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Países del tercer mundo en Europa

MIGUEL ÁNGEL RODRÍGUEZ. 16/04/2012 "En plena recesión, elevada deuda, una divisa fuerte sobre la que no tienen posibilidad de intervenir y un banco central que implementa políticas monetarias destinadas a países desarrollados..."

MADRID. Comenzamos la semana con mayores tensiones en los mercados y España en el centro de todos los ataques. Una semana que arrancó conociendo ayer un informe de J.P. Morgan donde advirtió que la confianza del inversor en activos españoles ha caído a niveles por debajo del 2008, es decir, en el comienzo de la crisis. Previamente Citibank también hacía público sus previsiones para el PIB español con caídas superiores al 2%, alejadas del 1,7% esperado por el gobierno.

Con estas previsiones, de producirse, una gran parte de los bancos españoles no van a poder cumplir con las exigencias de capital impuestas por Europa, ni con las provisiones sobre activos inmobiliarios requeridas por el gobierno y lo de tener que recurrir al fondo de rescate cada vez estaría más cerca. Pero ahí no acaba el asunto.

Si España usa el fondo de rescate, aunque sea solo para ayudar a algunos de sus bancos, los inversores se seguirán saliendo de la deuda española, las rentabilidades se dispararán, España necesitará más ayuda y los bancos españoles cargados -como es lógico de deuda pública doméstica- se verán en peor situación aún.

George SorosComo explicaba magistralmente George Soros este pasado fin de semana en una conferencia, los políticos europeos no han sabido en ningún momento identificar la naturaleza de la crisis que asola a la zona euro.

DESEQUILIBRIO

Siendo en un principio de naturaleza fiscal, el caso de Grecia, después de que con un retraso considerable que afectó muy negativamente se llegase a algún tipo de solución, se ha pretendido extender esta consideración del problema al resto de los miembros de la Eurozona, imponiendo condiciones restrictivas extremas de carácter fiscal.

Pero la crisis europea no es una crisis fiscal. El problema de la Eurozona no es más que el de un desequilibrio entre países que han tenido diferentes desarrollos económicos, diferencias que en la actualidad se encuentran en sus puntos máximos y aunque comparten la misma divisa no tienen una unidad de intención política que permita compensar esta inestabilidad.

EL EJEMPLO DE ALEMANIA

Alemania después de la reunificación ha llevado a cabo un duro proceso de cambio estructural en su economía que ha fortalecido su competitividad, mientras que países como España se han beneficiado de unas condiciones de financiación extraordinariamente benignas favoreciendo el crecimiento de la burbuja inmobiliaria que una vez explotada nos deja vació de contenido económico.

Para restablecer el equilibrio sería necesario que las políticas económicas, fiscales y monetarias, se encaminaran hacia el restablecimiento de la salud económica de los países afectados y para ello el resto -como Alemania- deberían, entre otras cosas, llevar a cabo políticas más expansivas. Justo lo contrario que están haciendo.

Además, el BCE debería incluir en su mandato la posibilidad de compra de bonos de países con problemas, como lo tienen la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco de Inglaterra. Todo ello para zanjar de una vez por todas el problema.

Así se da el caso de que algunos países de la Eurozona se encuentran en la misma situación de deuda que algunos del tercer mundo: en plena recesión y con niveles de endeudamiento alto en una divisa fuerte sobre la que no tienen ninguna posibilidad de intervenir y con un banco central que implementa una política monetaria destinada a un país desarrollado y con una buena salud financiera. Por si fuera poco, ni siquiera están contemplados en los tratados de la Unión mecanismos o de reforzamiento o de salida en el caso que fuera necesario.

UNA SITUACIÓN IRRACIONAL

Mientras tanto los dirigentes europeos están en Washington en un intento desesperado de que el FMI se haga cargo de sus problemas. Es una muestra más de lo irracional de esta situación.

Barack ObamaEuropa que presume de tener mejores números macroeconómicos que Estados Unidos o Inglaterra -en balanza por cuenta corriente y en ratios de deuda-, y cuya moneda está considerada como la segunda unidad de reserva mundial, se queda corta para dotar a un fondo de rescate.

Un fondo con importes suficientes para que pueda ser utilizado por uno de sus países miembros como España o Italia en caso de problema y se dirige al FMI pidiéndole esos fondos y que intervenga en caso de que esto ocurra.

Es como si el Gobierno de Obama pidiera ayuda al FMI para financiar al estado de Missisipi, uno de los más pobres de los Estados Unidos porque no genera lo suficiente para hacerse cargo de sus deudas. Como ya he comentado en otras ocasiones, el problema de Europa no es económico sino de conceptos.

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* Miguel Ángel Rodríguez es analista de XTB

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