi, el Ibarretxe y el flan que hacen por allí... pero no, los viandantes españoles tenemos un mensaje distinto y muy claro que darle a los espectadores vascos: los catalanes son mu malos.

Perdiendo el norte se estrenó el domingo pasado en ETB-2 con un capítulo sobre Valencia. Ya antes hubo un piloto sobre Mordor, o sea, Madrid. José A. Pérez, autor del blog Mi mesa cojea en un formato similar a los típicos Lugareños por el mundo, habla con vascos afincados en otras ciudades del país, Estado, cortijo o como quieran, preguntándoles por un tema muy poco habitual: la crisis.

Problema número uno. En los Lugareños por el mundo, en todas las versiones que ha visto El Cabecicubo, nacionales y autonómicas, nos encontrábamos con esa pequeña distorsión de la realidad que era que el título del programa muy bien podría haber sido Triunfadores por el mundo. Ya me entienden, a todos los que salían les iba de maravilla, se habían adaptado y no estaban pasando penurias. Estimulaban cierto pecado capital: la envidia.

Valga como ejemplo el capítulo dedicado a Berlín en 2011 de Españoles por el Mundo de TVE, con Alexandra, guía, Carmen, realizadora de noticias en uno de los principales canales de televisión, Ricard, guía, Juan, empresario, Daniel, bailarín y coreógrafo con compañía propia y Raúl, músico. Todos contentos y dichosos, mientras que en otros reportajes nos hemos encontrado un retrato mucho más prosaico de nuestra diáspora. Con vidas muy diferentes, la de emigrantes españoles que no dominan el idioma, con suerte tienen minijobs y las pasan canutas.

Pues con Perdiendo el Norte ocurre algo parecido al primer ejemplo. Los vascos que han aparecido son personas que, por su puesto, echan de menos su tierra, pero están perfectamente integradas en Madrid o Valencia. De la capital del Reino se atrevían a decir hasta que era una ciudad hospitalaria como pocas, los condenados. Incluso en Valencia, a uno los vecinos le llevaban paella todos los domingos ¡Cuánto amor!

Y esto, ser, es bueno, positivo, pero defrauda. El clímax catódico habría estado en que alguno dijera: "la convivencia entre españoles se me hace muy cuesta arriba por su altanería, espíritu gregario y costumbres medievales". ¿No? Lo que uno espera de un malévolo vascongado ¡mil columnistas no pueden estar equivocados!

Ahí la tendríamos liada, pero no. Lo que ha seleccionado el programa prueba la facilidad que tenemos los pueblos ibéricos para convivir entre nosotros fuera de la cuna y al margen de soflamas como con las que martillean algunos medios de comunicación. Es decir, que en este país, la tensión mediática va por un lado mientras que la realidad transcurre por cauces sensiblemente distintos. Se lo puede susurrar al oído en un bar cualquier persona con un poco de mundo, no se preocupe.

No obstante, en el capítulo de Madrid, Xabier Sukia, un asesor que protestaba porque había demasiados asesores, dio algo de chicha al declarar: "la sociedad vasca es más activa y reactiva ante cualquier injusticia, aquí la gente se queja en los bares". Nada polémico fuera de Euskadi. No solemos competir entre nosotros a ver quién ayuda más al prójimo, por desgracia.

Pero un comentario, la verdad, con más sustancia que las palabras de otra vasca entrevistada en Madrid, Karmele Izaguirre, colaboradora de Mariló Montero en RTVE, sobre el sentimiento abertzale, que según ella consistía sencillamente en que te gustase tu tierra. Nada más. Que también se podía ser abertzale de Murcia. La periodista, alegremente, vaciaba el término de significado político o nacionalista y no, eso no es asina. Pero poco importa eso ahora que los malos son 'loscatalanes'.

Con todo, mención aparte merecen los lugareños con los que ha dado ‘Perdiendo el Norte'. Aquí la muestra antropológica tiene, por decir algo, más riqueza, aunque tanto en Madrid como en Valencia muchos entrevistados han coincidido en citar a 'loscatalanes' como el mayor de nuestros males. Esos encuentros son lo mejor del este espacio, cuando José A. Pérez se da una pátina de Follonero y conversa con lo que se le cruza por delante. De hecho, el programa casi parece una réplica a los capítulos de ‘Salvados' que hizo Évole en el País Vasco.

En este sentido, destacó especialmente un señor castellano en Madrid que repitió el topicazo de que los vascos eran nobles y de buen corazón, no como 'loscatalanes', sobre los que echaba pestes. Falsos y malos. Pero lo divertido fue su visión harinocéntrica de la vida. Sí, este jubilado le hacía cortes de mangas a 'loscatalanes' porque no tenían harina ¿Y si se separan de dónde la van a sacar? Entonces reía satisfecho. Les costaría más cara si fueran independientes. Así "perderían el orgullo ese que tienen", sentenció. ¡Los tenía cogidos por los huevos!

Pero en Valencia se logró el más difícil todavía. Un testimonio aun más chocante. Un señor que se reconoció ex de Izquierda Unida, también de Comisiones Obreras, que había estado en la cárcel durante el franquismo, dijo: "hemos desacreditado mucho a Franco, yo el primero". El desencanto de este hombre, que había experimentado un viraje político a la Losantos, como tantos otros políticos españoles, parecía que venía dado por un "son todos iguales y los de ahora peores", pero se delató definitivamente cuando argumentó su queja con que los jóvenes ya no se saben los ríos. Parece que si conoces dónde nace el Arlanzón nunca se te pasaría por la cabeza robar a tus hermanos.

Por lo demás, los telespectadores vascos también encontraron una explicación del desmantelamiento de Telemadrid y un resumen del proceso privatizador de la Sanidad madrileña. Casi como un fenómeno ajeno, lejos del cuando las barbas de tu vecino veas cortar... Ellos verán. Detallitos, además, como que Esperanza Aguirre tiene una finca con lagos y ciervos, como cualquier político de a pie que se preocupa por la gente por estas latitudes.

Y en el caso de Valencia, se dieron un paseo por la Ciudad de las Artes y las Ciencias con un desglose oral presupuestario. Una caminata que concluía en las obras del Nuevo Mestalla y, como contraposición, un colegio con aulas en barracones. Remate ‘poético' de nuestra situación económica y política que no podía estar más logrado. Bueno, mejoraría con el esqueleto en una esquina de un afectado por los cierres de las urgencias, pero este paso todavía no se ha contagiado aún a la Comunitat. No como 'loscatalanes'.

Zapeando

En otro canal, La Sexta, Ana Pastor se marcó el domingo el mejor programa de El Objetivo ( hasta la fecha. Desmontó los argumentos de la Iglesia católica, dejó claro quiénes pagan impuestos en España -los trabajadores y poco más- y puso en aprietos a la Casa Real. Todo en uno. Y, sin embargo, hizo su peor audiencia, 1,079,000. Un seguimiento el suyo en curva descendente semana tras semana: 2,622,000, 2,170,000 y 1,456,000 la penúltima. Cuando desvele los intríngulis de la famosa balanza fiscal de 'loscatalanes' igual sólo la estaremos viendo usted y yo.

Perdiendo el Norte

Volviendo al asunto central del artículo, sólo una recomendación para profundizar en nuestras diferencias interestatales, una recurrente poesía de Francisco Vighi en 1920. Versos que a este paso deberíamos aprender de niños en todas las escuelas del país:

Para que te exaltes, castellano,
hombre seco, hombre de tierra.
Para que me odies, catalán,
más fenicio que de Grecia;
y tú, manchego retardado,
cazurro de alma plebeya;
isleño cursi y rastacuero,
balear ladrón, hijo de chueta;
leonés rencoroso y zafio;
montañés vano, hombre de cera;
y tú, aragonés que llamas
a la bestialidad franqueza;
para que me mates, levantino,
simulador de arte y de belleza;
vasco hipócrita y ambicioso,
insúltame con tu pobre lengua;
asturiano traidor y falso;
gallego llorón, y sin vértebras;
murciano sucio, feo y torpe;
extremeño de las cavernas;
madrileño que de Real orden
eres tonto por dentro y por fuera.
Yo os desprecio, os maldigo y os odio,
gentes cobardes de mi tierra.
Y para ti, andaluz idiota,
¡culebra!, ¡culebra!, ¡culebra!

Que lo musique la que tenga las mejores tetas de silicona del país y ¡marchando a Eurovisión 2014! que a esto suena España.

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9 comentarios

Panibérico escribió
04/07/2013 20:34

Lo que diga un burguesito nini y parásito, que probablemente no follara más que a putas, pues como que me la trae floja. No habla de La Rioja porque de aquella aún era Castilla La Vieja. Yo prefiero otro: No soy de un pueblo de bueyes, que soy de un pueblo que embargan yacimientos de leones, desfiladeros de águilas y cordilleras de toros con el orgullo en el asta. Nunca medraron los bueyes en los páramos de España. ¿Quién habló de echar un yugo sobre el cuello de esta raza? ¿Quién ha puesto al huracán jamás ni yugos ni trabas, ni quién al rayo detuvo prisionero en una jaula? Asturianos de braveza, vascos de piedra blindada, valencianos de alegría y castellanos de alma, labrados como la tierra y airosos como las alas; andaluces de relámpagos, nacidos entre guitarras y forjados en los yunques torrenciales de las lágrimas; extremeños de centeno, gallegos de lluvia y calma, catalanes de firmeza, aragoneses de casta, murcianos de dinamita frutalmente propagada, leoneses, navarros, dueños del hambre, el sudor y el hacha, reyes de la minería, señores de la labranza, hombres que entre las raíces, como raíces gallardas, vais de la vida a la muerte, vais de la nada a la nada: yugos os quieren poner gentes de la hierba mala, yugos que habéis de dejar rotos sobre sus espaldas. Crepúsculo de los bueyes está despuntando el alba.

emigrante escribió
02/07/2013 09:38

Y La Rioja? qué pasa con La Rioja que tampoco está en el poema? Cada autonomía por pequeña que sea tiene dercho a sus dos versos de insultos. En cuanto a los de mi tierra, yo debo ser muy cortito porque no acabo ver la ofensa. "Seco y de la tierra", vamos como el vino que además es el mejor de la península. Nosotros mismos también nos definimos como parcos y austeros, para Machado y su generación no eran defectos sino virtudes. Supongo que dependerá del punto de vista, para la Iglesia la credulidad y el fanatismo también son virtudes. Pero la mejor definición que he oído sobre los castellanos es una de Antonio Jiménez Rico comentando su adaptación al cine de "Las ratas": "es una gente que vive aterrorizada por la Naturaleza".

Beltza escribió
01/07/2013 19:05

¡¡Insidiash!! ¡¡lo que dice de los vascos son insidiash!! lo del resto se puede comprobar con sin mucho esfuerzo. Por cierto que se ha dejado a los navarros, eso o...no, no puede ser, no habrá sido capaz de juntar a los navarros con los vascos ¡¡Llamad a Del Burgo, a Barcina o a alguien a alguien para que deshaga esta afrenta a la navarridad españolísima!!

Lluís escribió
01/07/2013 08:05

Si bien coincido con el resto de comentaristas que se ha equivocado con mi región (con las otras la clava, por supuesto), reconozco que hizo más méritos que Felipe V, Franco y el Real Madrid juntos para fomentar la unidad entre españoles: todos a una para lincharle, cubrirle de brea y plumas y abandonarle en la frontera más cercana, sea la que sea.

Conde escribió
01/07/2013 02:13

Música le tenían que poner, pero para hacer el himno.

Álvaro González escribió
30/06/2013 17:59

Efectivamente, a pesar del pequeño error de la poesía con la tierra que me vio nacer a mí, debería entregarse en un folleto al entrar en el perímetro nacional.

jose escribió
30/06/2013 13:14

Genial el poema. Aunque como español debo decir que obviamente se solo se equivoca con mi comunidad. No es coherente que el pueblo con la tierra más fértil, mejor clima y mejor posición geoestratégica sea el más idiota... Saludos

Solidamente escribió
29/06/2013 16:53

Increíble el poema, la verdad

Perepunyetes Joe escribió
29/06/2013 16:25

Som tan desgraciats els valencians que ni tan sols Vighi ens va tindre en compte i ens deixa un trist "levantinos". Això sí, el "simulador de arte y belleza" es per emmarcar-lo a la plaça amb lletres d'or, per a escarment general.

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