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Gesualdo da Venosa, por La Compagnia del Madrigale

05/01/2013 La Compagnia del Madrigale presenta este mes en Glossa su grabación del Sexto Libro de Madrigales del Príncipe Gesualdo da Venosa. Formado hace poco más de un año por miembros fundadores de Concerto Italiano y La Venexiana (Rossana Bertini, Giuseppe Maletto y Daniele Carnovich), el conjunto ya es considerado como el máximo especialista en activo del madrigal italiano.

VALENCIA. La Compagnia del Madrigale presenta este mes en Glossa su grabación del Sexto Libro de Madrigales del Príncipe Gesualdo da Venosa. Formado hace poco más de un año por miembros fundadores de Concerto Italiano y La Venexiana (Rossana Bertini, Giuseppe Maletto y Daniele Carnovich), el conjunto ya es considerado como el máximo especialista en activo del madrigal italiano. Les hemos realizado una breve entrevista que reproducimos a continuación.

PREGUNTA: ¿Cómo piensan ustedes que ha evolucionado la interpretación del madrigal italiano en las últimas dos décadas?

CDM: Hace más o menos 20 años, cuando irrumpieron en escena los primeros grupos italianos de calidad, la interpretación de los madrigales dio un giro decisivo y muy positivo. Se empezó a dar una gran importancia a los textos, aunque ello no estuvo siempre libre de excesos. Comparado con las experiencias previas que hemos tenido individualmente, La Compagnia del Madrigale representa unas lecturas lo más detalladas posibles, prestando atención no solo al texto sino también a la estructura y al discurso musical. La mayor innovación, quizás, resida en que no tenemos un director en el grupo, de forma que la mayor parte de las decisiones interpretativas las tomamos de forma colectiva. De esta manera, la implicación de cada uno de nosotros es mayor de lo que había sido en otras situaciones.

P: ¿Cuáles creen que son las diferencias entre el estilo de Gesualdo en este Sexto Libro y en libros anteriores?

CDM: No hay duda de que este último libro de madrigales de Gesualdo representa un gran paso hacia delante. En estas piezas, el compositor maneja con mayor libertad y efectividad la textura polifónica, consiguiendo que las imágenes y afectos sugeridos por el texto sean aún más intensos. Incluso en los madrigales de una naturaleza más alegre, una emoción que no relacionaríamos con Gesualdo, existe una fluidez y una elegancia que nunca habíamos visto en él.

P: En este nuevo disco, ustedes utilizan ocho cantantes en total. ¿A qué se debe esta decisión?

CDM: Quisimos buscar la máxima variedad de colores vocales, de forma que el recorrido por estos “23 canapés de caviar”, que es como los definió Igor Stravinsky, no resultase tedioso en ningún momento. Decidimos la combinación de voces para cada madrigal individualmente, después de muchas pruebas, para conseguir un resultado que estuviese completamente en consonancia con el significado de los textos y con las características musicales sugeridas por Gesualdo. Por otro lado, nos interesaba diferenciar claramente algunos madrigales, confiando la voz superior a una soprano más oscura, o incluso utilizando un quinteto sin soprano (alto-tenor-tenor-barítono-bajo).

P: ¿Hasta qué punto los textos de estos madrigales describen la personalidad de Gesualdo?

CDM: Para elegir los textos para este Sexto Libro, el autor no recurrió a los principales poetas de su tiempo. Todos los textos son anónimos y se piensa que los podría haber escrito él mismo. Aunque no tengan una gran calidad poética, son muy eficientes para el particular estilo de Gesualdo, y sirven de base para su enorme fuerza expresiva. Este libro hace gala de una sorprendente claridad e integridad, y desde luego no es la obra de un loco destrozado por los remordimientos, como a menudo se le presenta. Marco Bizzarini, en su fabuloso y rompedor ensayo para el libreto de nuestro disco, captura perfectamente esa manera de retratar los afectos del compositor, que de ninguna manera pueden tener su origen en una mente enferma. Es cierto que su inspiración parece a menudo teñida por el tormento, y la mayor parte de sus madrigales poseen un carácter tenebroso, sin esa ligereza que uno esperaría de un hombre del sur. Pero ello se debe a una voluntaria y coherente búsqueda de inspiración en los recovecos más oscuros del alma humana. Los “tormentos amorosos” presentes en los madrigales de Gesualdo se reviven en su música como si estuviésemos en un sueño (o en una pesadilla, dependiendo del caso), y es precisamente en esa naturaleza nocturna y cercana al sueño en la que reside el particular encanto de esta música, un complemento ideal a la representación radiante, alegre y sensual que del amor hace Luca Marenzio, por ejemplo, o al acercamiento mucho más espiritual de un Claudio Monteverdi.

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