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VALENCIA. Hacer barcos en España no es competitivo desde la libertad de mercado. Esta es la conclusión que se saca del anuncio de cierre del astillero del puerto de Valencia, Unión Naval de Valencia, propiedad del Grupo Boluda.

Aunque la razón inmediata del fin de la actividad es la falta de nuevos pedidos tras la finalización de tres remolcadores para el puerto de Amberes, esta ausencia de encargos se debe, según el grupo, a que los astilleros españoles no pueden aplicar el denominado tax lease, un  modelo que aprovecha ciertas bonificaciones fiscales, y contra el que la Comisión Europea abrió procedimiento en junio de 2011.

Sin estas ayudas públicas, fuentes de la compañía aseguran en un comunicado que "los astilleros españoles no cuentan con un marco legal que les permita acceder al mercado y contratar nuevos buques en las mismas condiciones que el resto de astilleros europeos que disponen de sistemas de tax lease (Holanda, Noruega, Francia, Finlandia y Portugal) y que precisamente son los denunciantes del sistema español".

LAS NEGATIVAS DE JOAQUÍN ALMUNIA

La compañía personifica las culpas en el comisario europeo de Competencia y exministro soacialista, Joaquín Almunia, han que acusa de "reiteradas negativas" a la hora de admitir las alternativas propuestas por España para sustituir el tax lease. De hecho, le acusan de rechazar propuestas planteadas por él previamente "provocan consecuencias demoledoras para la actividad naval en España".

Unión Naval de Valencia forma parte de la división de astilleros del grupo, Shipyards, y de la que también formaban parte los de Unión Naval de Barcelona y otro centro en el puerto de Marsella (Francia). El primero en cerrar fue el centro francés, pese a contar ese país con bonificaciones fiscales para la producción, y en abril de 2010 se procedió al cierre del barcelonés.

A partir de esa fecha, Unión Naval de Valencia asumió la carga de trabajo de Barcelona y se especializó en la producción de remolcadores portuarios, un producto estandarizado, lo que reducía los costes fabricación. 

90.000 METROS CUADRADOS DE PUERTO 

En cuanto a las instalaciones de la factoría en el puerto de Valencia, la empresa prevé mantener la concesión hasta su vencimiento en 2027, desarrollando actividades compatibles con el objeto de la concesión. De hecho, fuentes de la empresa aseguran que el astillero seguirá en uso para las reparaciones y puesta a punto de las embarcaciones de la compañía.

la compañía presumía en su página web de contar con uno de los astilleros más grandes de España. Y de hecho lo son. En su conjunto, la instalación tiene una superficie de 90.000 metros cuadrados, repartidos entre 60.000 metros en tierra y 30.000 de mar.  

En el muelle, se encuentran dos gradas de construcción, 23.000 metros cuadrados de superficie cubierta ocupada en su mayoría por talleres y almacenes y un muelle de armamento para buques de 260 m de longitud. En los últimos diez años, casi 80 embarcaciones han sido botadas en estos astilleros valencianos que se remontan a la inmediata postguerra.