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GRANDES EMPRESAS PARALIZAN SUS PLANES DE COLABORACIÓN

El bloqueo político reduce las oportunidades de financiación externa de la Fundación Bancaja

JOAQUIM CLEMENTE . 25/04/2013 El retraso en la constitución de la nueva Fundación Bancaja está provocando que algunas grandes empresas españolas interesadas en participar en la obra sociocultural paralicen sus intenciones

VALENCIA. El bloqueo está dificultando la posibilidad de avanzar en acuerdos de colaboración que permitirían relanzar con garantías la actividad de la Fundación Bancaja. Al menos tres grandes firmas españolas han establecido contactos con la Fundación Bancaja interesadas en abrir vías de colaboración con la entidad que surgirá tras el proceso de transformación de la antigua caja de ahorros en una nueva fundación de carácter especial. Sin embargo, este interés se ha ido diluyendo por el notable retraso que acumula la puesta en marcha de la nueva institución y el desconocimiento existente sobre su futura composición.

La indefinición en la que se encuentra el futuro de la fundación ha frenado estas propuestas. "Todo se ha quedado paralizado hasta que se sepa quién va a estar al frente de la fundación, cómo se va a componer su patronato y cuál será su filosofía de gobernanza", explican fuentes conocedoras del la situación. 

La Conselleria de Justicia, responsable de las fundaciones en la Comunitat Valenciana, nombró el pasado 11 de febrero a la comisión gestora de la futura Fundación Bancaja. Desde entonces solo se han reunido en una ocasión. En esa reunión se constituyó el órgano que ha de dirigir el proceso de elaboración de los estatutos y de propuesta de los patronos, un trabajo que Bancaja ya tenía avanzado antes de su desaparición como entidad financiera.

Sin embargo, desde entonces no se ha conseguido dar el segundo paso. Los motivos que se arguyen desde el entorno de la gestora están vinculados al conflicto existente con la Fundación Caja Castellón y con la actividad que desarrolla la Fundación Bancaja en Segorbe. Ambos han pedido desligarse de la nueva fundación y reclaman los fondos que les corresponden por su financiación. 

CONFLICTO POLÍTICO

La solución a este conflicto planteado por Castellón y Segorbe está enquistada. En el primer caso existe un acuerdo del consejo de administración de Bancaja por el que se acordó permitir la escisión de la Fundación Caja Castellón, traspasándole 20 millones de euros y cancelando el contrato que mantenían las dos partes para garantizar su financiación y que se remonta a 1991, año de la fusión de Caja Valencia y Caja Castellón en Bancaja.

Ese acuerdo, sin embargo, tenía que haberse ratificado en la asamblea de Bancaja. Sin embargo la abrupta disolución por ley de la caja de ahorros impidió que se celebrara la asamblea, con lo que aquel acuerdo está en el limbo.

La Fundación Caja Castellón ha modificado ya sus estatutos desligándose de la Fundación Bancaja y renovando su patronato y ahora reclama el dinero para desarrollar su actividad en solitario y de forma independiente. Pero el acuerdo con la entidad con sede en Valencia no está ni mucho menos claro.

De hecho, esa negociación para resolver el enfrentamiento no avanza, atascada en la Conselleria de Justicia que dirige Serafín Castellano, también secretario general del Partido Popular de la Comunitat Valenciana, pillado entre dos aguas. "Se trata de un conflicto político. Parece que un asunto que debería afectar únicamente al diseño profesional de una fundación se ha incluído dentro de una agenda mayor con intereses territoriales y de partido", explica una fuente conocedora de la negociación.

LA ATOMIZACIÓN DE LA FUNDACIÓN

Las pretensiones de la Fundación Caja Castellón y de la Comisión Delegada de Segorbe (en este caso no existe una fundación autónoma) amenazan con atomizar la futura Fundación Bancaja en torno a la cual sus actales gestores buscarían crear una gran fundación sociocultural de alcance autonómico. No son pocas las voces que reclaman que se evite esa ruptura y se apueste por una única fundación que incluya a la Fundación Bancaja, a la Fundación Caja Castellón y a la también paralizada Fundación CAM, pero las históricas reticencias territoriales hacen prácticamente imposible el proyecto. 

Desde Castellón, los argumentos llegan más lejos: "En el caso de la Fundación Caja Castellón la posibilidad de fusionarse con la Fundación Bancaja está descartada", explica un veterano conocedor de las interioridades de ambas casas. "Bancaja tiene riesgos jurídicos considerables que podrían representar un quebranto patrimonial que Castellón quiere evitar", explican las misma fuentes. No obstantes, medios jurídicos consultados por este diario descartan de plano cualquier afectación por este motivo.

Se refieren las citadas fuentes a las querellas presentadas fundamentalmente por la gestión de Bancaja en Banco de Valencia que afectan a José Luis Olivas. "Si en el caso de las prefentes, por ejemplo, parece claro que la responsabilidad recaerá en Bankia como sucesor del negocio, en el caso de Banco de Valencia no está tan claro", señala la misma fuente que resalta que la "Fundación Caja Castellón está exenta de este riesgo".

EL PROYECTO DE UNA GRAN FUNDACIÓN    

Estas incertidumbres, en todo caso, no son tan relevantes como la intención real que subyace en todo el conflicto de mantener cuotas de poder territorial y económico, aun a costa de impedir la constitución de un gran proyecto de fundación única regional con un importante potencial de actividad social y cultural, capaz de atraer a destacadas empresas y entidades financieras para su sostenimiento económico y una relevante capacidad de iniciativa en diversos terrenos.

"El objetivo debería ser crear una sola fundación, incluyendo la de la CAM, aunque eso pudiera representar asumir el coste de las cuotas participativas. Habría que dar un paso al frente para lanzar un proyecto ambicioso y no ceder a presiones territoriales y políticas de campanario", explica un destacado dirigente empresarial.

Sin embargo la falta de voluntad política impide esa opción. La Generalitat, que es en estos momentos la responsable de las fundaciones, no está dispuesta a asumir el coste político de imponer a Castellón y Alicante la fusión en una sola fundación. En el caso de Castellón, el propio presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, por su ascendente en La Plana, podría servir de mediador en la situción. Pero precisamente por el juego de equilibrios políticos y de partido, la posibilidad de arbitraje parece descartada.

En el caso de Alicante, tan reticente siempre a cualquier fusión con Valencia, la situación es extremandamente compleja. Ya allí se desperdició, por falta de decisión política, la posibilidad de transformar CAM en una fundación vinculada a Sabadell, que estaba dispuesto a financiarla. El banco que preside Josep Oliu se hartó de esperar y de comprobar la politización que se estaba dibujando en la nueva fundación. Un riesgo que ahora también corre la Fundación Bancaja. 

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