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Los dirigentes que susurraban las verdades y daban confianza

C. SIERRA. 30/06/2010 Reproducía ayer este diario unas declaraciones realizadas en el Instituto Goethe de Madrid por la escritora rumana Herta Müller, Premio Nobel de Literatura 2009, donde aseguraba que "patriotismo es señalar lo que no está bien". Tal aserto puede aplicarse del mismo modo a las críticas explícitas del presidente de la patronal valenciana, José Vicente González, al proceso de fusiones iniciado por Bancaja y la CAM..."

Afirmó González ante la Asamblea General de la CEV que el modelo elegido para la fusión de estas dos entidades no era la opción que la patronal ha defendido de forma reiterada. No se anduvo el dirigente cpor las ramas a la hora de señalar sus objeciones: "Las circunstancias y los tiempos podrían haber sido distintos si anteriormente se hubieran hecho unas cosas y no se hubieran hecho otras. Por ejemplo, no tanta inversión en el sector inmobiliario, no abrir una oficina al lado de la otra, pensar en Comunidad y no en provincia y planear a tiempo una estrategia que permitiera liderar el proceso". Más claro, agua.

Las palabras del patrono resuenan valerosamente en medio del silencio sumiso de la mayoría de los agentes económicos y sociales de Valencia, incluidos los más afectados, ante unos procesos que han culminado con la pérdida para la economía valenciana de dos importantes centros de decisión. No es más útil para la sociedad el que calla y otorga sino el que se atreve a levantar la voz y señalar los errores para que no vuelvan a producirse.

Gestos como el aplomo mostrado ayer por JV González a la hora de señalar "lo que no está bien" son los que hacen falta frente a una clase dirigente que parece cómoda dentro de la inercia del pasado y cuya acción de gobierno más bien  asemeja a una triste mueca propagandista vacía de contenido. Las palabras de los gobernantes no importan, son sus hechos los que marcan la diferencia.

Y aplomo debería ser también la virtud que mostraran los directivos de las dos cajas valencianas, que desde que firmaron la fusión han desaparecido del escenario. Ahora es cuando más falta hace un discurso sólido y de confianza en el futuro para los trabajadores, los clientes y la sociedad como el que lanzó ayer Rodrigo Rato ante 2.800 directivos de Caja Madrid, "sea cual fuera la marca que cuelgue en la puerta de la sucursal". En Valencia como en Alicante y mientras no se demuestre lo contrario, podría estr acercándose la hora del sálvese quien pueda dentro de una negociaciones imprevistas situadas dentro de un proceso improvisado.

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