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Planeta España

VICENTE CARBONA. 18/04/2010

Quizás sea yo el único, pero a mí me parece que el problema económico principal de España no se va a resolver aplicando fórmulas de la economía 'tradicional', porque lo que tenemos aquí no es un problema económico, sino más bien un problema cultural. Y es muy difícil calcular esta variable en las ecuaciones de manera funcional. Podemos hacer simulaciones basadas en proyecciones estadísticas hasta que las gallinas regresen al gallinero, pero nuestro problema no es económico. Así que suerte.

Nuestro problema cultural es lo que condiciona no sólo a nuestra economía, sino también a las correcciones que le podamos aplicar en tiempos de crisis. Por eso cuando los gobiernos españoles (18 en total, ¿no?) hacen sus números, nadie les cree, y a lo único que pueden recurrir es a conmover la conciencia, el sentido de decoro, de los observadores extranjeros: "Si no nos creéis, es que sois racistas. Qué odio. Será envidia"... Da igual que lo que dicen no sea creíble. Es como asumir que el resto de Europa, del mundo, debe estar obligado a compartir nuestra famosa, tradicional, mano izquierda cultural.

Pero la realidad es que en todos los gráficos y proyecciones, aplicados a España, debemos siempre aplicar ese factor mano izquierda. Llamémoslo el coeficiente "Spain is different, leñe". Y a vivir, que son dos días. La culpa es de la tierra. La culpa no puede ser de gobernantes incompetentes, de ejecutivos impresentables, de paletos corruptos. En España nadie tiene la culpa de que nada vaya bien del todo. Qué envidia nos tienen.

Por esto, al leer el otro día el artículo de opinión de Javier Ferri aquí mismo, me vino a la mente que aunque el profesor hace un encomiable trabajo de análisis, y explica de manera clara por qué nuestro modelo económico es deficiente, lo que no se le ocurre mencionar del "ciclista rojo", y que a mí me parece fundamental, es que el ciclista rojo no reconoce que tiene un problema. El problema lo tienen los demás. Los otros.

Y entre todo lo que aprendí del mencionado artículo, haciendo los números, me quedo también con esto: Si "la productividad permaneció prácticamente estancada entre 1995 y 2007 en España, con un raquítico crecimiento del 0,2 por cien anual, frente al crecimiento anual del 1,4 por cien registrado en Alemania o del 1,2 por cien en la media de Europa", y "un cambio de modelo productivo que supusiera incrementar la tasa de crecimiento de la productividad española un 1 por cien, aumentaría hasta los veinte años el tiempo requerido para reducir la tasa de paro al 9 por cien desde el 19 por cien actual", dado que lo mejor que podemos esperar es que la productividad crezca al 0,2, esto aumentaría el tiempo requerido para reducir la tasa del paro al 9 por cien a 100 años. ¿No? Mmmmmm...

A no ser, claro, que el resto de Europa nos saque de nuevo las castañas del fuego gracias a sus economías más productivas, al esfuerzo de su clase trabajadora, y a otros aproximadamente 200 mil millones en fondos de restructuración que vamos a tener que pedirles en breve. Parece que, en España, la falta de un plan es el plan.

¿Hay alguien que piense, en serio, que los cambios que nuestra economía necesita para ser competitiva y viable se van a implementar? ¿Existe la voluntad social, política, y cultural para asegurarlo? ¿Hay alguien en casa en Planet Spain? En realidad da igual, porque aunque se implementen, el problema estructural de la economía española no es estrictamente económico. Es más bien metafísico. Y eso no hay Dios que lo cuadre con ecuaciones.

El otro día la revista US News & World Report publicó una pieza titulada "Cómo saber cuándo ha acabado la recesión". Veamos. Primera señal: Cuando los bancos conceden más créditos. El año pasado la morosidad en España subió al índice más alto desde 1997 (5,07%). El BCE habla de un "elevado grado de incertidumbre". Así que "más crédito" no lo vamos a ver durante un largo período.

Seguimos. Segunda señal: "Cuando los salarios aumentan". ¿Cuándo van a aumentar los salarios en España? El salario en España es casi exactamente la mitad que en el Reino Unido, Holanda y Alemania, y un 20% inferior a la media de la UE. Y resulta que la situación de los salarios en España, ligados como están al IPC, ¡es parte del problema! Bajan los salarios, baja la demanda interna, sube el gasto público. Mano izquierda (no leer implicaciones ideológicas, plis, eso es parte del problema).

"Cuando la vivienda se estabiliza". Virgen del Cabañal... ¿Cuándo se estabilizará el mercado de la vivienda en España? Es, por naturaleza, un mercado inestable, debido a las influencias impredecibles de la demanda exterior, a precios que no parecen bajar nunca, y a que la relación de los salarios con el precio de la vivienda no tiene ningún sentido. La clave se llama especulación. Y por definición, conlleva inestabilidad.

"Cuando aumenta la confianza". Buenas noticias. La confianza de los consumidores repuntó en marzo hasta los 72,7 puntos. Pero las expectativas de los consumidores son más pesimistas en cuanto a la futura situación económica del país y del mercado laboral. Así que seis de uno y media docena del otro. Los españoles somos muy optimistas. Muchas veces ha sido nuestro último refugio, históricamente hablando. Es la imagen del ciervo en las luces de cruce del camión.

Y por último: "Cuando aumenta el empleo". Por ahora, Letonia está peor que nosotros. Otra buena noticia. Pero España ya no es un país de mano de obra barata, y las inversiones no han ido hacia las PYMES (que generan el 80% de los empleos), ni hacia la ciencia y tecnología, ni hacia la educación, ni hacia la industria...

¿Cuándo acabará la recesión en España? Este año. Sin falta. O el que viene. Porque la economía, el derecho de todo ciudadano a un trabajo y un nivel de vida decentes, es lo que más nos importa, culturalmente hablando, más que las identidades, o las ideologías, o el tribalismo amoral, o la farándula, o el mangoneo, o el sexo, o la mano izquierda. Tranquilos. Esto lo arreglamos entre todos. Como siempre.

(Vicente Carbona es licenciado en Marketing y Ciencias Políticas por la Universidad de Boston)

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