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VALENCIA. Casi todas las sensaciones previas al partido de anoche tienen como origen la primera parte del Betis - Valencia. La irregularidad del equipo dirigido por Mauricio Pellegrino, cuya inseguridad en sus posibilidades sigue siendo su gran rival, sumaba al cóctel de los nervios algunos ingredientes difíciles de digerir: campo de fútbol 7, césped artificial, diluvio para la ocasión y un público sobre la línea de banda.

EL VALENCIA CF EN UN DILUVIO SOBRE UN CAMPO ‘DE FÚTBOL 7'

La afición, 2.200 llagosterencs calados de esperanza, mantuvieron sus expectativas hasta el descuento de la primera parte. Levantando la vista sobre el paraguas del prójimo, una lluvia intensa caía a favor de los Pitu y Sellarés, dos buenos jugadores que juegan cada fin de semana en el tercer grupo de la 2ª B.

Con este escenario, el Valencia CF tenía todo por perder. Y, además, el sábado en Mestalla, a recibir el Atlético de Madrid, el segundo mejor de la Liga. Los Banega, Jonas, Guaita y Víctor Ruiz se jugaban la integridad y la paciencia valencianista en su arranque copero.

Sin embargo, el equipo blanquinegro salió bien plantado al terreno de juego. El Llagostera, como era de esperar, trató de ‘comerse al León'. Una insistencia que no cesó durante todo el partido -hasta 13 remates; 2 más que el Valencia- y que puso el corazón en un puño a la parroquia ché en el minuto 20 y 19 segundos.

GOL BIEN ANULADO AL LLAGOSTERA

Pitu con la caña remató el balón dentro de la portería de Guaita. El buen valencianista ya ni se acordó de la existencia del fuera de juego para salvar la moral de la temporada. Pero sí, fuera de juego, y sólo un minuto más tarde Feghouli remató dentro del área... contra Valdez. La suerte devuelta.

La primera parte se cerró con la acción más notable del Valencia quizá en todo el partido. Jugada ensayada que se inicia con un cambio de sentido a balón parado (lanza Parejo), única opción de ganar espacios contra un Llagostera aferrado a las limitaciones métricas de su campo. Jonas culminó la jugada de pizarra para subir el 0-1 al modesto marcador del estadio.

UNA SEGUNDA PARTE DE DOBLE FILO

El partido en el que el Valencia tenía mucho más que perder que ganar tuvo una segunda parte con una calma intranquila. El segundo gol conseguido por Valdez en el 67 marcó cierta distancia, sobre todo en la mente de los jugadores del Llagostera.

Una distancia recuperada con un dudoso penalty de Barragán que Sellarés, con la desdicha de los pequeños a los que esta competición nos invita a amar, estrelló tan fuerte contra el palo que el balón salió por la banda lejos. El Municipal de Llagostera enmudeció y con el las esperanzas de superar al Valencia en esta eliminatoria; la cuarta esta temporada para los azulgrana.

0-2 y una vuelta más que complicada para los jugadores dirigidos por Oriol Alsina que ayer plantaron más cara de la que refleja el marcador final.

LA JUGADA DEL PARTIDO

La jugada más importante del partido destaca a la sorpresa de la noche: Gayá. El carrilero de Pedreguer se adelantó con descaro en el minuto 39 a Pitu, que se disponía a chutar desde la frontal del área pequeña. Gayá salvó el gol con pasmosa solvencia y seguridad. El rumbo del partido, de la eliminatoria y de la semana para Pellegrino hubieran sido bien distintos de no haber estado el joven canterazo tan enchufado al partido.

Su debut con 17 años ha sido esperanzador, sobre todo para un Valencia todavía pendiente de la operación de Mathieu y de la integración definitiva a todos los niveles de Aly Cissokho.

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