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VALENCIA. Pasó la hora de apuntalar ruinas. La patronal de la construcción Fevec quiere volver a crecer y tirar del sector más afectado por la crisis económica en la Comunitat Valenciana. Después de ajustar los gastos, llegó la hora de recuperar ingresos.

El presidente de la organización, Juan Eloy Durá, ha presentado a la junta de la entidad una serie de medidas para incrementar el número de asociados, abriéndose a otras actividades y modificando el sistema de cuotas que pagan sus asociados.

La reciente incorporación de la Asociación de Promotores de Valencia al máximo órgano de decisión de la entidad con dos representantes es sólo el primer paso. Durá reconoció que este desembarco con hombres y bagajes de los antiguos disidentes se hace para "trabajar, no para exigir", una actitud que gusta al líder patronal.

En paralelo avanzan las gestiones para agrupar e integrar a los fabricantes de ladrillos y a los de telas asfálticas. Más resistentes son los responsables de empresas de derribos, con los que la negociación está resultando más complicada.

MÁS SERVICIOS POR MENOS

En tiempos en los que se miran al detalle los gastos, la federación de la construcción quiere convencer a las empresas que no forman parte de la organización de lo que pueden obtener a cambio de asociarse.

Fevec ofertará ocho paquetes que van desde los ya existentes, como asesoría fiscal, laboral y mercantil; hasta los nuevos de comunicación, consultoría, formación, misiones internacionales y asesoramiento en convenios. Este último es especialmente importante por la opción del descuelgue del convenio del sector que permite a las empresas la nueva reforma laboral.

A estos paquetes se podrá acceder de forma distinta según el tipo de cuota que se pague. Por una parte estaría el nivel básico, con el que se recibiría información relevante y datos de interés. El siguiente paso sería el nivel medio, con el que se accede a un servicio de información telefónica; y, por último, el servicio completo.

UNA PATRONAL EN NÚMERO ROJOS

Fevec ha vivido en sus propias carnes la versión patronal de la crisis. De las casi 1.000 compañías que formaban parte de la entidad hace cinco años, el número de miembros se ha reducido a 700. "La mayoría de las que han abandonado la asociación lo han hecho por cierre", reconoce Durá.

Por si eso no fuera bastante, los impagos de la Generalitat alcanzan en su caso los 900.000 euros, un 118% de su presupuesto para 2012, situado en 760.000 euros. Las operaciones propias pero, sobre todo, el pago por adelantado de esa cantidad les ha generado una pérdidas de 45.000 euros el pasado ejercicio y les han obligado a cargar con unos costes financieros anuales de entre 70.000 y 80.000 euros.

Después de duros recortes por ser imposible cubrir con los ingresos de la entidad los costes de mantenimiento, el presidente de los constructores considera que ha llegado el momento de tira para delante e idear nuevas medidas para generar nuevos ingresos.

AHORRA Y GANAR FUERZA

No es la única que considera que ha llegado el momento de lanzar una contraofensiva a la crisis. En el caso de Valencia, la patronal provincial CEV y la Cámara de Comercio han empezado un proceso de concentración de órganos de decisión (como la fusión de las comisiones de Comercio y Turismo de ambas organizaciones) para abaratar costes y acelerar la toma de decisiones que permitan hacer frente común en los temas sensibles.

Tampoco los impago son un acaso único. La patronal autonómica Cierval cifra en 25 millones la cantidad que ella misma ha tenido que adelantar para pagar las actividades que debía haberle pagado la Generalitat. Por su parte, sólo las asociaciones y federaciones de la provincia de Valencia requieren a la Administración 33 millones de euros.

Por su parte, la patronal alicantina Coepa suma a estas cifras otros 7,5 millones que le han llevado a una situación tan extrema como para plantearse contundentes recortes de personal y barajar la declaración de concurso de acreedores. En los impagos por la formación se unen también los sindicatos, que hacen causa común con sus oponentes en la negociación colectiva a la hora de exigir lo que se les debe.