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VALENCIA. The Killers, Artic Monkeys, Queens of the Stone Age... Los cabezas de cartel del FIB pueden estar tranquilos, al menos por lo que respecta a la celebración de la edición de este año, que se celebrará del 18 al 21 de julio en el recinto de festivales de Benicàssim (Castellón). Pero a partir de ese momento, todo está en el aire.

Maraworld, la empresa que empezó a organizar el festival más longevo del panorama musical español, se ha declarado en concurso de acreedores, la antigua suspensión de pagos. Y aunque sus responsables, a cuyo frente está el empresario británico Vince Power, aseguran que la supervivencia del FIB está garantizada, lo cierto es que la crisis amenaza con pasar una fuerte factura al proyecto que pusieron en marcha en 1995 un grupo de jóvenes madrileños vinculados a la sala Maravillas.

Maraworld ha presentado un plan de pago a proveedores "viable", según la empresa, que ya ha sido aceptado por un número "significativo" de proveedores. La empresa espera que en breve el resto de proveedores afectados por su situación acepte este plan de pagos. La mayoría de proveedores de Maraworld son de Benicàssim y de otros municipios de la provincia de Castellón, aunque también hay de otros lugares de España.

La situación económica de Maraworld se ha visto afectada por la de su empresa matriz, Music Festivals PLC, que inició un proceso similar al concurso de acreedores en el Reino Unido el pasado mes de septiembre. Pero también por la crisis económica, que ha afectado a la asistencia al FIB en las últimas ediciones, así como por la competencia de otras citas similares, ya fuera el Arenal Sound o el Low Cost, por citar dos eventos de características similares que también se celebran en la Comunitat Valenciana.

LAS AVENTURAS DE VINCE POWER

Pero más allá de esa competencia o de la crisis, en la gestión de Maraworld desde que llegó Vince Powe al accionariado -compró la empresa a los hermanos Morán, organizadores y fundadores del festival- también han afectado a la estructura económica de la compañía. Power, un histórico de los macrofestivales británicos, planteó replicar el modelo que le hizo multimillonario: ya no valía un solo festival, había que aprovechar sinergias para tratar de aprovechar al máximo los cachés de los grupos o las infraestructuras que se montan.

Así, entre sus planes estaba duplicar el FIB en alguna otra ciudad o montar otros festivales en el recinto de Benicàssim. Así nació, por ejemplo, el año pasado Costa de Fuego, un encuentro de rock duro con importantes cabezas de cartel, como Guns n'Roses, que no tuvieron el éxito esperado. La segunda edición de este festival quedará, con toda seguridad, inédita, aunque la organización prefirió asegurar este miércoles que todo dependerá de la evolución del concurso de acreedores. 

LA CRISIS EN INGLATERRA

La crisis de Maraworld estuvo precedida de una suspensión de pagos de Music Festivals PLC, la empresa propiedad de Vince Power en Inglaterra y en cuyo seno está la participación en la filial española. El septiembre pasado, la sociedad británica anunció que suspendía pagos. Su cotización en Bolsa se había desplomado. En unos meses había caído un 92%. La capitalización de Musica Festival pasó de 984 millones de libras a unos 31 millones.

Un situación delicada y difícil de afrontar, ya que la empresa de Power había realizado hasta cinco adquisiciones en los últimos años, entre ellos sus dos festivales estrella- por un montante de 10,70 millones de libras (unos 13,42 millones de euros). A saber: Benicassim Limited -el FIB-, Kent Festival Limited -el Hop Farm-, Finsbury Park Events Limited, EP Events Limited y SP Events Limited.

Todo este entramado tendrá que digerirse tanto por la matriz británica como por la filial española. Mientras tanto, el futuro del festival que trajo a España a Lou Reed, Bob Dylan, Morrisey, Bjork, Chemical Brothers, Oasis, Blur, Radiohead, Cure, Belle & Sebastian, Pixies, Los Planetas, El Niño Gusano, Paul Weller, Muse, Beck, Moby, Suede, Brian Wilson o Kraftwerk, por poner solo algunos ejemplos, seguirá en el aire.