X AVISO DE COOKIES: Este sitio web hace uso de cookies con la finalidad de recopilar datos estadísticos anónimos de uso de la web, así como la mejora del funcionamiento y personalización de la experiencia de navegación del usuario. Aceptar Más información
GRUPO PLAZA
EN CONTRA

"Los costes de su implantación pueden superar a sus beneficios"

JOAQUÍN MAUDOS *. 12/10/2012

JoaquÍn Maudos

Catedrático de Análisis Económico de la Universitat de València-Ivie y colaborador del CUNEF
Artículos anteriores

Comparte esta noticia

VALENCIA. Esta semana once países de la eurozona han dado su visto bueno para introducir un impuesto a las transacciones financieras. Y España es paradójicamente uno de los países que secunda la iniciativa. Y digo paradójicamente porque solo unos días antes parecía que su postura era justo la contraria. Este impuesto, conocido como la tasa Tobin, es una ampliación de la idea original del premio Nobel de Economía a las transacciones financieras, ya que su propuesta era aplicarla a los movimientos de divisas para frenar la especulación. Desde que la propuso, es algo recurrente que aparece y desaparece en los debates económicos. En este momento, la propuesta que está sobre la mesa es aplicar un impuesto del 0,1% a la compraventa de bonos y acciones y del 0,01% a los derivados.

La pregunta de fondo que hay que contestar es cuál es el motivo de su implantación. Si el objetivo es meramente recaudatorio, las estimaciones disponibles hablan de unos 57.000 millones de euros si se implantara en toda la UE-27, que no es el caso. Por tanto, no sabemos cuál va a ser el potencial recaudatorio en los once países que defiende la tasa Tobin. Si el motivo es frenar la especulación, habrá antes que demostrar su efectividad ya que otras medidas recientes implementadas por este motivo no han sido efectivas. Así, la prohibición temporal de la venta a corto sobre valores bancarios no ha conseguido reducir la inestabilidad financiera, pero sí el negocio financiero. En el fondo, me temo que la propuesta es una medida populista que lo que pretende es contentar a la ciudadanía que quiere que la banca pague por los errores cometidos en la actual crisis, en lugar del bolsillo del contribuyente. Pero en mi opinión, este objetivo tan loable y necesario, debe alcanzarse por otras vías.

Hay que ser conscientes que cuando aparece un nuevo impuesto o se sube uno ya existente, la empresa intenta trasladar al cliente el coste fiscal, cobrando un mayor precio por el producto. Por tanto, también es de esperar que con la tasa Tobin ocurra lo mismo, por lo que será el cliente bancario el que en última instancia sufra sus consecuencias pagando mayores comisiones a los bancos.

El problema más importante de la tasa Tobin es que si no se aplica a nivel mundial, va a deslocalizar el ahorro. Londres debe estar encantado con la propuesta de estos once países, ya que la City verá incrementar aún más su negocio financiero como consecuencia de las transacciones que se desvíen de los países que implanten el impuesto.

No creo que la solución a la crisis sea implantar un nuevo impuesto a los bancos que en última instancia van a pagar sus clientes. Además, al no ser una propuesta que afecte a toda la UE, puede producir efectos colaterales no deseados, desviando negocio bancario (y por tanto ingresos que tanta falta hace para recuperar los márgenes bancarios y su rentabilidad) hacia otros países. Si en España en los últimos meses estamos sufriendo los efectos de la fuga de capital, implantar en estos momentos la tasa Tobin puede acentuar aún más el problema.

Y si penalizamos con un impuesto la compra de bonos y acciones, estamos contribuyendo negativamente a la financiación de las empresas, justo en el momento en el que más están sufriendo las consecuencias de la restricción crediticia. Debería tenerse en cuenta la reciente experiencia de la implantación de la tasa Tobin en Francia, donde ha tenido lugar una caída del negocio bursátil.

Si el objetivo es evitar que las consecuencias de las crisis bancarias las asuman los contribuyentes, lo que hay que hacer es aplicar los instrumentos y mecanismos que propone el marco común de gestión de crisis bancarias que propone la Comisión Europea (necesario para lograr una unión bancaria) y que ha inspirado el reciente RDL 24/2012 de restructuración y resolución de las entidades de crédito españolas.

También me llama la atención que si toda la UE es consciente de la necesidad de recuperar el retroceso que se ha producido en el grado de integración financiera, se propongan medidas que pueden segmentar aún más el supuesto mercado único, con impuestos que no afectan por igual a todos los países de la UE.

En resumen, salvo que la implantación de un impuesto a las transacciones financieras sea una medida global que afecte a toda la UE-27, los costes de su implantación pueden superar ampliamente a sus beneficios. Y por definición, el Reino Unido siempre va a estar en contra. Frente a la tasa Tobin, me quedo con la medida recién aprobada en España de penalizar fiscalmente las plusvalías generadas en menos de un año.
______________________________________________
* Joaquín Maudos es catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia, investigador del Ivie y colaborador del CUNEF.

JoaquÍn Maudos

Catedrático de Análisis Económico de la Universitat de València-Ivie y colaborador del CUNEF
Artículos anteriores

Comparte esta noticia

comentarios

Actualmente no hay comentarios para esta noticia.

Si quieres dejarnos un comentario rellena el siguiente formulario con tu nombre, tu dirección de correo electrónico y tu comentario.

Escribe un comentario

Tu email nunca será publicado o compartido. Los campos con * son obligatorios. Los comentarios deben ser aprobados por el administrador antes de ser publicados.

publicidad