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                                                                                                        (Foto EFE)

MADRID. Malos tiempos para fidelidades inquebrantables. Al menos eso debió pensar el valenciano Fernando Villalonga, ex muchas cosas pero entre ellas exconseller de Cultura de la Generalitat Valenciana en el primer Consell de Eduardo Zaplana. Villalonga, que ahora ocupa una especie de cartera de concejal de Cultura en el Ayuntamiento de Madrid sin ser concejal, remitió una carta al fiscal general del Estado, Eduardo Torres Dulce, en la que entre un "querido Eduardo" y "un abrazo" de su puño y letra puso al pie de los caballos al exalcalde de Madrid y actual ministro de Justicia Alberto Ruiz Gallardón.

La misiva del actual delegado del Área de Gobierno de Las Artes del consistorio de Madrid -nombrado por Ana Botella cuando accedió a la alcaldÍa- con fecha del pasado 29 de enero, sirve para encabezar el envío al fiscal del contrato que en su día firmó en 2007 la Fundación Madrid 16, controlada por el ayuntamiento para presentar la candidatura a los Juegos Olímpicos, con la Fundación Deporte, Cultura e Integracion Social. Esta última esta presidida por Diego Torres, socio de Iñaki Urdangarin en la Fundación Nóos.

Pero lo más relevante de la carta, desvelada este martes por el diario El País en su edición de Madrid, es lo que Villalonga le explica a Torres Dulce: "Como quedamos en nuestra conversación telefónica, adjunto te remito, para lo que corresponda, el contrato (...) así como los recibís en pagos bajo el concepto de 'donación' por la cantidad de 120.000 euros, sin que haya podido hasta ahora justificar a qué servicios corresponde el cobro de las citadas cantidades".

La Fundación Madrid 16 estaba presidida en ese momento por Alberto Ruiz Gallardón en su calidad de alcalde de la capital y la carta que ha enviado al fiscal anticorrupción Villalonga supone implicar al consistorio en el caso Nóos que investiga el juez Castro desde Palma de Mallorca. Un asunto cuyos tentáculos están desplegándose por todo el territorio, tras nacer en la isla, estallar en la Comunitat Valenciana con los Valencia Summit y la propuesta de Juegos Olímpicos Europeos, y llegar a Madrid, donde, supuestamente, la trama de Nóos también cobró de las administraciones públicas por supuestas gestiones desconocidas.