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 La alcaldesa se enfrenta a su mayor reto: ganar la alcaldía con una posible imputación a cuestas y un grupo municipal que mira de reojo el día después

VALENCIA (X. AGUAR). La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, anunció días atrás -por segunda vez en pocos meses- que volverá a presentarse como candidata al ayuntamiento en 2015. Tras 22 años al frente del consistorio, desde 1991, la máxima responsable local quiere enfrentarse por última vez a unas elecciones cuya principal rival será ella misma y el propio desgaste de más de dos décadas al mando del Cap i Casal.

El equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Valencia ya no es lo que era. Los informes de la oposición apuntan a una caída de diez concejales si las elecciones se celebraran hoy, unas estimaciones que desde el PP reducen a la mitad, "perderíamos cuatro o cinco ediles como mucho", comentan fuentes populares del consistorio.

El anuncio de Barberá de que volverá a concurrir, sin embargo, no ha apagado las tensiones existentes entre los concejales. Las miradas de reojo en la pugna por el delfinato y los problemas de gestión derivados de la crisis económica, han incrementado los roces entre los ediles del Ayuntamiento de Valencia. "Existen conflictos, pero sobre todo fruto de la gestión: no hay dinero y nadie quiere cargar con responsabilidades que no son suyas", explican fuentes del consistorio.

Desde la llegada de Alberto Fabra al poder y, sobre todo, desde la marcha del exconcejal Jorge Bellver a la portavocía de Les Corts, las espadas se han desenfundado en el consistorio con la mirada puesta a la sucesión de Rita Barberá. Cabe recordar que Bellver estaba considerado el sucesor de la alcaldesa, pero el entonces indiscutible delfín optó por aceptar la oferta de Fabra y crecer políticamente en el ámbito parlamentario, una decisión que molestó a la alcaldesa.

Tras esto, y pese a la autoridad que ejerce la alcaldesa sobre el equipo de gobierno, se ha abierto el abanico de posibles aspirantes a la sucesión de Rita Barberá dado que, a juicio de las fuentes consultadas, aunque la lideresa volviera a vencer en las elecciones no prolongaría su mandato más allá del primer tramo de la legislatura. 

LA OPCIÓN BELLVER, TODAVÍA VIVA

Entre las posibilidades que se barajan para la sucesión de Barberá sigue estando presente la de Bellver. Fuentes próximas al ahora diputado señalan que, pese la decepción que supuso para la alcaldesa que se marchara al hemiciclo, la relación se ha suavizado en los últimos tiempos.

En este sentido, las citadas fuentes aseguran que la opción de que Bellver siga siendo el ‘delfín' de Rita Barberá siguen "vivas", pese a que en su día el concejal se marchara con ‘El Rubio' (Alberto Fabra), como así apodan al presidente en el entorno de la alcaldesa. De esta manera, Bellver podría concurrir tanto por la lista del Ayuntamiento de Valencia como a Les Corts, una opción que Fabra aprobaría, dado que el actual portavoz parlamentario mantiene buena relación con el presidente.

No es el único nombre que suena. Fuentes del ayuntamiento también apuntan la opción de Cristóbal Grau, un concejal con proyección que también es diputado provincial. En esta terna de nombres, se habla del edil de Urbanismo y secretario general del PP local, Alfonso Novo, o de la edil y exconsellera, Maria Àngels Ramon-Llin, conocida en Madrid por su etapa como diputada en el Congreso.

También ha sonado con fuerza el nombra del vicesecretario de Estudios y Programas del PP y diputado nacional, Esteban González Pons. De hecho, según señalan fuentes populares, Barberá llegó a telefonear al exconseller a raíz de las informaciones que le situaban como uno de los posibles alcaldables de Valencia en el futuro. El parlamentario se desmarcó de las publicaciones.

Esta amalgama de posibilidades -hay más- evidencian el escenario de vigilancia entre los concejales: nadie quiere quedar en entredicho en los próximos meses, época clave en el que la alcaldesa tomará una decisión sobre su futuro y el del grupo municipal.

Así, las fuentes consultadas admiten que los rifirrafes entre ediles han aumentado,. Al margen de las cuestiones relacionadas con las competencias de las diferentes áreas, los roces propios, algunos con años de vigencia, entre concejales -y también entre asesores- se han acentuado debido a las estrecheces económicas, las consiguientes dificultades para la gestión, las malas previsiones electorales y la incertidumbre sobre el futuro liderazgo. De hecho, cargos del consistorio admiten que el vicealcalde Alfonso Grau se ve obligado a multiplicarse para apagar los fuegos y ejercer de juez en los conflictos dentro de la bancada popular del Ayuntamiento.

EL ORGULLO DE RITA BARBERÁ

Diversas fuentes del consistorio consultadas por este diario coinciden en que la aspiración de la alcaldesa de Valencia a ser candidata está fundamentada en su propio orgullo. La mala coyuntura económica y los diferentes problemas que está atravesando el PP como por ejemplo los derivados de la corrupción, han puesto a los populares en la peor situación desde hace lustros.

Su posible imputación en el caso Nóos, que lastraría sus opciones, y sus diferencias con Alberto Fabra, han contribuido al desgaste, sobre todo mediático, de la alcaldesa, una figura que en los últimos años había sido tratada de manera mucho más benevolente. En unos momentos delicados, Barberá ha tomado la determinación pública de someterse a la prueba de las urnas, convencida de su capacidad para superar el examen y de ser una de las pocas dirigentes políticas capaces de evitar un desastre electoral del PP valenciano.