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Maradona ha muerto

JOSÉ MARTÍNEZ RUBIO. 11/05/2013 "Multiplicamos panes, peces y modelos de iPhone a costa de derrumbes en Bangladesh..."

Las teorías del caos

José Martínez Rubio

Becario de investigación en la Universitat de València
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VALENCIA. Si la idea de Dios existe, dime quién te metió esa idea en la cabeza", nos explicaban las monjas a los nueve años, elevando la lógica dos palmos por encima del suelo, espada de Roma en mano, escuadra y cartabón, mientras la luz de Trento iluminaba nuestros jóvenes anhelos. "Si Dios no existiera", continuaban, "quién hizo las cosas, la tierra, el aire, el sol".

La misma luz divina que trascendía a los nueve años a través de las ventanas que daban al huerto del colegio, ese que ni Mendizábal, ni Madoz, ni los comunistas habían arrancado a los libros de historia. "Dios existe porque existe la pureza". Era incuestionable la razón pura de los hábitos, la filosofía de bolsillo de uniforme. Y en el centro, rodeada de naranjos en flor se levantaba una virgen de escayola, blanca inmaculada, virgen pura, como señal de que lo divino, igual que el yeso, perdura de generación en generación, desamortizada cada una de ellas, hasta el fin de los tiempos.

Si Dios existe, así en mayúsculas, debe de ser por insistencia. Nosotros hace tiempo que nos cansamos de los acertijos y acudimos con calma a venerar dioses propios, así en minúsculas, a ponerle velas al gordo de Navidad, a frotar los cupones del día por la espalda de algún jorobado, a colocar flores en los cementerios y en las curvas pronunciadas.

Multiplicamos panes, peces y modelos de iPhone a costa de derrumbes en Bangladesh, si es que Bangladesh existe de verdad en algún lugar del mundo (es decir, en algún lugar de la conciencia). Convertimos el agua en vino, y si te descuidas, el vino en agua. Bebemos lo mismo que dioses romanos, tumbados con los ojos turbios y buscando carne.

Pero para Dios, lo de Maradona, una veleidad que corregimos a tiempo; la mano del 86 se blanqueó en los cuartos de final, pero de manera distinta a aquella virgen de escayola, eterna y atemporal. El éxtasis fue el mismo. Ascéticos argentinos volando dentro del área para marcar el gol de la victoria sobre los ingleses, en justa venganza al rigor de Thatcher y la pérdida de las Malvinas. Luego vino la derrota, el puro con Fidel, las clínicas de desintoxicación en Cuba y todo lo demás. O sea, que la gloria también se corrompe.

De niño, Dios estaba en las oraciones condicionales. De mayor, entiéndase la complejidad, en la voluntad de no sucumbir ante lo que ya no era Maradona, porque aquel Maradona, el de 1986, el de la mano sagrada al viento, el que nos hizo creer que ganaríamos aunque fuera con trampas y tan fuera de nosotros como está México... no volverá nunca. Maradona ha muerto, que diría Nietzche.

Dios existe, qué duda cabe, pero el asunto está en el cómo. Método, método, le repetía Descartes a San Ignacio.

En tres días, se levanta en Valencia un templo efímero, fungible como la palabra de Judas, adonde vamos en peregrinación adictos de larga trayectoria y fumadores ocasionales. Por mayo se llena el parque de Viveros de casetas con altarcillos y hornacinas, donde se expone la Palabra con toda su diversidad ruidosa. Dios se volvió pequeño y en formato de bolsillo y tapa blanda. En cierto modo, la Feria del Libro (no se me vengan abajo) es la cueva de Lourdes donde familias, o solteros, o niños precoces se acercan a buscar respuestas para sobrellevar este valle de lágrimas que es la vida.

Sin faltar al ritual, este año volví a atravesar las puertas del templo, y a recorrer las capillas de pequeñas y medianas empresas libreras. Los libros se repetían como mantras, amontonados, sucesivos, en una fila interminable de colores. Recorría con la mirada un rosario de títulos, casi siempre los mismos, casi siempre los mismos autores, y casi siempre los mismos bretes rojos donde prometen el cielo en cada página (las recomendaciones de los críticos son como los consejos de los curas, un coaching espiritual y luego ya veremos; no me busques, que eso no fue exactamente lo que yo dije). En el fondo (y en la forma) Dios tiende a repetirse y a vender siempre los mismos best-sellers, lo de la culpa, el perdón, la salvación y todo eso: el esquema clásico de la novela negra.

No sé cuánto tiempo pude estar aquella tarde recorriendo los pasillos y las casetas de la Feria. Me asomaba entre la gente para ver las obras, pero siempre descubría lo mismo. La fe ciega es así de insistente. Serenaba mi ánimo la contemplación de tanto escaparate, con la esperanza de que la tierra prometida habría de llegar cruzando el Mar Rojo. Dios provee, eso sí que es cierto, porque yo acabé feliz y sin dinero al final del día. Un clásico también.

Cuando hube recorrido todos los puestos, me resistí a abandonar el parque, y así anduve contemplativo por entre los árboles y los bancos. No existe engaño más dulce que la paz espiritual. En un rincón escondido se levantaba una estatua blanca, pura, inmaculada, me pareció, aunque no fuera la virgen. "Dios existe porque existe la pureza", y recordé la inocencia a los nueve años.

Esa noche, el Barcelona ganó al Betis por cuatro goles a dos (esto es nimio), pero el segundo gol de Leo Messi alcanzó el mismo número de goles que Maradona marcara en toda su carrera. "Aquel Dios se nos quedó corto", pensé. Y mientras imaginaba rodeado de libros que la Feria ya habría cerrado y que ya estarían desmontando las casetas en mitad de la noche, entendí que Dios existe, pero que el asunto está en el cómo.

Las teorías del caos

José Martínez Rubio

Becario de investigación en la Universitat de València
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2 comentarios

JMR escribió
11/05/2013 20:53

Pues me hago mayor, así que tendré que quitarme lo de becario. Un saludo y disfrute de la playa, de cerca o de lejos.

11/05/2013 16:27

Buenas tardes: después de leer su razonamiento sobre Dios, Maradona y la Feria del Libro de Valencia. Me pregunto¿cuando tiene pensado quitarle la "etiqueta" de "becario" porque a media que pasa el tiempo "afina" sus comentarios y los mismos son "comprensible" En los años 70 un slogan del Banco Rio (Argentino creo que, hoy Santader) "Dios existe" de hecho muchos lo llevábamos en nuestro coches la pegatina.No se, si cuando mencionaban a "Dios" se referían al dinero del Banco Rio o la existencia en si mismo.- Un saludo,la niebla ya se levantó y todos se han marchado a la playa (al menos por aquí) Alejandro Pillado Marbella 2013

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