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VALENCIA. El nombramiento de Serafín Castellano como secretario general del PPCV despertó los recelos de ciertos sectores de la formación 'popular': más allá del enfado del presidente provincial Alfonso Rus o de la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, otro de los 'pesos pesados' que mantiene las distancias con el 'número dos' del partido es, precisamente, su homólogo en el Consell, José Císcar. 

La preferencia de Alberto Fabra por Castellano no coincidía con el escenario contemplado en el entorno del vicepresidente del Gobierno valenciano. Fuentes del PPCV, insisten en que Císcar "no estuvo en la jugada" del proceso de elección personal llevado a cabo por el presidente.

Desde la designación de Castellano, los partidarios de Císcar han mostrado en privado sus reservas al papel que puede jugar en el futuro el secretario general del PPCV. Una de las principales causas de desconfianza radica en la relación que el 'número dos' del partido mantenga con ciertos sectores del antiguo zaplanismo alicantino. Una cuestión que Císcar, como próximo presidente del partido en esta provincia quiere tener controlada: no se admitirán movimientos en su área de influencia que escapen a su dominio, según aseguran dirigentes municipales próximos al vicepresidente.

Por otro lado, Císcar y los suyos recibieron con alivio el nombramiento como vicesecretario general del PPCV del diputado autonómico y alcalde de Calpe, César Sánchez. Este parlamentario, quien mantiene una estrecha relación con el vicepresidente del Consell, tiene libertad de movimientos y, según reconocen fuentes cercanas a Fabra, una misión de control del funcionamiento del partido y de 'marcaje' al secretario general.

Así pues, resulta lógico que entre ambos dirigentes -número dos y tres del PPCV- exista también una distancia. De hecho, cuando Castellano fue preguntado por los periodistas en uno de sus primeros actos sobre el papel que jugaría César Sánchez,  el secretario general no aclaró las funciones específicas que desempeñaría el vicesecretario, quien apunta a mantener autonomía propia.

Uno de los puntos de desacuerdo entre Castellano y Císcar más recientes se produjo con la posibilidad de presentar una alternativa a Alfonso Rus en la presidencia provincial del PP de Valencia. Según señalan diversas fuentes del PPCV, el secretario general apuró -sin éxito- las opciones para que Rus tuviera un rival en el congreso provincial que se celebrará en julio. En cambio, el vicepresidente del Consell rechazaba la idea, al igual que la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, de abrir un conflicto interno en la provincia.

Los dos dirigentes que sonaban para el relevo del presidente provincial y que Castellano alentaba eran el concejal del Ayuntamiento de Valencia, Jorge Bellver, y la consellera de Educación, María José Catalá. Finalmente, el presidente Alberto Fabra  se incinó por la tesis de Císcar y declinó forzar un pulso en la provincia de Valencia con Rus, a quien, eso sí, 'afeó' en privado su rebeldía durante el congreso regional.

LA APARICIÓN 'SORPRESA' DE FABRA

Castellano se ha mostrado muy activo desde que ocupó la secretaría general del partido convocando un buen número de actos. El pasado lunes, reunió en un encuentro a altos cargos del Gobierno valenciano en la sede del PPCV con el objetivo de unificar los mensajes de Consell y partido.

A este acto acudió, aunque no estaba previsto inicialmente, Alberto Fabra, quien finalmente compareció flanqueado por Serafín Castellano y José Císcar. Una aparición que, desde algunos sectores del partido, atribuyeron al deseo de rebajar el protagonismo del secretario general del PPCV ante los altos cargos del Consell.

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