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VALENCIA. El tradicional inicio de curso político que comienza en septiembre pondrá de manifiesto la pugna, en muchos casos soterrada, entre los nuevos círculos de poder establecidos en el PPCV por el presidente Alberto Fabra y la ‘vieja' guardia del partido.

Los relevos en dos de las cúpulas provinciales (Castellón y Alicante) y los cambios en la estructura regional del partido, con Serafín Castellano como número dos, han abierto la puerta a los relevos en la formación 'popular' que, no obstante, serán más difíciles de implantar en comarcas y municipios.

Uno de los primeros duelos será el que enfrente al propio Castellano con el presidente provincial de Valencia, Alfonso Rus, por el control de diversas localidades. Días atrás, el secretario general del PP en L'Eliana y afín a Rus, Rafael Montaner, ya anunció su intención de ascender a presidente local para sustituir a Asunción Quinzá, secretaria autonómica de Gobernación, próxima a Serafín Castellano. No será un caso aislado, se espera batalla por lograr territorio en otras poblaciones como Ontinyent o Náquera aunque todo apunta a que el control general de la provincia seguirá siendo de Rus.

El presidente provincial del PP de Alicante, José Císcar, también deberá asumir la tarea de culminar la pacificación de un tradicional foco de conflictos orgánicos en los últimos años. Varios municipios como Benidorm, Alcoi u Orihuela, apuntan a presentar tensiones por la probabilidad de que existan diversas candidaturas. A ello hay que sumar las dudas que genera el papel del sector zaplanista y el del propio secretario general, Serafín Castellano.

En las últimas semanas, el entorno de Císcar ha tenido ciertos roces con el número dos del PPCV a cuenta de la candidatura en Nuevas Generaciones y también de un acto organizado en Denia donde existió cierta descoordinación dado que coincidía con otro convocado por la dirección provincial. No son pocos en la formación ‘popular' los que consideran que tarde o temprano habrá más ‘pulsos' entre los ‘número dos' de Fabra.

En Valencia, otro de los cambios jerárquicos que apuntan a confirmarse acontece en el sector democristiano. El presidente de Les Corts, Juan Cotino, máximo exponente de esta corriente, ha adelgazado su poder en comparación al papel preponderante que protagonizaba en la 'era Camps'.

Saliendo de entre sus afines, la joven consellera María José Catalá vuela libre para incrementar su influencia orgánica. Además de Torrent, donde fue alcaldesa, la dirigente tiene bajo su paraguas a alcaldesas como la de Benetússer o Aldaia, una cuota territorial que intentará aumentar en los próximos meses.

En el curso político que se inicia, otro de los puntos de interés en el PPCV es el proceso y evolución de lo que ocurra con el partido en Valencia ciudad. La alcaldesa Rita Barberá continuará siendo la cabeza visible de la formación, aunque existen dudas sobre quien liderará el partido en el ámbito local. El favorito siempre ha sido el concejal Jorge Bellver, aunque Barberá podría promocionar a Alfonso Novo o Beatriz Simón y permitir que Bellver accediera a otros objetivos más elevados.

Dado que la alcaldesa y el jefe del Consell han tenido poca sintonía desde el principio, Bellver ha sido uno de los puentes de comunicación que ha abierto Alberto Fabra para buscar el equilibrio con el ‘huracán' Barberá. La relación entre ambos primeras espadas será otra de las cuestiones a vigilar durante este curso político.

La provincia con menos acción, en principio, en el ámbito orgánico será, a priori, la de Castellón. El relevo de Carlos Fabra al frente del partido por Javier Moliner ha resultado tranquilo. El nuevo líder apunta a reforzarse absorbiendo antiguos fieles del antiguo 'barón' provincial ofreciendo además una parcela territorial segura a Alberto Fabra.