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El socialismo de las tres "R"

JOSÉ REIG CRUAÑES. 20/11/2012

Pepe Reig Cruañes es
militante del PSPV y
profesor universitario

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VALENCIA. El declive del PSOE es tanto una parte del declive de la socialdemocracia europea, que data de los 80 y ya fue apuntado en su momento por el propio Habermas, como una historia propia del socialismo español que había empezado a perder pie con Felipe y, tras el paréntesis de la primera legislatura de Zapatero, ha continuado cayendo de modo uniformemente acelerado.

Aunque sean historias paralelas, tienen algunos fundamentos comunes: una historia de renuncias y concesiones al medioambiente liberal han desarmado ideológicamente al socialismo y le han impedido alzar una voz diferenciada ante la crisis de las economías desreguladas.

En el caso de España, a eso hay que añadir las inconsistencias doctrinales propias y las debilidades estructurales de un Estado del Bienestar tardío e incompleto. La ejecutoria frente a los primeros síntomas de la crisis siguió en España la pauta común que había seguido en todo el mundo: unos tímidos movimientos anticíclicos, calculados para una crisis de corta duración, pero que derivaron en inversiones poco estructurales y acabaron vaciando las arcas del Estado y poniéndonos a los pies de los mercados.

Tras eso, la sumisión completa a las políticas de ajuste duro que nos dictaban desde Bruselas, sin el menor atisbo de independencia de criterio. Adoptamos la fe del converso, hasta llegar a la reforma de la Constitución para establecer el límite de déficit, lo que acabó de destruir el perfil socialdemócrata, sin convencer a un solo inversor.

Es pronto para saber si el declive electoral es definitivo o cuál será la correlación de fuerzas dentro de la izquierda, pero el hecho incontrovertible es que la izquierda es más plural y lo va a seguir siendo. La otra izquierda, siempre en dificultades para movilizar el voto del segmento progresista más exigente e inclinado a la abstención, está recogiendo ahora casi todo lo que pierde el PSOE.

¿Qué debería hacer el PSOE para remontar? La actual dirección socialista se mueve en una teoría de la triple A: Aguantar el tirón, Apretar filas y Acertar de vez en cuando con el discurso. Parece poca cosa para la que está cayendo. Yo propondría, en cambio, pasarse a la teoría de la tripe R: Revisión, Reconstrucción y Recambio.

Revisar autocríticamente el pasado resulta imprescindible cuando vas a cambiar de discurso. Sólo cambias si sabes identificar en qué te habías equivocado. Sólo puedes ser creíble en la oposición si haces público el reconocimiento de lo que no funcionó antes y elaboras con eso una nueva teoría. Reconocer que inaugurar los recortes, abrió la puerta a la deconstrucción del Estado del Bienestar, sin por ello evitar el rescate, sería un buen comienzo.

Reconstruir un discurso de oposición conectado con los perdedores de la crisis. Esto significa que te vinculas con los que resisten y organizas la esperanza de quienes no lo hacen. Una línea de oposición "responsable", de oferta de pactos de Estado, sólo es posible cuando las fuerzas en liza están más o menos igualadas y el coste de la lucha se torna para ambos inasumible; pero en la situación de mayoría absoluta, control de las instituciones y de los medios de comunicación, derrota de la izquierda política y desarticulación de la izquierda social, cualquier pacto de estado sería una entrega sin condiciones. No cabe esa "responsabilidad" mientras no se hayan reconstruido mínimamente las redes de solidaridad y las estructuras de resistencia frente a esta ofensiva del capital financiero, destinada a desmontar el colchón de derechos sociales que era el Estado del Bienestar.

Y, por último, pero no necesariamente en último lugar, Recambio de las cúpulas directivas, porque los mismos portavoces no pueden inaugurar un discurso nuevo. El PSOE tiene que demostrar que produce y selecciona dirigentes para cada situación. Si no se quiere desgastar al sustito o sustituta, se puede pautar el relevo, pero no mostrar disposición al cambio es simplemente suicida.

Y, en este punto, hay un asunto que no puede ser eludido: la resistencia de los aparatos al cambio tiene que ser vencida para que un partido pueda convertirse en el referente de la ciudadanía. En otros tiempo se esperaba que los partidos arreglaran sus diferencias en casa y escogieran a los más capaces como portavoces del proyecto. Hoy, cuando la desconfianza hacia los políticos se ha generalizado, es preciso que el interior de los partidos se pueda ver desde fuera.

Vencer la "selección adversa" que ha venido condicionando la formación de elites dirigentes, mediante una apelación a la transparencia y la participación: elecciones primarias a la francesa, es decir, con participación de cualquier ciudadano/a que suscriba una declaración genérica de adhesión a los principios del partido, para escoger las cabeceras de cualquier candidatura. Y elección directa, mediante el principio de "un militante, un voto", para las secretarías generales de cualquier nivel en el partido. Sería un buen principio para las tres "R" del renacimiento del socialismo.

 

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