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Tercera revolución industrial
La nueva esperanza de la economía valenciana

A. MOHORTE. 06/12/2012 La Cámara de Comercio de Valencia propone la reindustrilización del Mediterráneo español para dejar de depender del turismo y favorecer el equilibrio económico del territorio

Josep Vicent Boira, José Vicente Morata y Antoni Soy

VALENCIA. Volver a ser industriales. Esa es la propuesta defendida para recomponer la economía del arco mediterráneo en la primera jornada del Espacio Económico del Mediterráneo Español que ha organizado el Consejo de Cámaras de Comercio de la Comunitat Valenciana. Tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, la Comunitat, Cataluña y Murcia han de volver a encontrar su lugar en la estructura productiva estatal e internacional.

"No se podrá volver a los niveles de la industrialización de hace décadas", reconoce Josep Vicent Boira, profesor de Geografía de la Universitat de Valencia, pero sí recuperar el nivel cualitativo de la industria en la economía valenciana, ya que el cuantitativo, desde un punto de vista de creación de empleo y porcentaje del PIB, resulta demasiado ambicioso.

 

El modelo a seguir es el de la industria de Estados Unidos o Alemania, que ha dejado de lado la manufactura, dominada por China e India, para sacar partido a otras líneas más próximas a los servicios industriales como el diseño o la gestión de marca. De este modo, la industria en Estados Unidos significa el 11% del PIB, pero es la responsable de casi el 70% de la innovación generada en el país.

UNA INDUSTRIA MÁS ALLÁ DE LA MANUFACTURA

"Si se deshace la industria, la economía valenciana se desballesta", asegura Boira. La solución pasa por la reindustrialización con el objetivo de beneficiarse la de innovación generada, las exportaciones y, lo que es también clave, el reequilibrio territorial. Mientras que el turismo sólo da de sí en las zonas capaces de atraer visitantes, la industria puede crecer también en el resto de comarcas.

"La industria no se debe entender sólo como la manufactura", advierte Antoni Soy, profesor de Economía Aplicada de la Universitat de Barcelona. "Se trata del desarrollo de una industria de bata blanca", advierte. Este tipo de actividades exigen una mayor formación por parte de los trabajadores, pero también de los empresarios, aunque es en ella en la que se pueden generar nuevos nichos complementarios de empleo.

En esta estrategia, la Comunitat Valenciana no debe avanzar sola. Desde el territorio valenciano se ha de sacar partido de la similitudes con otras zonas limítrofes, como Cataluña, con la que se comparte subsectores como el de la automoción, una importante presencia del cooperativismo o la estrategia portuaria, según Boira.

FORMACIÓN Y EQUILIBRIO TERRITORIAL

Para lograrlo, los expertos señalan que se han de tomar medidas que impliquen a las empresas, a las universidades y, en la medida actual de sus posibilidades, a las administraciones. La solución pasa por un incremento de la formación de los trabajadores y empresarios para que puedan encontrar oportunidades laborales y de negocio, incrementando además la colaboración entre universidad y empresa.

Por otra parte, el profesor Boira advierte que las administraciones han de mantener la inversión en innovación, pese a las dificultades, y diseñar una estrategia territorial y sectorial mucho más selectiva, que permita sacar más partido al dinero destinado a estos fines.

Todo ello se debe hacer con el objetivo paralelo de mantener los núcleos industriales, lo que facilita la vertebración territorial y equilibra económicamente a la Comunitat. Así se evitará el deterioro de las áreas sin potencialidades turísticas relevantes, pero con posibilidades de generación de riqueza por otras vías, como lo es la industria.

LOS DEBERES DE LA EMPRESA

La jornada ha servido también para conocer los resultados de una encuesta a los responsables de las principales empresas industriales de la zona, como Mercadona, Martínez Loriente, Ford o Seat, con la que se ha hecho un ranking sobre las acciones que se consideran más relevantes para poner en marcha este proceso de reindustrialización.

La primera, es el impulso de la I+D+i y el estímulo de una mayor participación del gasto privado en la innovación, actualmente capitaneada por la Administración. También se reclama que se incentive fiscalmente el emprendedurismo, la inversión industrial y el desarrollo empresarial.

En tercer lugar, se considera fundamental el impulso de la internacionalización y la especialización empresarial en mercados en crecimiento. A continuación se destaca el refuerzo de los instrumentos de financiación dirigidos al emprendedurismo y la contención de los costes en materia primas, agua y energía, además de más competencia entre empresas suministradoras de energía.

Los empresarios también reclaman mejoras en las políticas educativas y de formación para su mejor conexión con el sistema productivo, además de moderar y reducir los costes laborales. Aunque la encuesta no incluye demandas relativas a la recuperación del crédito, sí propone la incorporación de más incentivos fiscales y más iniciativas para atraer a nuevos inversores foráneos.

En capítulo de infraestructuras, piden una mejora de las vías de transporte estratégicas y aquellas otras que son clave en la conectividad territorial, entre las que se incluye el Corredor Mediterráneo. De este modo, se podrá sacar un mejor partido a las ventajas diferenciales que ofrece cada territorio y la mejora de la proyección internacional del área.

 

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1 comentario

Juan Luis escribió
06/12/2012 18:56

Ya sabíamos que la política hace extraños compañeros de cama. Pero que un independentista irredento, ,como Antoni Soy destacado militante de ERC y autor de un libro sobre soberanía catalana, se alíe con el bastión del blaverismo como la Cámara (o al revés porque es la Cámara la que paga) resulta ya patético. Y que un político como él, porque sus contribuciones académicas son non-existents y acaba de salir de la gestión y viene de la alcaldía de un pueblo, se atreva a hablar de revolución industrial, demuestra que todo lo que está fatal puede ir todavía peor. Menos mal que la Caámara ya no la pagamos los empresarios.

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