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VALENCIA. El Gobierno valenciano despidió este lunes el año 2012 con un suspiro de alivio. Las dificultades atravesadas por el Consell presidido por Alberto Fabra en el ejercicio concluido no tienen comparación con las que haya sufrido ningún Ejecutivo en la Comunitat Valenciana. De hecho, las heridas de tal cruenta batalla amenazan con seguir sangrando a lo largo de 2013, si bien desde la Generalitat apelan a mejores perspectivas en el año recién estrenado.
Y es que el 2012 se ha cerrado con la misma tensión con la que se inició. Si en enero del pasado año los consellers de Fabra debían acudir a Madrid para solicitar con urgencia un crédito para solventar un vencimiento de 123 millones de euros con el Deutsche Bank, el ejercicio concluyó también con la mirada puesta en la capital a la espera de los más de 400 millones de euros que debían salvar varios de los compromisos pendientes del Ejecutivo valenciano con diversos colectivos. El dinero llegó, sí, una vez más sobre la campana.
Así ha sido el año del Consell. Un ejercicio que se ha cerrado con unos 10.000 millones de euros prestados por el Gobierno central. 4.300 millones de euros correspondientes al plan de pago a proveedores, en torno a 3.000 del Fondo de Liquidez Autonómico, y unos 2.700 de créditos del ICO habilitados en la primera parte de 2012.
Que el Gobierno valenciano ha rozado la suspensión de pagos no es un secreto. El propio interventor -ahora ya cesado- de la Generalitat Valenciana, Salvador Hernándiz, admitió en una comparecencia en Les Corts el pasado mes de octubre que el Ejecutivo estuvo a punto de no pagar las nóminas en varias ocasiones. Concretamente, subrayó que en los meses de mayo, junio y septiembre, existieron unos problemas de liquidez que tuvieron a la Generalitat al borde de 'default'.
Precisamente esas dificultades de pago han amasado la crispación social de los colectivos afectados: 2012 ha sido un año de protestas en la calle. Farmacéuticos, dependientes, institutos tecnológicos... ha habido días en Valencia en los que se contabilizaban media docena de manifestaciones diferentes en diversas sedes de la Generalitat o entes públicos. A las concentraciones de los impagados, se han unido las protestas de los sindicatos: estas organizaciones ya abrieron fuego en sus protestas tras el decreto de ajustes aprobado en enero de 2012 y prolongaron sus acciones reivindicativas a lo largo de casi todo el año, unas manifestaciones redobladas con la llegada de los EREs en las empresas públicas.
LAS EMPRESAS PÚBLICAS, UN CAMINO TORTUOSO
La reestructuración del sector público empresarial, una reforma necesaria por lo sobredimensionado de un sistema ‘engordado' desde principios del año 2000, verá su culminación en 2013. Una transformación más lenta y penosa de lo esperado -y anunciado- que terminará con una reducción de plantilla del 40%, en torno a 4.000 empleos menos, más de 5.000 si se cuenta a Radiotelevisión Valenciana (que se encuentra fuera de la reestructuración propiamente dicha).
La reforma de este sector ha visto tres consellers: Enrique Verdeguer, Máximo Buch y, ahora, Juan Carlos Moragues, quien ha recibido las competencias en la materia tras la remodelación del Consell ejecutada por Fabra este mes de diciembre. Una reestructuración cuyo diseño, al igual que casi todos los planes en este ámbito, EREs incluidos, ha corrido a cargo de una de las grandes consultoras: en este caso, Deloitte.
Esta remodelación del sector público empresarial, al igual que otras medidas adoptadas en materia de contención de gasto u obtención de liquidez, ha ido encaminada al cumplimiento del objetivo del déficit situado en el 1,5%. No obstante, y pese a las previsiones incluidas en el Plan de Reequilibrio enviado al Ministerio de Hacienda en el mes de abril, el Consell no ha logrado cumplir todos los objetivos marcados: uno de ellos, la reforma sanitaria planteada profundizar en la privatización de servicios.
Una transformación que, de momento, se abordará en unos términos distintos a los planteados inicialmente y que no reportará los beneficios económicos esperados. Hechos como este, han contribuido a que a principios de diciembre el Gobierno valenciano hiciera público que el déficit ya alcanzaba el 1,6%, superando así la barrera roja establecida por Madrid.
LA FIGURA DEL PRESIDENTE FABRA: LA LUCHA POR ALEJARSE DEL PASADO
Otra de las tareas fundamentales durante 2012 para el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, ha sido la consolidación de su poder al frente de la nave gubernamental. Consell heredado, partido dividido, numerosos casos de presunta corrupción y relaciones con Madrid desintegradas. Diversos retos que el jefe del Ejecutivo valenciano ha abordado con dosis de éxito y fracaso.
El presidente remodeló el Gobierno valenciano el mes pasado. Reestructuración competencial, reducción de consellerias de diez a ocho y nuevas caras. Un equipo remozado para la travesía de Fabra: adiós a varios ‘fichajes' de Francisco Camps y un regreso a la lógica en el reparto de áreas. Pese a que Fabra postergó esta necesaria crisis durante varios meses, sí había ido renovando el segundo escalón del Gobierno valenciano, donde en 2012 ha realizado más de 60 variaciones.
Por otro lado, Fabra se ha fijado como uno de sus objetivos prioritarios abanderar la transparencia y alejar al Consell y al PPCV de los casos de corrupción. En algunos casos ha actuado de forma drástica, apartando a los cargos de su gobierno que se encontraban imputados y evitando renovar en sus puestos del partido a dirigentes en esta situación. No obstante, su grupo parlamentario sigue poblado de varios diputados imputados que mantienen el acta. Un hecho que amenaza con prolongarse durante la legislatura y que le proporcionará más de un dolor de cabeza.
En cuanto al Partido Popular, el líder ha normalizado su situación con la presidencia obtenida en el congreso regional celebrado en mayo. Pese a que la temperatura ha descendido, los conflictos soterrados entre el secretario general del PPCV, Serafín Castellano, y otros dirigentes como el presidente provincial de Valencia, Alfonso Rus, y José Císcar, vicepresidente del Consell; o las rencillas entre la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, y el propio Fabra; sitúan a los ‘populares' valencianos en una situación de calma tensa a la espera de acontecimientos. En el partido, los más veteranos recalcan que el liderazgo de Fabra solo alcanzará a consolidarse con una victoria en las urnas.
Otro de los factores que debe apuntalar la figura del presidente es el fortalecimiento de su relación con Madrid. La era Camps dejó los vínculos con Génova -calle donde se ubica sede nacional del PP- prácticamente deshechos. La reparación de Fabra está resultando lenta y dolorosa: el presidente valenciano ha sufrido reveses como la aprobación de unos Presupuestos Generales del Estado que recortaban las inversiones para la Comunitat sin que sus enmiendas anunciadas por valor de 144 millones de euros fueran tenidas en cuenta.
Buenos días y mis mejores deseos para su "hoja de ruta" del 2013: lo que ha cambiado es la forma de vivir de todos o algunos que vivían de la "vaca lechera" de esta Generalitat porque a los demás Sr Aguar hace bastante años (al menos dos) que la situación se nos cambio por completo.De todas formas o maneras miro al menos mi "hoja de ruta" con dificultades pero lo importantes es llegar a la meta y eso se lo deseo a todos aquellos que al igual que yo ni dependíamos ni dependemos de los avatares de la administración autonómicas o de los dictados de "Genova" (Sede del PP y cercano al edificio de la AUDIENCIA NACIONAL) un saludo Alejandro Pillado Rio Verde-Marbella 2013
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