MARÍA PAULA OCAMPO. 26/02/2013 La prestigiosa figurinista pasó por Valencia a dar una conferencia sobre sus métodos de trabajo. Fue entrevistada por la periodista colombiana María Paula Ocampo y opinó sobre su relación con algunas de las más rutilantes estrellas de Hollywood, de España y de la moda

imprimir

Comparte esta noticia

• Tweet
• meneame

Otras noticias

• El Tribunal de las Aguas se suma al 125 aniversario de Aguas de Valencia
• Grezzi quiere Metro nocturno y más bus para desterrar el coche privado del ocio
• La reparación de la climatización recupera la mayoría de cuadros del San Pío V afectados

VALENCIA. Imagínese sentado en una mesa de algún recóndito lugar en Israel esperando un plato de pasta cocinado por Sofía Loren. No es la escena de ninguna película, es el recuerdo más preciado que tiene Yvonne Blake de la actriz Italiana en la película la 'Venus de la ira' en 1966.

"Hacer mi primera película con Sofía Loren a los 22 años fue para morirse, los trajes no eran grandes vestidos, llevaba cosas muy ligeras y desgastadas". Aun así, con su participación, Blake catapultaba una larga carrera como figurinista que inició en el Londres de Mary Quand y sus girasoles de colores.

Yvonne, de origen inglés, lleva más de cinco décadas en el cine. Ha trabajado con Elizabeth Taylor, Marlon Brando, François Truffaut y Audrey Hepburn. Al Pacino, Ava Gardner y Raquel Welch en más de 50 producciones.

Atesora un Óscar, cuatro Goyas y varias nominaciones entre otros galardones. El último premio le fue otorgado en 2012 por la Academia de Cinematografía Española. Fue titular de la casa de vestuario Bermans, colaboradora de la productora de terror Hammer, reconocida por títulos como Drácula, La Momia y Frankenstein.

Diseñó los famosos bikinis de visón para las artistas que posaban en la playa durante el festival de Cannes en 1962, realizó trajes para la actriz británica Margaret Rutherford y todo el vestuario de la serie de Ricardo Corazón de León.

El Óscar de la revolución rusa

Un sorbo de gin tonic para aclarar la voz y darle tiempo al cuerpo cuando se tocan ciertos temas. Eso hizo la figurinista al hablar de Nicolás y Alejandra, la película que la hizo merecedora de un Óscar en 1972.

La experiencia no fue agradable, su primera gran producción la hizo odiar la profesión. Para entonces Blake pisaba los 30 años y dirigía un enorme departamento de vestuario compuesto por veteranos en el tema, especialistas en uniformes rusos, decorados y accesorios, entramado que describe como un tejido de envidias y malos rollos. "Lloré mucho con esta película, me hicieron la vida imposible porque yo era más joven. El productor era un hombre muy grosero y controlador".

Por eso cuando recibió la estatuilla del Óscar tenía muy claro su discurso de agradecimiento. "No quería darle las gracias a nadie porque todos habían sido unos desgraciados, entonces dije: Si no fuera por la revolución rusa yo no estaría aquí".

Pero al productor de Jesucristo Superstar no le importó que hubiese ganado el Óscar el año anterior. Blake participó en un concurso donde su visión del musical estuvo a prueba. "Me dijo que no, que tenía que averiguar si era capaz de hacer este proyecto porque no tenía nada que ver con Nicolás y Alejandra". Al final el vestuario lo hizo ella, y le valió para una nominación más en los premios Bafta.

Superman, una película más

Aunque asegura que su experiencia en el cine ha sido ante todo positiva y gratificante, la figurinista no escatima en palabras cuando habla de las malas experiencias, como le sucedió en Nicolás Y Alejandra y en la producción de Superman.

Fue escogida por el productor John Barry antes que al director Richard Donner, lo que supuso muchos celos durante la producción. "Cuando él llegó yo tenía mucho vestuario adelantado, pruebas de capas mecánicas con motor, bocetos de Lex Luthor y Lois Lane, y lo único que decía era 'joder, no sé qué decirte', nunca tenia nada bueno para mí... Cuando eres joven esas cosas te afectan, pero yo solo hacia mi trabajo, porque para mí Superman era una película más".

Fue la primera en utilizar licra en una película cuando el material aun estaba en proceso de invención. "Nosotros la encontramos en una fábrica de Austria, y nos hicieron una tela fuerte que no perdiese elasticidad. El color turquesa era especial, ya que los cromas eran azules o verdes y el color del traje no podía ser ni muy verde ni muy azul para que no desapareciera".

Hace pocos meses, Blake recibió de manos del ministro de Cultura José Ignacio Wert el Premio Nacional de Cinematografía 2012 por su trayectoria en la industria. Es hasta el momento, la única mujer técnica en recibir este galardón. "El vestuario siempre ha sido el patito feo del cine, pero poco a poco la gente está notando más la ropa. Las series en España por ejemplo empiezan a tener más cuidado con esto."

Del medioevo hasta la fantasía de los cómics, Yvonne ha sabido navegar en la línea del tiempo "camuflando personajes" y apoyando el discurso de cada interpretación. El guión, el personaje y la visión del director son las directrices que busca para la inspiración, no se sienta a dibujar sin antes consultar cuadros y museos especializados. "Las únicas herramientas fiables para estudiar la historia son las que están hechas en la época".

De su etapa en el cine español caen títulos como 'Remando al viento' de Gonzalo Suárez, 'Canción de cuna' de José Luis Garci, 'Carmen' de Vicente Aranda y 'El Puente de San Luis Rey'. Todas con un Goya en la mano por mejor diseño de vestuario. "Una que disfruté muchísimo fue 'Los fantasmas de Goya'. Estudiar sus cuadros fue una gran experiencia, trabajé con gente muy buena, lástima que no tuviera una buena critica".

No me gusta la moda

Estamos en un bar en el centro de Valencia. Ha venido para dar una conferencia sobre su forma de trabajar. La poca luz atenúa los sillones Luis XV del lugar. Para un ciudadano normal el sitio estaría acorde con las tendencias de decoración, pero Blake no parece sentirse motivada por el ambiente que nos recuerda cíclicamente los patrones a seguir.

"No me excita la moda de ahora, yo siempre he utilizado telas buenas y ahora no se termina nada bien todo es más cutre, la situación del país influye mucho en esto, entiendo que no haya dinero". "Normalmente con el cambio social hay cambio de moda, como cuando hay guerra y aparecen las faldas cortas, raquíticas. Y el negro, el marrón y gris. Luego todo es más esplendido".

"Me gusta Armani, por minimalista, Alexander Mcqueen y Jesús del Pozo. No me gusta lo folclórico, no me gusta Versace ni Dolce y Gabanna, lo 'leopardo' me parece muy hortera aunque tenga mucho éxito. Todo está hecho y ya lo he usado antes. Todo el mundo se vuelve loco por el vintage, y cuando uno está vintage no le interesa vivir en el pasado. Yo viví el Londres de los sesenta, viví la moda cuando era original".

Tampoco le atrae la industria como tal, nunca soñó con ser una diseñadora de renombre, ni tener musas como el mítico Adrián en la época dorada de Hollywood. De su relación con las divas del cine destaca los vestidos a título personal que elaboró para Liz Taylor, y el sentido del humor de Ava Gardner, quien la invitó a su casa para un cumpleaños.

También, la complicidad con Audrey Hepburn, paseando juntas los carritos de sus hijos compartiendo intimidades; la misma Audrey que vestida de Givenchy en Una cara de ángel la inspiró a convertirse en la figurinista que es hoy.

Dentro de sus planes no esta la jubilación. Por el contrario, el musical El último jinete que se estrenó en diciembre y cuenta con el vestuario de Blake, la tiene ocupada con nuevas escenas y decorados que se presentarán en la nueva temporada en Londres. "Cada vez que termino algo pienso en jubilarme, pero cada vez que llega un guión empieza el gusanillo a picarte nuevamente. Si estoy físicamente apta para hacerlo lo seguiré haciendo".