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Rosa Fuster: "Cuando se deteriora la imagen del médico pierde todo el sistema sanitario"

Plaza Privada / MARÍA COSTA. 22/08/2010
VALENCIA. Aunque lleva la política en la sangre y durante años fue su referente diario, Rosa Fuster ha conseguido un logro mayor: ser la primera mujer en 130 años de historia que rompe el status quo y lidera el Colegio Oficial de Médicos de Valencia. Una institución que congrega a 13.000 galenos de la provincia de Valencia y que espera poder renovar de pies a cabeza. Rosa sonríe mientras recuerda su pasado en la política, sus objetivos en el presente médico y sus planes de futuro. Le gusta ser independiente: "Nadie me puede hacer decir lo que no pienso o hacer lo que no creo". Improvisar: "Es frustrante vivir con guiones porque siempre te decepcionan". Y aventurarse: "Lo que es fatal para una persona es el inmovilismo".


-¿Me encuentro ante un animal político?
-(Risas) ¿De dónde ha sacado esto?

-Es lo que narra de usted la historia. ¿Sigue siendo tan revolucionaria como lo fue en su juventud?
-Soy como todas las mujeres. En todo caso a mi no me asusta nada. A veces puede ser negativo tirarse a una piscina sin saber si estará o no vacía, pero si se trata de un reto ahí estaré.

-Por cierto, enhorabuena por ser la primera mujer en 130 años que está al frente de la organización médico colegial valenciana...
-Gracias, aunque no me imagino verme colgada por las paredes de esta institución en un futuro. De todos modos por ahora no vamos a cambiar el mobiliario sino a hacer política de austeridad económica.

-¿A qué se parece más esta organización, a un partido político o a una empresa?
-A una empresa cooperativa porque cada uno de los colegiados es poseedor de una acción igual y del mismo valor. Actualmente tenemos más de 13.000 participaciones y esperamos dentro de unos años aumentar el valor intrínseco de cada participación.

-¿En qué vamos a mejorar?
-Cuando alguien paga una cuota lo que espera es que el servicio que le dan sea de calidad y acorde al precio que paga. Hasta ahora creo que la cuota excedía lo que se recibía por lo que tenemos que rebajar la cuota y mejorar los servicios para que dentro de cuatro años cualquier médico vea que ha pagado menos y ha obtenido más.

-¿Se ha dejado mucha piel para alcanzar la cima?
-No tanto como parece. En la lucha de cada día donde tienes que madrugar y dar lo mejor de ti, sí te dejas piel, pero en lo que haces por gusto no.

-¿Le ha ayudado su preparación política para conquistar la presidencia del Colegio de Médicos?
-Bueno, tengo años de experiencia y sé lo que es un partido político. En un partido político hay amigos, enemigos y compañeros de partido. Y ahí sí te dejas la piel porque no entiendes al final nada.

-¿A qué se refiere?
-Cuando me afilié al PP fue para trabajar y aportar, no para escalar y apartar a los demás. En un partido político llegan a la cima los que tienen tiempo para perder y el que no tiene trabajo y se profesionaliza en la política. ¿Cómo? Dejándose ver y adulando a los demás. Un partido político debería tener gente capacitada para evitar que los ciudadanos sientan que quien se mete en política es para vivir a costa de los demás. Hay que cambiar la mentalidad de los dirigentes, pero desde la base. Si las listas locales fueran abiertas empezaría a cambiar el sistema porque ya no entrarían los primos hermanos de nadie si no los líderes que perciben los votantes. Puede ser utópico, pero también eficaz crear gobiernos mixtos con técnicos y líderes de distintos partidos políticos.

-Dicho lo dicho estoy convencida de que le ha ayudado a llegar a la cima. Y ahora desde su nuevo puesto ¿qué aportará a la vida pública?
-Lo primero que quiero aportar a esta institución es que aquí no se va a hacer política. Este es un colegio en el que se defienden los derechos e imagen pública de los profesionales. Cuando se deteriora la imagen del médico pierde todo el sistema sanitario.

-¿Volvería a repetir esta aventura?
-Cualquier aventura. Lo que es fatal para una persona es el inmovilismo. Lo que da vida es asumir nuevos retos, plantearse cosas nuevas y cambiar el entorno.

-¿Qué le parece la sanidad on line?
-No soy partidaria de ella ni de conceptos como ciber acoso o ciber estrés. Me parecen invenciones ad hoc. Cuando una persona está enferma necesita un interlocutor cercano y además ser y sentirse atendido. Estudios en EE:UU evidencian que más que la competencia técnica y profesional el usuario lo que percibe es la calidad humana. En medicina on line todo esto se pierde y no sé hasta qué punto puede ser efectiva.

-¿Cuando hay crisis aumentan las patologías?
-Totalmente. Hace treinta años la gente se curaba yendo al confesor, descargando en él mucha adrenalina. Actualmente se puede recurrir al médico si éste le atiende y deslinda lo que es sicosomático de lo físico, pero para eso se necesita tiempo y tener una relación personal.

-¿Cree que vivimos en una sociedad "empastillada"?
-Y es causa de muchos problemas porque los medicamentos curan pero también pueden crear enfermedades. Uno de nuestros trabajos demostraba esto. Cuando veo a un enfermo que sale del hospital con 16 pastillas que ingerir con horarios diferentes, pienso: "¡si a mí me resultaría complicado, como no va a serlo para esta persona con 80 años!". Hay fallos de ingesta, prescripción...y así detectamos 251 ingresos anuales por causa relacionada con los medicamentos.abio.

-¿Existe una crisis sanitaria?
-Desde luego no ha disminuido el número de pacientes, pero sí acude menos gente a las clínicas privadas. La gente no escatima para ir a la peluquería, o llevar a su perro al veterinario pero hace tres horas de cola para ver a un médico en un centro público.

-¿Cumple todo lo que promete?
-Espero que sí y que dentro de cuatro años a mí y a la junta se nos juzgue por los hechos. Los puntos con los que concurrimos ya están en marcha. Rebajar las cuotas un 25%; tratar de hacer el colegio más participativo y útil se está articulando un teléfono directo para el colegiado; negociar con las aseguradoras privadas para subir los baremos ya están concertándose; cambiaremos los estatutos a un máximo de ocho años y descentralizar las votaciones...

-¿Llegada la fecha se planteará estar más años?
-No, es un máximo de ocho años, pero jamás me he planteado en mi vida si estaré cuatro u ocho.

-¿Se le presenta un verano sano?
-Solo me falta meter el ordenador en la colchoneta.

-¿Además de los mariachis, qué más le gusta?
-Prometo que no tuve nada que ver con ellos y cuando los vi quise irme a casa porque estaba rendida. Soy una mujer sencilla y lo que más me gusta es leer, pasear y nadar en el mar. No soy muy aficionada ni al puenting ni al tenis, me va el riesgo en la vida, no en los deportes. Al carecer de tiempo me gustan las actividades que no necesitan programarse.

-¿Lo último que ha improvisado?
-Esta entrevista. No programo nada. Debe ser frustrante para cualquier actividad hacerte un guión predeterminado porque la vida jamás se ajusta a un guión y siempre te va a decepcionar. Es mejor no estar a la que cae, pero sí abierto a cualquier nueva situación. Esto es vivir la vida de otra manera y vital.

-¿Se le ha quedado algo por hacer?
-Me encantaría pintar y cantar, pero para cantar desde luego no estoy dotada.

-¿Piensa volver a la política?
-Siempre estoy en ella. En política se está de dos maneras, viviendo de la política o viviendo la política, que es la mía.

-¿Sigue militando?
-No, en absoluto. Es importante ser libre y poder expresarse. No soy persona para una disciplina de partido. Nadie me puede hacer decir lo que no pienso o hacer lo que no creo. Por eso soy difícilmente encajable en una estructura de partido convencional e incómoda para un partido que busca que la correa de transmisión sea uniforme.

-¿Qué le parecen los escándalos de corrupción que salpican a su ex partido?
-Los casos de corrupción inciden en la percepción de la gente joven y la que no tiene su voto mediatizado minusvalorando a toda la clase política. Un político de verdad y que entra para mejorar la vida de los demás tiene que ser responsable, hacer lo que tiene que hacer le cueste lo que le cueste políticamente y cuando acabe su responsabilidad comprobar que nadie le pueda reprochar el haber hecho algo incorrecto socialmente.

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