X AVISO DE COOKIES: Este sitio web hace uso de cookies con la finalidad de recopilar datos estadísticos anónimos de uso de la web, así como la mejora del funcionamiento y personalización de la experiencia de navegación del usuario. Aceptar Más información
GRUPO PLAZA
EL CABECICUBO

'Aquellas movidas'
Los documentales de contracultura y rock en los 80 que ignoran Valencia

ÁLVARO GONZÁLEZ. 02/03/2013

MADRID Entre otras muchas materias, al Gobierno no paran de lloverle críticas por su gestión en Televisión Española. Los informativos han perdido los mínimos de imparcialidad que habían alcanzado con Zapatero y, por ejemplo, en Documentos TV se nos enchufó por intravenosa y con sifón un documental sobre lo maravillosa que era Esperanza Aguirre que aún nos tiene temblando.

Son tantos los atropellos que entran ganas de rodear La Moncloa agitando antorchas y herramientas de labranza, sin embargo, hasta a este Gobierno, cuando tiene razón hay que dársela. Otra cosa es que tenga razón porque se ha equivocado.

Aquellas movidas - Frenesí en la gran ciudad - La Movida madrileña (1 y 2)

Acaban de emitirse por La 2 una serie de documentales Aquellas movidas sobre el estallido de la Movida madrileña, los movimientos coetáneos de Galicia y Euskadi y la contracultura catalana. Si hubiesen echado documentales sobre terroristas se hubiera montado un escándalo, pero los protagonistas de la lucha armada no son, en realidad, tan malas personas como los artistas. Un terrorista es un soldado al fin y al cabo, pocas decisiones habrá podido tomar libremente en su vida, siempre encadenado a un entorno o a un fanatismo. 

Pero en el mundo de la cultura es diferente. Raro será que los punks, los dibujantes de historietas, los libertarios, los nudistas, los músicos o los pintores puedan arrepentirse algún día de haber escupido al orden y la ley. Esos ataques son a conciencia y, no obstante, la televisión pública les ha dedicado cinco capítulos de una hora cada uno.



Es que se hace verdaderamente extraño ver a Tierno Galván bebiendo de una litrona a morro con comentarios elogiosos por todas partes, definiéndole como "alcalde ejemplar", "hombre irrepetible". Del mismo modo que choca ver a los miembros de Kortatu, luego Negu Gorriak, comentando sus estancias en comisaría.

Explicaciones de que lo mejor de la movida en Galicia es que sirvió para arrinconar y marginar al franquismo sociológico. Los catalanes hablando de orgías, amor libre, travestis, el misticismo de la heroína ¿es ésta la televisión que quiere Rouco Varela? ¿Qué está pasando con el PP? Es lo de menos. El caso es que estos reportajes han estado muy bien para lo que estamos acostumbrados a encontrarnos a la hora del sillón-bol. Los emita quien los emita.

Aquellas movidas - Galicia Canibal (Ver vídeo)

 
El auge cultural en España a la caída del franquismo o en sus estertores es mostrado como un gran mosaico, con variedad de fuentes, y por una vez atiende más allá de lo anecdótico a lo que ocurría fuera de Madrid. Partamos de un hecho, durante los años 90, todo lo relativo a la Movida madrileña estaba más muerto que Carracuca. Los protagonistas de esta etapa, quienes la vivieron, eran gentes que llevaban asquerosos jeans de cuero y tenían aspecto cadavérico. La siguiente generación les relacionaba directamente con los estragos del caballo, el sida, lo hortera, lo casposo y lo ridículo. Esto era así. Y para diferenciarse aún más, los nuevos grupos cantaban en inglés. El de la EGB, pero ese es otro problema.

No obstante, sí hubo grupos transversales. Los gallegos, por ejemplo. ‘Galiza canibal' de Os Resentidos nunca ha pasado de moda. Siniestro Total se ha seguido escuchando en los institutos hasta la llegada de Internet. Los grupos vascos tampoco han descabalgado. Eskorbuto sólo ha hecho que aumentar su leyenda con el paso de los años. ¿Pero Alaska? ¿Nacha Pop? ¿Los Secretos? Todos estos grupos, los más citados y homenajeados, en los 90 eran considerados la gama alta, gold line, del mal gusto.


Aquellas movidas - Barcelona era una fiesta underground (Ver vídeo)

Por eso es de agradecer la amplitud de miras y que, si se habla de la Movida, se citen otos puntos de España además de su capital que tienen quizá más, o mejor, que contar sobre estos tiempos. Es el caso de Cataluña. El último capítulo de la serie se centra en Barcelona. La tradición de hippies libertarios, dibujantes, zumbados en general, venía ya de antes de fallecer el Caudillo. La contracultura allí era sólida. Llegó de una forma más natural. Los comics editados de Cataluña cambiaron a la juventud de todo el país. No fue un fuego fatuo aunque luego todo acabara sucumbiendo igualmente. Y se hundió, en esencia, por la mercantilización de todo y la apropiación propagandística que hizo el PSOE de toda la ‘modernidad'.

Sobre la capital, el neoyorquino Paul Collins -genio absoluto del power pop que eligió esta humilde villa como lugar de residencia- dice que lo que más le sorprendía era la poca importancia que se le daba al dinero. Todos compartían, vivir era barato, beber, drogarse, ir de un lado a otro, todo podía hacerse sin ser prohibitivo. Hoy, ir de la periferia al centro de la ciudad ya asciende, de entrada, a un mínimo de cinco euros.

Ese fue el verdadero caldo de cultivo de una época que ahora se reivindica. Hacer las cosas para vivirlas, no para rentabilizarlas. Y queda bastante claro en las cinco horas de documental. De repente, la vida en un país gris se volvió estimulante por la pérdida de sentido del ridículo, por un lado, y la posibilidad de sobrevivir sin unos ingresos fijos, por el otro. Esa mezcla lo volvió todo excitante, divertido, digno de ser recordado. Ahora, no obstante, sería muy complicado reproducir ese contexto.

¿Y Valencia qué?

Pues a Valencia ni agua. Esa es la pena. Los documentales no tienen problema para adentrarse a principios de los 90 en algunos tramos, a finales de los 60 en el caso catalán, pero lo ocurrido en esta región en los 80 no es ni siquiera mencionado. Una pena, cuando se puede afirmar sin pudor que, al margen de Cataluña, la efervescencia cultural underground más genuina que ha habido en España fueron los albores de llamada peyorativamente Ruta del Bakalao. Un fenómeno al que acudían desde Londres, desde Berlín, no a hacer turismo, sino a disfrutar a tope en la vanguardia.



Así lo explica a ValenciaPlaza.com César Campoy, crítico musical valenciano de la revista Efe Eme: "Valencia y alrededores se convierte, desde principios de los 80, en vanguardia, más que de música en directo, de lo que podríamos considerar ambiente de sala, de discotecas -los casos más significativos son los de Barraca o Chocolate- y espacios que importaban sonidos, sobre todo anglosajones y germanos, que, desde aquí eran amplificados al resto del Estado. Es más, muchas bandas internacionales actuaron mucho antes en este tipo de recinto (incluso a horas intempestivas), que en los considerados centros de la música española: Madrid y Barcelona. Y hablamos de música, pero también de diseño, moda o cine, a partir de la gestación de una especie de espíritu o filosofía "mediterráneos".

A Campoy tampoco le han convencido mucho estos reportajes: "Se trata de correctos, normativos y convencionales documentales. La industria audiovisual española siempre ha tenido un problema con el género musical y, salvo contadas excepciones, lo sigue teniendo. Sin ir más lejos, todavía andamos esperando EL DOCUMENTAL sobre La Movida. Algo que vaya un poco más allá, aunque sea mínimamente, de la clásica estructura imagen de archivo-declaración-imagen de archivo... Un punto de creatividad no estaría mal"

Eduardo Guillot

Tampoco el crítico de Rock de Luxe, el también valenciano Eduardo Guillot, tiene una opinión mucho mejor: "Me han parecido correctos en líneas generales, pero en mi opinión forman parte de una corriente revisionista que busca más perpetuar la "leyenda" que cuestionarla. Creo que existe cierta tendencia a mitificar en exceso una época que tiene más claroscuros de los que generalmente se nos dice".

En cuanto a la escena local, Guillot cree que si no se recuerda, o aparece citada en trabajos como el emitido por La 2, es por una falta de autopropaganda: "Existió una movida valenciana, claro. De hecho, se llamaba así, un poco a imitación de la madrileña. Tuvo poco eco porque lo que trascendió a nivel nacional en el terreno musical fueron los grupos tecno pop, y Valencia quedó etiquetada como ciudad sintética: El éxito de Glamour, Video -primer disco de oro del pop valenciano con "Videoterapia", 1983- y, en menor medida, Betty Troupe, eclipsaron la diversidad musical de la ciudad. Eran grupos que trabajaron con productores como Tino Casal o Nacho Cano, que no eran precisamente los más "in" de la movida capitalina. Sin embargo, hubo también una combativa escena punk -Interterror, La Resistencia-, por poner un ejemplo. El problema era que, entonces como ahora, no había voluntad de presentarse en el exterior como si todo fuera parte de lo mismo, como sí hizo Galicia, aunque los grupos fueran muy diferentes".



Igual que Campoy, que también considera que la 'etiqueta de tecno' ha ocultado otras manifestaciones locales: "Por supuesto que en ciudades como Valencia y Castellón existió una especie de circuito roquero a partir de grupos, garitos, sellos, medios de comunicación. Bandas como La Morgue, Ceremonia, Última Emoción, Gabotti, Interterror, La Resistencia, Morcillo, Carmina Burana, Cómplices, las aventuras de Hilario Cortell, Scooters... y de templos como Gasolinera o Planta Baja. No obstante, no dejó de ser un circuito, casi residual, muy de andar por casa.

De todo aquello, fuera de las fronteras valencianas, tan sólo trascendió "la santísima trinidad", es decir Seguridad Social, Presuntos Implicados y, con el inicio de los 90, Revólver, cuando dos de estos grupos no pueden ser considerados, estrictamente, valencianos, además de aventuras que estuvieron a punto de cristalizar a nivel estatal como Armas Blancas, Video, Betty Troupe o los mágicos Glamour de José Luis Macías, luego en Comité Cisne, junto a Carlos Goñi; muchas de ellas, relacionadas con sonidos más tecno, porque se supone que, para gran parte de las personas que dirigían la industria musical española, Valencia era poco más que una cuna de los sonidos electrónicos; idea, en gran medida, potenciada por aquella cultura de salas de la que hablábamos al principio".

Ya hay un documental, '72 horas', que recoge toda esta escena. Con Cataluña, quizá la única que verdaderamente marcó la diferencia en Europa dentro de la piel de toro ¿Harán falta otros treinta años para que en los medios generalistas se le dé la debida consideración?

Comparte esta noticia

7 comentarios

Pablo escribió
06/03/2013 23:54

me pregunto por qué le choca al autor que Kortatu hablen de cuando les llevaban a comisaria...

keenan escribió
04/03/2013 14:21

Armin, se me habían olvidado Kortatu que también pegaban mucho por aquí. Dentro del rock nacional también se me olvidaban Barricada y Tahures Zurdos, que tenian mucho apoyo en Euskadi (yo nunca me canso de la voz de Aurora Beltrán). Y en las listas de éxitos de los 40, se me olvidaban Sergio Dalma y Laura Pausini ;) que tenían mas de dos y de tres fans entre las féminas, aunque ahora ninguna quiera confiesarlo. Luego, aqui en la Margen Izquierda, también pegaba Eskorbuto (hermanos mayores, una vez más), Parabellum .... Y entre llos grupos que cantaban en inglés, pues U2 gustaba bastante, y también me pilló el boom de Oasis en el 95, que si bien nunca llegaron a ser super populares en mi zona, si que veias a gente con la camiseta esa del logo negro. Y un poco mas tarde en el 96-97, No Doubt y Smashing Pumpkins también pegaron bastante, sobre todo entre los chicos de clase media con aspiraciones artisticas que empezaban a soñar con macs. Yo, la verdad, de la ruta del Bakalao tengo en parte mala imagen porque sabias lo que te contaba la tele, y la tele daba una imagen decadente, de droga en cantidades industriales, accidentes de coche, sordidez... con la escena del rock radikal vasco, pasa lo mismo, ha quedado una imagen de droga, decadencia, etc.

Armin Tanzarian escribió
04/03/2013 10:14

Keenan, desde Zaragoza y con tus mismos años (o casi) confirmo 100% tus recuerdos. En mi caso, por motivos obvios, el rock radikal vasco sonaba menos (algo de Kortatu y la polla records, que es más punk que basko) y se oía más Heroes que la media española. Por lo demás, misma distribución. A lo mejor es que éramos muy raros, oye... Para mí, el mejor grupo que ha dado Euskal Herria es Dinamita pa los pollos. Y de Aragón, me quedo con Más birras o Tako.

Perepunyetes Joe escribió
04/03/2013 10:08

De l'escena castellonera es va fer un documental l'any passat, "Kamikazes en la oscuridad".

Perrin escribió
03/03/2013 20:46

De la Ruta se hizo en su día este documental en Canal Plus, que por lo menos es entretenido. www.youtube.com/watch?v=qNJ5HgYHOn8

keenan escribió
03/03/2013 17:48

En este país, siempre que se habla del pasado a nivel cultural, hay wishful thinking retroactivo. Yo iba a un insti publico en le Gran Bilbao en el 90 y pocos, y lo que lo petaba era el rock nacional (Siniestro Total, Heroes del Silecio tambien tenián su público), el rock radikal vasco en su verión mas pro-abertxale(S.A., Piperrak, Negu Gorria, Latzen), el Hard-Rock americano y el heavy europeo (Guns and Roses, Helloween) y entre los buenos estudiantes y gente formal, Amistades Peligrosas y Roxette (y Dire Straits y Queen los que tenían hermanos mayores). Y el que tenía algun hermano toxicomano o por ahí, Sex Pistols y demás clásicos del punk. Y luego llegó el Eurodance, que ese si que es un fenomeno obviado y menospreciado por los medios. O sea, nada que ver con lo que se revindica en los medios.

desko escribió
02/03/2013 17:12

¿No crees que es mejor así? El movimiento underground, post,,, o lo que sea, todavia está vigente. Aunque no lo parezca. Los jovenes hacen cosas parecidas, si no idénticas, de lo que se hacía entonces. Y la RUTA DEL BAKALAO, pervive, su espíritu aún suena.

Escribe un comentario

Tu email nunca será publicado o compartido. Los campos con * son obligatorios. Los comentarios deben ser aprobados por el administrador antes de ser publicados.

publicidad
publicidad