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A la prensa no les gusta cómo gestiona la crisis Mariano Rajoy

CARLOS DÍAZ GÜELL. 11/09/2012

MADRID. Como si quisiera celebrar sus 60 años de vida o el haber sido distinguido por el periódico que dirige como el periodista más influyente de España, Pedro J. Ramírez firmaba el pasado 2 de septiembre su segunda gran andanada -la primera la publico en el mes de junio- contra el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, configurando una coral de opinión que no deja de resultar sorprendentemente uniforme entre medios de comunicación que pueden situarse en las antípodas unos de otros.

Lo escribía pocos días después de que Financial Times dedicara un duro editorial a Rajoy, al que aconsejaba pensar en el bien de España, olvidarse de las posibles consecuencias que un rescate total pudiera tener para él y su partido y pedirlo cuanto antes a la U.E.

Ambos casos son reflejo de una realidad en la que medios de comunicación de distinta ideología convergen a la hora de criticar con dureza la forma de Rajoy de abordar la actual crisis económica.

Que medios de comunicación y "comunicadores", ideológicamente afines de los partidos políticos que se ubican en la oposición, se conviertan en inmisericordes y feroces críticos de las políticas de quien gobierna y del partido que lo sustenta, entra dentro de la partitura y aunque en muchas ocasiones se violentan demasiadas reglas éticas que deberían ser principio común cuando se ejerce la crítica, los ciudadanos han aprendido a separar el grano de la paja y a diferenciar el mensaje propagandístico y la estridencia de la crítica sólida y bien fundamentada.

Lo que ya no suele ser tan habitual, es que medios situados en posiciones conservadoras o de derechas, coincidan con sus antónimos y fustiguen con similar virulencia la política gubernamental de un gobierno con el que supuestamente debería compartir no solo ideas sino las formas de actuar.

Durante la época de gobierno de Rodríguez Zapatero y pese a la declarada enemistad que el expresidente había mostrado hacia el grupo Prisa, las ocasiones en que se detectaron sonadas críticas contra la política del gobierno existieron, aunque están pudieron contarse con los dedos de una mano. Hoy, la persistencia de posicionamientos críticos contra Rajoy por parte de los medios de distinta línea editorial, en relación a su política económica, es una constante que perdura en el tiempo y en el espacio.

La ofensiva contra el gobierno de Rajoy y su política económica, lejos de localizarse en medios históricamente ligados a la izquierda o al centro izquierda, abundan en medios conservadores y del centro derecha que incluso llegan a superar en acritud a los primeros, llevando el desasosiego a sus respectivas "parroquias", lo que viene a demostrar que algo falla en la gestión de esa política, además de la política de comunicación en si del propio gobierno. Los intereses exógenos o ajenos al periodístico, forman parte de otro capítulo.

Que los extremos propenden a tocarse, es un viejo axioma de la Física, pero en el caso del fenómeno que se detecta en la prensa española, nadie duda de la existencia de elementos extremos en el sector, aunque mayoritariamente no puede afirmarse con rigor que la orgÍa de críticas contra Rajoy y su gobierno sean exclusiva de medios extremistas, sino que en el festival participan medios y articulistas de todo tipo y condición.

El caso del director de El Mundo es un ejemplo de los muchos que podrían seleccionarse en un amplio y variado espectro, integrado por grupos como la propia Unidad Editorial, Libertad Digital, Intereconomía, Cope y muchos de sus respectivos opinadores, a los que calificar de extrema derecha resultaría de un reduccionismo similar al que se practica cuando se califica a laSexta o a la SER entre los medios de la extrema izquierda.

Lo que resulta realmente sorprendente y llama la atención a no pocos analista en esta siempre complicada materia, es que dos profesionales mediáticos como Jiménez Losantos o Sopena, por ejemplo, coincidan permanentemente en su acidas críticas y descalificaciones hacia el presidente del ejecutivo sobre cómo se aborda la crisis económica.

Los manuales endosan a los medios de comunicación la labor de criticar a los poderes públicos, de denunciar sus excesos y sus deficiencias, pero lo que se detecta en España, en estos momentos, está lejos de esa labor que los teóricos reservan para el "cuarto poder", porque lo que se produce es una guerra sin cuartel, permanente, en la que no cabe respiro alguno y en la que no se reconoce ni una buena acción, ni una buena práctica en la tarea de Gobierno.

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