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De los neutrinos superveloces a la "partícula de Dios"

LUCÍA SAPIÑA. 26/06/2013 El tratamiento de los medios de comunicación de estos dos temas a través del humor gráfico y los titulares

Peter Higgs, el descubridor del bosón que lleva su nombre, ha manifestado en diversas ocasiones su rechazo al término «partícula de Dios». La imagen fue tomada durante una visita del físico al Gran Colisionador de Hadrones (LHC) del CERN

VALENCIA. Con motivo del galardón Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica a Peter Higgs y Françoise Englert por el descubrimiento del bosón de Higgs, repasamos dos de los temas de la física de partículas que más han llamado la atención de los medios de comunicación en los últimos tiempos: los  neutrinos superlumínicos y el bosón de Higgs.

Si en ciencia no pueden existir enunciados últimos, que no puedan ser contrastados y -por tanto- refutados (como defendía Popper), y si aceptamos el conocimiento científico como «provisional» o como aquel que «aún no ha sido falsado», no deberían causar tanta agitación experimentos que parezcan contradecir enunciados establecidos y aceptados. Las historias de teorías que acaban superadas por otras más exactas nos atraen porque se adecuan perfectamente a la imagen que tenemos de la ciencia como disciplina en continuo avance. Esta idea nos ayuda a perpetuar la fe en un progreso ilimitado y de un mañana mejor. Ahora bien, ¿qué ocurre si estas «novedades» cuestionan al gran Einstein? Como mínimo, que corren ríos de tinta. Ocasiones para derribar figuras míticas no se presentan cada día.

Eso es lo que va pasó cuando el 23 de septiembre de 2011 el CERN comunicó que, en diversos experimentos realizados con el detector del Laboratorio del Gran Sasso (Italia), los neutrinos podían haber superado la velocidad de la luz. Si este resultado se demostraba finalmente correcto, cuestionaba la teoría de la relatividad especial postulada por Einstein.  Eso llevaba incluso a imaginar viajes al pasado. Un tema demasiado atractivo como para que los medios de comunicación lo dejasen escapar de manera que se lanzaron de cabeza mientras la comunidad científica acogía la noticia entre la perplejidad y el escepticismo. Desde el CERN se pidió prudencia porque un resultado así requería contrastar de nuevo los datos, pero el anuncio hacía difícil parar las especulaciones generadas ante una posible confirmación de los resultados obtenidos.

En noviembre de 2011 se repitió el experimento y los neutrinos volvieron a ser más rápidos que la luz. Se insistió en que se necesitaban nuevas comprobaciones como, efectivamente, así se demostró: en febrero de 2012 se aportaron nuevos datos que cuestionaban estos primeros resultados. El error apuntaba a una mala conexión de la fibra óptica entre la unidad de recepción de GPS y la tarjeta de entrada/salida de un ordenador.

Un estudio reciente de Martí Domínguez, profesor de Periodismo de la Universidad de Valencia, publicado en la revista Science Communication analiza esta controversia desde el punto de vista del humor gráfico en diversos periódicos europeos. Las viñetas son un instrumento de análisis de la realidad social y contribuyen a valorar cómo se reciben las noticias, cómo son interpretadas socialmente.
Einstein estaba equivocado

Si el descubrimiento científico no hubiera implicado la refutación de Einstein, la cuestión no se habría revestido de tanta importancia. Einstein es un icono en el imaginario colectivo. La revista Time lo eligió en 1999 como «personaje del siglo XX». El hecho de que el gran científico pudiera estar equivocado era una opción demasiado atractiva como para renunciar a ella o no aprovecharla al máximo.

Hubo, por tanto, toda una serie de viñetas que explotaron esta vertiente del Einstein perdedor ante algo  tan intangible como unos neutrinos empeñados en viajar más rápido que la luz. A pesar de la cautela mostrada por la comunidad científica, los humoristas consideraron interesante la batalla Einstein vs. neutrinos. Así decidieron mostrar al científico triste, con orejas de asno o sacando la lengua mientras científicos del CERN se la sacan a él.

Por otra parte, la posibilidad de que Einstein estuviese equivocado se entendía como un cuestionamiento de la fiabilidad científica. Si las teorías de Einstein se demostraban falsas ¿qué certeza podía quedarle a la ciencia? El proceso de falsabilidad se interpretaba así como una debilidad más que como una garantía para el avance del conocimiento. En vez de verse como un triunfo de la ciencia, la constante revisión de sus leyes se presentó como que no se le debía dar importancia a ningún resultado científico. En una viñeta de James Whitworth un niño le decía a su maestro: «Si un neutrino puede desafiar las leyes de la física, yo puedo entregar tarde mis deberes». Después del desmentido del CERN, el asunto ya no generó tanto de interés por parte de los dibujantes. De las 127 viñetas estudiadas, sólo 29 se dedicaron al desmentido. 
La «partícula de Dios»

El Bosón de Higgs es otro tema que ha captado la atención de los medios en los últimos años. El 4 de julio de 2012 el CERN afirmaba haber descubierto una partícula que, según las comprobaciones, era el bosón de Higgs. La revista Science  destacó aquel año el descubrimiento como el más importante del año para la ciencia. En marzo de este año el CERN aportó nuevos datos que reafirman la hipótesis de que, efectivamente, se trata del bosón de Higgs.

La partícula también se popularizó, a raíz del físico L. Lederman, con el nombre de La partícula de Dios. El título, propuesto por el editor del libro con el propósito de hacerlo más atractivo para los lectores, nunca ha cuajado entre la comunidad científica que con recelo un concepto que apela a la divinidad. El propio Higgs ha manifestado en diversas ocasiones su rechazo hacia el término. A pesar de eso, el nombre siempre ha encontrado eco en los medios de comunicación y hoy en día continua utilizándose de manera habitual.

Lea el artículo completo en la web de Mètode.

 

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Lucía Sapiña. Observatorio de las Dos Culturas. Revista Mètode, Universitat de València

 

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