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La república independiente de mi cuarto

CARLA VALLÉS. 29/12/2012

VALENCIA. El pasado día de Navidad me levanté en busca del único regalo que pedí en mi carta a Papá Noel: la independencia. Inspeccioné cada esquina, cajón y hueco donde materializada en forma de llave se pudiera esconder ese objeto frío y metálico que abriría la ansiada y cálida cerradura de la libertad. Consciente este año que ese hombre gordito que se cuela por las chimeneas, tras siglos de trabajo, sin paga extra y en turno nocturno, ha decidido sumarse al clima de reproche mundial para reclamar mejores condiciones, entendí perfectamente que mis plegarías, como las de muchos, no llegaran ni a las fronteras de su iglú en el Polo Norte por el recorte en el presupuesto de la clásica infraestructura de la paloma mensajera.

Pero mi deseo sigue vivo. A pesar de habitar en un país donde la adolescencia se alarga hasta los 40 años (algunos ejemplos son Pocholo o Letizia Sabater), y la "mamitis" ya es el mal endémico que asola a la población nacional por culpa de unas progenitoras con extraordinarias dotes en la cocina, los primeros síntomas emancipadores afloraron en mi interior hace unas semanas tras el siguiente titular: "Los mayas anuncian el fin del mundo".

Según la profecía, el pasado 21 de diciembre fue la fecha escogida para el devastador Big (Final) Bang. Una, que es muy pragmática, tomó la noticia con cierto optimismo. Aunque en el fondo de mi ser imperaba la lógica, la simple posibilidad de la desaparición absoluta de la faz de la Tierra me hizo replantear mis prioridades de vida. Son este tipo de bombazos los que un día llaman a tu puerta y lo que parecía un tema de tercera división pasa a primera con absoluta claridad haciéndote reaccionar de forma inesperada.

Por un lado, la noticia puede considerarse como el mejor pretexto para que los amores platónicos resuelvan sus temores y declaren un amor clandestino de años. Conozco también de otros indecisos que optaron por soltarse la melena con los deportes de alto riesgo. Sin embargo, los más sensatos se decantaron los días previos a la fecha escogida para el exterminio por comprar compulsivamente numerosos boletos de lotería por la posible idea de la supervivencia de la la raza humana y aumentar así su porcentaje en poseer el número ganador el día 22 (Paradójicamente día de la suerte mundial)

En cuanto a mí, incapaz hace años de pagar un alquiler por culpa de mi irregular fuente de ingresos, obstáculo habitual al que nos somete la crisis, decidí plantarme, saltar al vacío y romper el cordón umbilical ¿Alcanzaría una vida plena sin haber probado dos semanas de autonomía antes de la hecatombe? ¿Se arrepentiría mi alma, allá donde va cuando abandona el cuerpo, de jamás experimentar una primera vez en IKEA? ¿Se convertiría en un asunto pendiente, en mi forma de fantasma, celebrar una Soirée de inauguración?

Así pues, a pesar de estar convencida de mi eterno síndrome de Peter Pan, la necesidad urgente por la emancipación surgió como de la nada, poderoso. Y el intento por pretenderlo fue frustrante. Durante una exhaustiva búsqueda a contrareloj, si el piso no era demasiado caro era porque una reforma en condiciones costaría el doble. Y cuando parecía haber encontrado el ideal, la pega era el pack que le acompañaba: un erasmus diez años menor que yo con ganas de quemar Valencia más que las Fallas.

Pero las pelusas, un último sin ascensor, caseros cascarrabias y armarios más pequeños que cajas de zapatos no son nada comparado cuando el sentido de la cordura vuelve a prevalecer sobre la locura. La demencia de creer que si el mundo no se va, con perdón, a tomar donde ustedes ya saben (Si no lo ha hecho ya), sobreviviré en mi escasa, incierta e intermitente condición laboral con el pago de un alquiler de renta poco social. No importa la cantidad de metros cuadrados cuando la asfixia está asegurada. Ni siquiera un ático VPO aliviaría hoy en día el estrangulamiento que produce no llegar a fin de mes.

Las opciones se reducen a las siguientes: romperme una pierna e ingresar en un hospital donde gozar de una cama con control remoto, solícito servicio y total independencia en el uso del mando del televisor. O cometer un crimen, confesarlo e irme a vivir a la cárcel rodeada de fornidos malhechores donde además me regalan cursos extraescolares. Un chollazo, dada la situación actual.

Recuperada de mi temporal enajenación mental, culpa de un impulso insensato por la visión apocalíptica de unos hombres en tapa rabos, bajé de nuevo a la tierra antes de cometer un disparate mayor que el de la duquesa de Alba caminando hacia el altar. Y aunque en mi interior el deseo por poseer una propiedad continúa latente, no hay lucha que valga sin dinero en la hucha. Hasta entonces, cobijada en el estado independiente de mi cuarto, busco en internet la predicción que dictará mi salvación. Aquella que si bien no hará explotar el mundo, hará engrosar a mi cerdito de porcelana con billetes grandes hasta estallar cual bendición religiosa. Como embajadora de mi dormitorio reclamo ayuda divina para salir de esta ruina, optar por el separatismo paternal y elevar un himno vital: el dinero sí da la felicidad.

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6 comentarios

Teté escribió
13/01/2013 01:01

La independencia no es cuestion de posesiones si no de necesidades. Y los articulos de Carla siempre dando en el clavo o tornillo.

lafreije escribió
11/01/2013 12:19

Voy a ser un poco dura, pero es que ya basta de tanto lloriqueo . Las repúblicas independientes siempre han costado mucho y para derribar la dictadura de la comodidad de la casa familiar, tan calentita, hacen falta ideales.

Amparo LLedó escribió
04/01/2013 10:15

Carla, Feliz año primero que nada! Espero que el 13 pese al desastre general, te traiga aparte de buenos ratos, ese espacio y esa independencia tan necesaria que tu describes de manera tan graciosa!. Sigue escribiendo, gracias.

Amparo Sales escribió
31/12/2012 20:07

espero que en este año puedas tener tu endencia.Sigue en tu empeño..FELIZ2013.

Aristocles escribió
29/12/2012 16:30

La naturaleza hace que los leones se coman a las cebras y los bancos a los ninis. Un ático vpo no está tan mal. Pero si que escribiendo así no puedas permitírtelo.¡Pardiez!

29/12/2012 09:28

Buenos días: contarlo en un "blog" y vivirlo son cosas que, algunas veces se entrecruzan.- Anoche mi hija (34) inauguro su propia y pequeña "república de su casa" me/nos queda mi/nuestro hijo (32) aún sigue en su habitación en su "inviolable" habitación y los "silencios" obvio de las repúblicas a las cuales no les llega la independencia pese a ser una...república.- Un saludo,mucha sensibilidad,mucha realidad y mucha sobre todo verdad en su blog de hoy.- Atte Alejandro Pillado Rio Verde,Marbella 2012

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