VALENCIA (VP). GVC Gaesco ya tiene las maletas hechas para mudarse a sus nuevas oficinas, que apenas estarán a cincuenta metros del parqué valenciano. Concretamente en la calle Poeta Querol, número 3. Con la marcha de este grupo financiero independiente de origen catalán, el Palau Boïl d'Arenós se queda huérfano de brokers con presencia física, pese a que en la nómina de la rectora local figuran 22 miembros.
"Nos marchamos porque queremos crecer, dar un trato de privacidad al cliente y disfrutar de las mismas ventajas de nuestros clientes en Barcelona y Madrid donde tenemos las oficinas fuera de ambas bolsas", ha manifestado a este diario Pascual Santosjuanes, el responsable de la firma en Valencia.
Por su parte, desde la rectora han manifestado su sorpresa. "No nos han comunicado nada", advierten fuentes de la propia Bolsa de Valencia a este diario.
GVC Gaesco es fruto de la fusión a finales de 2008 de dos viejos conocidos de la rectora local: GVC -acrónimo de los antiguos agentes de cambio y bolsa Garzón, Vallvé y Contreras- y Gaesco. La primera fue dada de alta como miembro de pleno derecho del parqué local en 1999, mientras que la segunda tuvo que esperar hasta 2004.
A lo largo de los últimos años se han ido marchando los brokers que operaban físicamente desde ahí: Agenbolsa, Gesamed (CAM), Venture Finanzas -ahora Mirabaud-, Inversis Banco..., mientras en este tiempo no ha llegado ni uno solo. Por si fuera poco, entre las bajas y las fusiones el número de miembros de la rectora local se ha reducido hasta 22 desde los casi 30 que había no hace mucho.
Las 'bajas' no sólo han afectado a los brokers sino también a los propios inversores de a pie. "Esto está muerto y parece un páramo", advierte un veterano inversor que todavía se deja ver con cierta asiduidad por el parqué.
Pero lo cierto es que las nuevas tecnologías -hoy en día cualquiera puede dar una órden de compra/venta desde su propia casa- y el ahorro de costes de los intermediarios financieros también ha contribuido a languidecer lo que a mediados de los noventa era un auténtico hervidero de inversores ávidos de comprar y vender in situ.
"¡Menuda época aquella! Eran días de vino y rosas, pasábamos muchas horas en la bolsa, pero valía la pena porque nos íbamos con unas pesetas en el bolsillo", señala el veterano inversor. "Fíjate si había ambiente que hasta en el mercado de corros se cursaban órdenes y fíjate ahora. Nada de nada".
Cierto es, pero conviene recordar que en aquella época la bolsa enganchó una de las mayores rachas alcistas de toda su historia. De hecho, a lo largo de la década de los noventa el Ibex 35 únicamente cerró con pérdidas en 1992 (-9,9%) y 1994 (-14,6%), mientras que la segunda parte de esa década el índice de referencia del mercado español de valores subió año tras año por encima del 17%. Así en 1995 ganó un 17,6%, en 1996 un 42%, en 1997 un 40,8%, en 1998 un 35,7% y en 1999 un 18,2%.
También atrás quedan en el tiempo el buen número de clubes de inversión registrados en la Bolsa de Valencia, que otrora llegaron a ser la envida de los parqués españoles por su número -más de 100- y dinamismo, pero que ahora han caído en el mayor de los ostracismos. Eran grupos de inversores -principalmente estudiantes-, que manejaban sus propias carteras y que encontraron en la Bolsa de Valencia un punto de encuentro perfecto.
AQUELLOS 'JUEVES BURSÁTILES'....
La demanda de constitución de estos clubes fue de tal calibre -incluso de puntos tan alejados de Valencia como Málaga-, que se pusieron en marcha los famosos 'Jueves Bursátiles'. Una iniciativa que surgió bajo la tutela del que en ese momento era director general del parqué valenciano, Francisco Álvarez Molina, como un complemento a nivel formativo de los clubes de inversión.
Todos los jueves del año -salvo las fechas festivas-, a las siete de la tarde, se organizaba una tertulia de actualidad bursátil o un mini-curso de formación, con el fin de facilitar el acercamiento a la cultura bursátil a todos los interesados. Fue una de las épocas más brillantes de la rectora local.
Por no hablar de las contínuas visitas organizadas al parqué -algo que se mantiene hasta la fecha-, o de las múltiples presentaciones, conferencias, charlas... que se sucedían todas las semanas. Ahora se llevan a cabo con cuentagotas.
El futuro se presenta incierto para la Bolsa de Valencia aunque la reciente renovación en los puestos de alta responsabilidad en el organigrama ha provocado la entrada de savia nueva, gente joven y preparada, que debería devolver el brillo de antaño a la institucióm que preside Ángel Torre.
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