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El Palau de les Arts ofrece por primera vez esta obra, una de las más representadas en el mundo, que el Real pensaba hacer con la Filarmónica de Berlín y ha suspendido para recortar gastos

VALENCIA. El Palau de les Arts de Valencia pone en escena por primera vez a partir del próximo 6 de abril la ópera La flauta mágica, de Wolfgang Amadeus Mozart. Se trata de una de las obras más justamente célebres del repertorio y de la historia de la música en general.

En la célebre página especiƒalizada Operabase figura en cuarto lugar de las óperas más puestas en escena del mundo, con 571 representaciones entre las temporadas 2007/08 y 2011/12. La compleja simbología que encierra está relacionada con la vinculación de Mozart a la masonería.

Víctima de los recortes en Madrid

Se da la circunstancia de que esta era una de las obras que tenía previsto poner en escena el Teatro Real de Madrid, con la Filarmónica de Berlín en el foso, dirigida por Simon Rattle, pero que se ha caído de cartel debido a los recortes que ha propiciado la crisis. En su lugar, los filarmónicos berlineses ofrecerán varias interpretaciones de la Novena sinfonía de Beethoven.

No es mala opción en absoluto, pero no deja de ser una solución de compromiso y cabe lamentar que al final no se ponga en cartel la producción de Robert Carsen que estaba prevista. El director artístico del Real, Gerard Mortier, se ha lamentado de este cambio , que supondrá un ahorro de 700.000 euros sobre el millón y medio incialmente previsto.

Cabe felicitarse, pues, de que en Valencia sí podamos disfrutar de una Flauta mágica en esta temporada de recortes. Será además el penúltimo plato fuerte de la temporada en ópera en Valencia antes del Otello previsto para junio con dirección de Zubin Mehta, dentro del Festival del Mediterrani. En el caso de La flauta mágica será Ottavio Dantone quien estará al frente de la Orquestra de la Comunitat Valenciana y la dirección escénica estará a cargo de Stephen Medcalf.

Esta obra, titulada Die Zauberflöte en el alemán original, se estrenó en Viena meses antes de la muerte de Mozart, es un Singspiel u ópera popular con libreto de Emmanuel Schikaneder, extremadamente disparatado con personajes fantásticos de variada inspiración mitológica. El mago Sarastro representa en cierto modo el bien y la Reina de la Noche el mal, aunque en un principio aparentan lo contrario y el desarrollo va descubriendo la verdad. La pareja seria Pamino-Tamina tiene su contrapartida en la cómica de Papageno-Papagena.

El número tres o la perfección

La simbología está presente en toda la obra y ha dado lugar a múltiples interpretaciones. El número tres, que simboliza la perfección está continuamente repetido: La obertura está en mi bemol mayor, que lleva tres bemoles en la armadura, y se inicia con tres acordes. Tres son las damas de la Reina de la Noche y los tres muchachos que intervienen, etc.

En cuanto a la música, Mozart utiliza la base formal popular para ofrecer una variadísima paleta musical en lo que, junto con el Réquiem y el Concierto para clarinete y orquesta había de ser su testamento musical. En la obra hay los más variados géneros y estilos, desde la fuga hasta el Lied, sin olvidar la impresionante exhibición de coloratura de la Reina de la Noche, en la línea de la opera seria italiana.

Y en la armonía y la instrumentación hay un claro avance de Beethoven y Weber, e incluso hay quien ha querido ver esbozos del leitmotiv wagneriano. Obra admirada por Hermann Hesse, que la consideraba un canto a la vida, cautiva por su genialidad, fruto de la perfecta disposición de elementos heterogéneos y fantásticos. Disfrutemos, pues, de una de las más bellas creaciones de la historia de la humanidad.

Y no quisiera acabar estas líneas sin recomendar una grabación de esta obra que no figura entre las que ya he citado en alguna ocasión. Se trata del primer registro según la técnica digital, dirigida por Herbert von Karajan a la Filarmónica de Berlín y el Coro de la Deutschje Oper. Está en Deutsche Grammophon.