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M. Albiol: "La separación de poderes es una falacia"

17/03/2012 MARÍA COSTA

VALENCIA. Tiene 29 años y lleva seis como diputada en las Cortes Valencianas por Esquerra Unida del País Valencia, Marina Albiol (Grao de Castellón, 1982) aparentemente tranquila, pero le enciende la injusticia. Se considera el altavoz de EUPV en las Cortes, pero cuando acabe esta legislatura terminara su experiencia como cargo público. Así lo determinan los estatutos de su partido. Dice que la crisis acabará cuando la gente se movilice y reclame otro tipo de política y políticos. De profesión fisioterapeuta, tiene que lidiar en el parlamento con materias como la sanidad, infraestructuras y cooperación, de las que es portavoz. Esto le obliga a dormir poco y apenas tener tiempo libre. Soltera. Amiga de sus amigos. Sus ídolos son mujeres y hombres de izquierda. Marcelino Camacho y Julio Anguita, entre ellos. "Inés y la alegría" de Almudena Grandes en su mesita de noche, "La voz dormida" la última película que vio y Palestina, el destino donde pasó las navidades de 2012.

-¿Entrar a los 18 años en política, no es prematuro?
-No, si lo tienes claro. Mis padres son militantes de base de EUPV en Castellón y en casa siempre escuché hablar de política. Cuando llegué al Instituto toda esa experiencia previa hizo que me involucrará en todo lo que tuviera que ver con la defensa pública, las diferencias económicas, las injusticias sociales, etc.

-¿Y empezó a defender a los desvalidos?
-Ver cómo unos se aprovechaban de otros me hizo ser más reivindicativa.

-¿Sus compañeros de instituto pensaban igual?
-Había de todo. En mi época se reivindicaba mucho una educación pública de calidad y como en mi caso sabía que podía aportar un granito de arena no dude en adscribirme a EUPV. Para mis padres era como seguir sus pasos, me entendieron y apoyaron.

-¿En el instituto no se sentía un poco bicho raro?
-Creo que existe un fenómeno que empezó entonces y ha ido a más que consiste en apartar a la juventud de la vida pública y desinteresarla de la política. Ha sido una estrategia de la derecha a la que no le interesa que la gente opine, se manifieste y luche por sus ideales. Los casos de corrupción desaniman a la juventud que mete en el mismo saco a todos los políticos. Los privilegios de los cargos públicos les conducen a pensar que los políticos son una clase rara con la que es mejor no mezclarse. La conclusión es que cada vez más la juventud se implica y participa menos.

-¿EUPV rezuma juventud?
-En las Cortes somos dos mujeres jóvenes. De todos modos creo que los partidos de izquierda apuestan más que los de la derecha por dar entrada a la juventud en las instituciones.

-EUPV y Compromís empezaron juntos aunque rompieron alianzas ¿se veía con ellos y más concretamente con ellas?
-Cuando me incorporé ya estaba creada la Coalición con la que nos presentamos a las elecciones de 2007. Mi afiliación siempre fue con EUPV por lo que al romperse seguí con ellos.

-Una constante en los partidos de izquierda es su multiplicación, ¿cómo lo vive usted?
-Mi respuesta es que somos más plurales. Los partidos de izquierda no practican la censura interna y son más expresivos. Además utilizamos mecanismos de elección de candidatos más democráticos que los que usan la derecha. A mi me choca mucho ver como el PP elige por ejemplo a su candidato. Rajoy fue nombrado a dedo por su antecesor. En nuestro caso estamos constantemente haciendo asambleas de comarcas, de país, de colectivos, a nivel federal... Apostamos por dar voz a la militancia y a las personas. La sociedad es plural y la izquierda lo es. No se trata de considerar que la izquierda está siempre a la greña, sino ver que en estos partidos hay mucha pluralidad.

-¿Con tanta pluralidad se ve más cerca el objetivo?
-Para la democracia es básico. No me gustaría tener una sola izquierda y obligar a la gente a acatar consignas. La pluralidad y la no censura son valores de la izquierda. Además tampoco ayuda mucho a los partidos la actual ley electoral. Si fuera proporcional y justa, Izquierda Unida tendría más representación y el PP no tendría mayoría absoluta. Es una ley que penaliza mucho a las minorías y sobre todo a la izquierda.

-De fisioterapeuta a política, ¿hay un trecho?
-No me considero una política, sí una militante. En esta época mi militancia es ser cargo público, en otra, fue ser coordinadora de jóvenes del partido. Siempre lo he compatibilizado con mi profesión. Esta es una etapa de mi vida y en cuanto acabe volveré a ejercer mi profesión. En EUPV tenemos limitado los cargos de mandato por lo que cuando acabe esta legislatura me reciclaré y volveré a trabajar como fisioterapeuta.

-¿Los masajes son su punto fuerte?
-No precisamente. He trabajado principalmente en piscinas dando cursos de fisioterapia en el agua. La verdad es que me gusta mucho. Tengo claro que ser cargo público es una etapa de mi vida.

-¿En política la culpa siempre es de los otros?
-No, pero sí hay determinadas actitudes que desincentivan la ilusión. Nuestro discurso es: todos los políticos no somos iguales. Nos gustan los hechos no solo las palabras. Lo último. Nuestro grupo ha renunciado al plan de pensiones privado del que gozan los parlamentarios nacionales. No nos gustan los regalos desorbitados, ni los saraos o eventos contratados con dinero público. La política para nosotros no es una profesión. Pero veo que ni para el PP ni para el PSOE la política deja de serlo.

-¿De qué le servirá esta experiencia como cargo público cuando vuelva a ejercer su profesión de fisioterapeuta?
-Es una experiencia personal enriquecedora. Para mi fue ineludible aceptar esta responsabilidad y convertirme en altavoz de mi partido, pero en EUPV tenemos muy, muy asumido que se trata sólo de un periodo de tiempo.

-¿No le da pena acabar con sus sueños políticos?
-No sueño nunca, soy una militante y de izquierdas. Cuando acabe esta legislatura seguiré militando, yendo a las manifestaciones, colaborando activamente...de momento como cargo público se acaba mi periodo. No es bueno acomodarse en la poltrona.

-¿Visto lo visto qué le parece?
-Vivimos en una mayoría absoluta en la que no cabe consenso, ni negociación. Es más, con sus discursos lo único que hacen es impedir el control del gobierno que debemos hacer desde la oposición. De lo que me he dado cuenta es que la famosa separación de poderes que nos enseñaron en la escuela es una falacia. No existe. El ejecutivo controla al legislativo. Y el judicial rezuma con casos, como los de Carlos Fabra, Gurtel o Brugal que evidencian que aquí no pasa nada.

-¿A que lo atribuye?
-A que aquí hay mucha gente que no se cree la democracia. Se acomodan en sus asientos y se desligan de la realidad. Nosotros intentamos ser el altavoz de la calle, de los movimientos sociales, de los trabajadores...

-¿Qué político le emociona por su capacidad de oratoria?
-No puedo desligar el fondo de la forma. Los mejores discursos son los de mi síndica Marga Sanz porque combinan el fondo y la forma. Evidentemente hay mejores oradores, pero como en el fondo no estoy en absoluto conforme con ellos y son demagogos no puedo verlos como buenos oradores. Nunca se puede olvidar el motivo por el que estamos aquí. Es cierto que el ambiente de las Cortes es muy pomposo, atractivo...pero sin el fondo no es más que un adorno.

-¿Qué tal se lleva con las mujeres de los otros partidos?
-Muy bien con las de mi grupo y cordial con las de los otros partidos de izquierda. Y con las del PP mantengo una relación educada, pero es difícil trabajar con ellas y ellos cuando constantemente están imponiendo su mayoría absoluta.

-¿La sanidad, infraestructuras y cooperación le quitan el sueño?
-Sin duda, pero cuento con compañeros fabulosos que me explican lo que no sé.

-¿Lo más fácil y lo más difícil?
-Ser el altavoz de la clase trabajadora y movimientos sociales porque es en lo que creo. Lo más difícil es tener que soportar los comportamientos de algunos, bastante poco democráticos.

-¿Con quién se queda con Fabra, Camps o Blasco?
-Con ninguno, los tres son una pesadilla. En todo caso al ser de Castellón conozco más de cerca a Carlos Fabra y desde mi partido llevamos años aportando datos y mostrando quién es y cómo ha conseguido mantenerse en el poder desarrollando una serie de redes clientelares. Creo que es uno de los personajes más negros de la historia política de Castellón.

-¿Cómo acaba una jornada laboral?
-Uf. No se acaba. La política como cargo público y como militante absorbe todo mi tiempo libre. El poco que tengo lo disfruto con mis amigos.

-¿El último libro que ha leído?
-"Inés y la alegría" de Almudena Grandes, es precioso y me estoy hartando de llorar. Soy muy llorona.

 

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