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El accidente del metro y la indigencia moral

JOAQUIM CLEMENTE . 30/04/2013

VALENCIA. El próximo 3 de julio se cumplirán siete años de la mayor tragedia de la historia reciente de la Comunitat Valenciana. Para hacerse una idea de lo que supone que 43 personas perdieran la vida en el accidente del metro de Valencia permítanme echar la vista atrás, a otra gran tragedia que conmocionó a la sociedad española, la pantanada de Tous. En aquella riada que anegó la comarca de La Ribera, destruyendo pueblos enteros, fallecieron diez personas. Sirva este dato, salvando las distancias entre ambos sucesos, sus causas y sus consecuencias materiales, para no perder la perspectiva de la gravedad de lo ocurrido aquella mañana de julio en los oscuros túneles de la línea 1 de Metrovalencia. 

Sin embargo, lejos de afrontar aquel trágico suceso con la responsabilidad que corresponde a un Gobierno, la Generalitat de Francisco Camps optó por una estrategia miserable tendente a tratar de tapar el agujero negro de una Valencia envuelta en fastos. La vida real, la que circulaba por el subsuelo de la ciudad, era un incordio, una molestia, una incomodidad.

Fue así como Camps y su entorno, en un ejercicio de indigencia moral, tejieron una estrategia para cercenar cualquier intento de investigar las causas del accidente más allá de echarle la culpa al conductor. El proceso judicial se cerró a una velocidad de vértigo, la comisión de investigación de Les Corts fue una parodia y, hoy se sabe, un teatro orquestado de mentiras y medias verdades, y el trato a las víctimas y a sus familiares, una ignominia.

Hace algo más de un año, en un blog colectivo en el que participaba ocasionalmente, La Paella Rusa, escribí una columna de opinión (bajo un viejo pseudónimo, como era y es norma en ese proyecto) en la que defendía que aquel fatídico 3 de julio de 2006, Camps abdicó de su obligación como presidente y menospreció a los ciudadanos a los que se debía. Perdonen la autocita pero creo que no sería capaz de volver escribir mejor lo que entonces dije:  

"Aquel 3 de julio de 2006 se citaron todos elementos que, aumentados, han desembocado en la dimisión de Camps: grandes eventos ligados al despilfarro, acuerdos opacos y sospechosos, ausencia de transparencia, dinero público sin control, corruptores y corruptos viviendo en harmonía, mentiras, silencios escandalosos, desprecios y criminalización de los que van contra su pensamiento único, alejamiento de los ciudadanos, connivencia con una farándula que busca de dinero fácil, dejación de funciones, negación a asumir responsabilidades trasladando las culpas a otros y un permanente intento por ocultar sus cada día mayores miserias". 

 

La reflexión venía a colación del anuncio que había hecho en esas fechas el nuevo presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, de que recibiría a las víctimas del metro. El vacío institucional al que les sometió Camps y los burdos intentos por criminalizar a la asociación que les representa -cuando alguien trata de restarle importancia a sus demandas de explicaciones asegurando que han cobrado indemnizaciones, "¡qué más quieren!", siento náuseas- merecía una reparación urgente por parte de cualquier gobierno.

Si el accidente había supuesto un punto de inflexión en el alejamiento de Camps de la realidad y su aislamiento de los problemas de los valencianos a los que debía administrar, para Fabra recibir a las víctimas, acabando con esa indecencia, debía ser el arranque de una nueva era, el punto de partida para visualizar una ruptura con la etapa anterior. 

Pero toda la esperanza que despertó en mi, y en muchos, la convocatoria de aquella reunión, se fue por un desagüe. Porque todo quedó en eso: en un gesto vacío de contenido. Fabra tenia ante sí la oportunidad de reparar una injusticia. Pudo prometer la reapertura de una investigación interna sobre el funcionamiento de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana, la que su predecesor tapó con mentiras y silencios. Y prometer que se asumirían responsabilidades políticas aunque fuera tarde.

Pero nada de eso ocurrió. Fabra optó por seguir aquel discurso ensayado por el que parece que el accidente fue inevitable. Como si el hecho de que 43 personas se maten yendo en un tren sea una desgracia, sí, pero es un riesgo que deben correr. Y no es que no haya nuevos elementos de juicio: informaciones periodísticas han revelado en los últimos meses como se montó aquellas farsa de la comisión de investigación de Les Corts. 

Los gobiernos se deben a sus ciudadanos. Y cuando ocurre una tragedia de estas características lo menos que se le puede decir a los afectados es que se investigará hasta el último detalle de las causas por las que un ser querido perdió su vida. Todo lo demás son excusas. Patéticas huidas como la que protagonizó en Salvados el actual presidente de Les Corts, Juan Cotino, el hombre que ofrecía puestos de trabajo a cambio del silencio.

No sé si algún día algún Gobierno valenciano reparará esta ignominia. Pedirá perdón por el daño que han causado a las víctimas, tanto por no evitar las causas del accidente como por la manipulación posterior. Mientras tanto, los ciudadanos debemos estar al lado de los nuestros. ¿Y aún se preguntan porque cada vez son más los que gritan 'No nos representan?


 

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4 comentarios

SO. ANDRES CASTELLANO MARTI escribió
04/05/2013 15:19

Ayer día 03/05/2013, la Plaza de la Virgen de Valencia y sus entornos se llenaron de gentes, que en humano recordaban a las victimas del accidente del metro... a la vez que se solidarizaban con los familiares que han sobrevivido. Allí eramos bastantes, muchos, miles, los que en silencio pedíamos lo que siempre una y otra vez se pide: se pide el reconocimiento político -de que se hacen las cosas mal. Y quien hace las cosas mal es responsable de todo cuanto ocurre -y debe asumirlo. ¿Tan difícil es ser humano y reconocer que uno se equivoca? Por lo que se ve los políticos valencianos son dioses y nunca se equivocan. También es conveniente no meter en el mismo saco a todos los políticos, siendo en este caso el segundo en responsabilidad de todo lo ocurrido el único como persona que se puede disculpar. Me refiero al propio conseller de Obras publicas Ramón García Antón, máximo responsable de todo cuanto ocurrió en el accidente. García Antón era ingeniero, y muy competente. Sabía los pros y los contras de todo cuanto ocurría en las lineas del metro. Sabía de sobra que en la curva donde ocurrió el accidente se debía prevenir la omisión de corrección de velocidad. Sabía que de despistarse el conductor del metro el accidente era inevitable. Y sabía, y bien que lo sabía, que allí se debían colocar las tecnologías necesarias para que ningún accidente ocurriera. Pero el señor García Antón estaba a las ordenes de un Honorable. Y este Honorable se debía a la política del partido al que pertenecía, se debía a la fantasmagórica política del PPV, y español. Y dicha política tenía como meta fastos de pan y circo, para ganar todas las elecciones valencianas en el tercer milenio cristiano. Gastando el dinero que se debía de invertir correctamente en lo necesario, gastándolo en lo innecesario. Y la fatalidad quiere que esto se sepa cuando ocurre el accidente. Y esto con honradez lo asume el propio conseller de Obras Publicas de la generalitat. Si bien son los cerebros pensantes del partido PPV los que deciden omitir su responsabilidad. El señor García Antón cuando muere, muere consciente de su culpa. Quienes nunca asumen su culpabilidad, son los que trabucaron los presupuestos que debían ser invertidos en el metro y se gastaban en otras cosas, o desaparecían en milagro randa. Y eso es lo que la sociedad valenciana pide. Se pide que dejen de ser dioses los políticos valencianos y se humanicen. O de lo contrario que se vayan a hacer gárgaras. So. Andrés Castellano Martí.

SO. ANDRES CASTELLANO MARTI escribió
03/05/2013 11:02

Hoy 03/05/2013, de nuevo en la Plaza de la Virgen de Valencia se concentrará un gran numero de personas, que en humano expresarán con su presencia el inhumano comportamiento de los políticos valencianos. Políticos que en su prepotencia políticamente se han equivocado en sus planteamientos, y han arruinado la vida de mucha gente. Sin que ningún político asuma su error. La concentración no es de gentes violentas, ni de personas que buscan el interés político; quienes allí acudan, -mírenlos bien, tienen el corazón sin vida, pues a quienes perdieron -familiares y amigos ya no están. También serán muchos los que acudan en solidaridad, única cosa que le queda a esta sociedad para sobrevivir de los chantajes políticos. Y aunque nadie levante la voz, sepan los políticos valencianos que las miradas de estos valencianos que en la Plaza se manifiestan les acusan de ser unos irresponsables. Unos incompetentes. Unos indeseables a los que no les importa estar en la cúspide política como gobernantes, así la sociedad valenciana se arruine y muera. Pues de ser competentes los políticos valencianos, de ser Homens tal como en nuestro carácter valenciano se entiende, el accidente del metro no hubiera ocurrido. So. Andrés Castellano Martí.

SO. ANDRES CASTELLANO MARTI escribió
02/05/2013 10:14

La irresponsabilidad de los políticos valencianos va a la par de su hipocresía. Son irresponsables e hipócritas. Pues ellos se creen que pueden hacer lo que quieran y encima engañarnos diciéndonos que lo hecho es lo correcto. Pero no es lo correcto todo cuanto han hecho. Pues han dilapidado la economía valenciana y han desgraciado a la sociedad actual que paga su irresponsabilidad. En esta nuestra sociedad no solo han sido victimas de la mala política los que perdieron su vida en el accidente del metro, también han sido victimas los “miles” de jóvenes que han muerto victimas de la droga, del vicio, de la desesperación. Los miles de jóvenes y de adultos que pululan por nuestras ciudades como zombis. Para los cuales la vida ya no tiene ninguna solución. Pero la hipocresía de nuestros gobernantes raya el mágnum, cuando los vemos que se nos presentan como redentores del propio mal que han ocasionado. En dicha hipocresía se les debe de dar el Nobel. So. Andrés Castellano Martí

Borja escribió
01/05/2013 10:08

Gran article, com sempre. I el de la Paella Rusa del 26 de juliol de 2011, també. http://www.lapaginadefinitiva.com/weblogs/paellarusa/2011/07/26/3-de-julio/1887

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