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VALENCIA. El Gobierno tenía muy claro para qué había llamado a los presidentes autonómicos a la reunión que mantuvieron este martes en el Senado y no quería que nada se saliese del guión. Se trataba de dar una imagen conjunta de compromiso con los objetivos de déficit. Un mensaje de unidad, puesto sobre el papel, más dirigido a la Unión Europea que a cualquier otro.

Así salió adelante, no con pocas reticencias por parte de algunos de los presidentes de comunidades no gobernadas por el PP, la declaración conjunta: el objetivo es controlar el déficit y se hará todo lo necesario por parte de todas las administraciones para alcanzar esa meta. Todo lo demás puede esperar.

El Gobierno de Mariano Rajoy no quería que este akelarre presidencia se le fuera de las manos. Ni con las exigencias de Artur Mas, presidente de Catalunya, sobre el pacto fiscal que reclama, ni con las autonomías socialistas, que exigen más flexibilidad en el proceso de estabilidad presupuestaria. Y mucho menos con los suyos, los presidentes de comunidades gobernadas por el Partido Popular, algunos de los cuales, incluido Alberto Fabra, llevaban en cartera algunas reivindicaciones.

El propio presidente valenciano tenía, al menos, dos quejas que hacer: alertar sobre la necesidad de revisar el sistema de financiación, como se comprometió en el Debate de Política General, y el agravio comparativo con la Comunitat Valenciana en los presupuestos para 2013.

Pero, parafraseando a aquella vieja muletilla de Jordi Pujol, a Fabra le hicieron ver que 'això no toca'. En la V Cumbre de Presidentes Autonómicos había que comprometerse con el déficit y punto.

Aún así, Fabra logró, con el apoyo de otros barones regionales, en especial de Ramón Luis Valcárcel, de Murcia, que, al menos, apareciese en el transcurso de las ocho horas de reunión la necesidad de revisar la financiación.

Según fuentes de Presidencia, fue esa acción concertada la que llevó a que el documento que se firmó por todos los presidentes incluyera tres párrafos que no estaban previstos inicialmente por Moncloa y en los que se reconoce la disminución de ingresos que han experimentados las autonomías en el actual sistema de financiación por la menor recaudación fiscal, "lo que invita a una reflexión sobre el sistema tributario para hacerlo más eficiente y equitativo".

Pero ese reconocimiento de los problemas que está generando en algunas comunidades autónomas el actual sistema, no se trasladó una toma de posición, ya que en dos párrafos redactados de forma intencionadamente compleja, se recuerda que "corresponde al Comité Técnico Permanente de Evaluación analizar el efecto de la aplicación del sistema de financiación e informar sobre los resultados de ese análisis al Consejo de Política Fiscal y Financiera, que tomará, en su caso, la decisión oportuna".

Con el balón despejado al CPFF, el texto recoge un acuerdo para que "el Consejo de Política Fiscal y Financiera establezca un procedimiento de cara al año proximo para determinar los citerios de reparto entre las Administraciones Públicas de los objetivos de déficit derivados de la senda de consolidación fiscal fijada en el seno de la UE con la que estamos comprometidos, analizando los conceptos de gastos y servicios sostenidos por cada una de ellas".

Menos da una piedra, pero la inconcreción del momento en que se producirá ese debate (el año próximo) y esa redacción cogida con alfileres para que encajara en las exigencias de los 17 presidentes, insisten en el mensaje inicial: "Eso hoy no toca. Hoy toca compromiso con el control del déficit y punto".

"HOY NO ERA EL DÍA PARA HABLAR DE LOS PRESUPUESTOS"

Y respecto al otro punto, al de la discriminación en las inversiones del Gobierno que se recogen en el Presupuesto General del Estado para 2013, fue el propio Fabra quien emulo a Pujol: "Hoy no era el día para tratarlo [con el ministro de Hacienda Cristobal Montoro]. 

Poco margen, por tanto, el que dejó Mariano Rajoy a los presidentes autonómicos en esta cita. Había un objetivo: salir de allí con imagen de unidad para esa Europa que mira a las autonomías como un problema en los objetivos de cumplimiento de déficit. Había que lograr ese consenso. Todo lo demás, no tocaba.

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