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MADRID. Al empresario Juan Abelló, uno de los ‘tiburones financieros' más populares del mundo de los negocios español, le ha fallado esta vez el olfato de cazador y ha perdido una fortuna con su salida del capital de Sacyr el pasado 5 de marzo, después de adelantarse a la desinversión que estaba planeando Novagalicia.

Juan Abelló siempre ha tenido fama en la city madrileña de saber irse de las compañías en las que participaba con beneficios y poco antes de que empezasen los problemas, como fue su salida de Banesto antes de la intervención y de los posteriores procesos judiciales a Mario Conde. Pero en el caso de Sacyr no ha sido así.

Novagalicia, que está intervenida por el Frob, había comunicado a la constructora presidida por Manuel Manrique su intención de desprenderse cuanto antes del 5,2% del capital que mantenía en el grupo de infraestructuras, tras lo cual la dirección de Sacyr se comprometió en ayudarla a buscar un inversor.

Y se contactó con el fondo británico Taube Hodson Stonex (TBS), que estaba más o menos interesado en una operación de estas características. De hecho, los contactos con el fondo llegaron incluso a comentarse en el consejo de la constructora, en el que ocupaba un sillón Abelló como vicepresidente.

APROVECHAR LOS CONTACTOS HECHOS

Sin embargo, la indecisión de la entidad gallega que muchas fuentes achacan a su control por el FROB y la lentitud para asumir decisiones, provocó que Juan Abelló se pudiera aprovechar del trabajo hecho desde la dirección de la constructora y alcanzase un rápido acuerdo con TBS para venderle un 5,9% del capital de Sacyr, operación que completó con la colocación de otro 3,7% entre inversores realizado por Goldman Sachs.

Con ello, Abelló a través de Torreal, liquidaba toda su participación en la empresa en la que había entrado como socio financiero más de once años antes. En un comunicado, la firma de inversión del empresario enmarcó su salida de la constructora dentro del "proceso normal de rotación de cartera de los inversores privados".

UNOS 200 MILLONES DE MINUSVALÍAS

Abelló colocó sus títulos a un precio que osciló entre los 1,618 y 1,712 euros por acción, lo que le reportó unos ingresos de 70,45 millones de euros pero unas minusvalías que podrían rondar los 200 millones, ya que le precio medio de compra de Sacyr por parte de Torreal, la sociedad inversora de este empresario, se situaba sobre los 7 euros por acción.

La cuestión es que tras la salida de Abelló las acciones de Sacyr, que ya estaban subiendo en Bolsa siguieron disparándose, en un importante "rally" bursátil en medio de fuertes rumores sobre la posibilidad de que un fondo extranjero estaba interesado en hacerse con Vallehermoso, la filial promotora de Sacyr, así como importantes adjudicaciones internacionales por parte de la constructora española.

Y la entidad gallega presidida por José María Castellano al final, terminó aprovechándose de ese "rally" el pasado viernes 31 de mayo, vendiendo su 5,2% en Sacyr en una colocación acelerada entre diversos inversores que realizó JB Capital Markets a un precio de 2,11 euros, es decir, muy por encima del valor al que vendió apenas tres meses antes Abelló, que había sido a entre 1,618 y 1,712 euros por título.

EL "RALLY" BURSÁTIL SE MANTUVO

La entidad intervenida por el FROB ingresó por esta venta 48,6 millones de euros, también con fuertes minusvalías. En 2012 ya había vendido otro 3.4% de Sacyr por algo menos de 20 millones y se apuntó minusvalías de cerca de 51 millones de euros.

Abelló era el tercer socio por volumen de acciones de Sacyr hasta su salida de la constructora, por detrás de Demetrio Carceller, que tiene un 15,9% del capital si se le suma la participación sindicada con el grupo canario Satocán, y del ex presidente del grupo José Manuel Loureda que tiene un 11,5%. Le siguen el actual presidente, Manuel Manrique con un 6%, porcentaje similar al del grupo Fuertes y con algo más del 5% el empresario de la construcción José Moreno Carretero.