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VALENCIA. "Ha sido más fácil ser seleccionado por la plataforma de crowdfunding americana Kickstarter que conseguir un crédito en España". Así de sincero se muestra Carlos Ferrando, cofundador de Closca, una empresa que ofrece uno de los primeros cascos plegables de bicicleta diseñado en Valencia y que ha contado con la colaboración del Instituto de Biomecánica (IBV).

Completamente homologado, la iniciativa se adelanta a la obligatoriedad del uso del casco en vías urbanas que plantea la Dirección General de Tráfico (DGT), combinando una estética alejada de la puramente deportiva para resultar más versátil y atractivo para todo tipo de usuario.

La idea surgió cuando Ferrando intentó convencer a una amiga de la necesidad de usar este sistema de protección, pero esta le advirtió de la incomodidad de tener que llevarlo después en la mano y de lo impropio que resulta con la forma de vestir de una persona que trabaje en una oficina o tenga que cuidar su imagen.

INVERSIÓN COLECTIVA 'MADE IN USA' 

Después de darle muchas vueltas, Ferrando y Rafael Cerdá consiguieron el diseño que querían, con la posibilidad de aplicarle distintas fundas para combinar con la ropa que se lleve, e iniciaron el "duro trabajo de certificación". Al tratarse de un elemento de seguridad, las exigencias son muy altas y la colaboración del IBV resultó fundamental, según los impulsores del proyecto.

Al principio tuvieron que funcionar con sus propios fondos y buscaron vías alternativas a la financiación bancaria, que se cerraba en banda a dar crédito al proyecto. De este modo, recalaron ante la mayor comunidad de financión de proyectos de diseño entre particulares, la estadounidense Kickstarter.

Aunque esta decisión significó constituir una empresa en Estados Unidos y plantear toda la estrategia desde un punto de vista global, Ferrando reconoce que no fue tan difícil como parece, si se compara con las condiciones que se deben cumplir en España para sacar adelante un proyecto emprendedor.

PROCESO DE FINANCIACIÓN 

"En torno al uso de la bicicleta como medio de transporte urbano está casi todo por hacer, sobre todo en Valencia"; asegura Ferrando. Falla la infraestructura pero, a poco que se ofrece, la demanda sube, como ha ocurrido con la puesta en marcha del servicio de préstamo Valenbisi y los servicios similares en otras ciudades del entorno.

Aunque la captación de fondos va a buen ritmo, Closca necesita reunir un mínimo de fondos, que se ha cifrado en 45.000 dólares, para salir adelante, permitiendo que los futuros usuarios no sólo llegen a tener uno de los cascos, sino que puedan haber tenido el orgullo de hacer realidad este proyecto empresarial.