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CASO EMARSA

Arnal dice que Crespo, Cuesta y dos directivos de EPSAR se repartían 180.000€ mensuales

25/02/2012 Reconoce haber aceptado ordenadores, viajes personales y reformas de Construcciones Rocafort, aunque dice que devolverá lo recibido. "Llegaba dinero en cajas de cartón", afirma el exdirector financiero

VALENCIA (EP). El ex director financiero de la Entidad Metropolitana de Aguas Residuales Sociedad Anónima (Emarsa), Enrique Arnal, ha afirmado que el exgerente de esta misma entidad, Esteban Cuesta; el expresidente de la Entidad Metropolitana de Servicios Hidráulicos (Emshi), Enrique Crespo, el exgerente de Epsar en funciones durante más de seis años, José Juan Morenilla, y el ex director de explotación de esta última entidad, Ignacio Bernácer, ingeniaron una estructura para repartirse cada mes 180.000 euros por la gestión de los lodos. También ha mantenido que todos los pasos que daba Cuesta "eran ordenados por el propio Crespo".

Así consta en una declaración escrita de Arnal, en unas 80 páginas, que ha presentado este viernes ante el titular del juzgado de Instrucción número 15 de Valencia, que investiga un presunto fraude de 25 millones de euros en la gestión de la depuradora de Pinedo, y donde estaba citado a declarar como imputado. Así, en el acto, tan solo ha respondido a las preguntas formuladas por su abogado.

Enrique CrespoEn esta declaración escrita, lo primero que hace Arnal es advertir de que ha contado la verdad, y ha aclarado que Emarsa para él fue un "calvario" por "todas las perversidades" que tuvo que soportar, "algunas obscenas". Luego concreta que ingresó en Emarsa el 16 de octubre de 1996, y se le "vendió" el puesto de director de Administración. Al poco tiempo se dio cuenta de que su puesto era "un cargo sin mando", según el escrito al que ha tenido acceso Europa Press.

Sobre el fondo del asunto, en distintos puntos de su escrito, Arnal asegura que Morenilla, Bernácer y Crespo realizaron un plan --en el que también incluyeron a Esteban Cuesta para "llevarse las bofetadas"-- para poder enriquecerse "de forma ilícita y millonaria". En este sentido, afirma que Morenilla, Bernácer y Crespo disponían de los medios necesarios para organizar la "trama Emarsa" y "enriquecerse de forma desmedida"; mientras que Cuesta fue buscado porque "era el perfil ideal: escasa preparación empresarial, buen relaciones públicas, ambicioso y dispuesto a muchas cosas". Así, entiende que este último "no llegó a Emarsa por casualidad, si no porque era la pieza que les hacía falta".

En concreto, en lo referente a los lodos, el imputado afirma en su escrito que Cuesta, Crespo, Morenilla y Bernácer ingeniaron una estructura para que, fijando un precio muy superior al de mercado, les quedase el resto para repartir entre ellos. Asevera que desconoce exactamente cuánto pero, en palabras de Esteban Cuesta, ha dado la cifra de 180.000 euros mensuales. Desconoce el porcentaje que se llevaba cada uno.

DINERO EN CAJAS DE CARTÓN

Al respecto, señala que Cuesta se encargaba de los tratos con Jorge Roca --imputado que ahora mismo está en paradero desconocido y que cobró 14,6 millones de euros por supuestos tratamientos de lodos--, e indica que el dinero inicialmente llegaba en efectivo en cajas de cartón, y posteriormente a través de tarjetas de crédito, todas a nombre de Roca. Los beneficiarios de las mismas eran Cuesta, Crespo, Morenilla y Bernácer. Los cuatro iban sacando dinero de estas tarjetas que había sido obtenido "de forma fraudulenta", mantiene.

Arnal también indica en su declaración que su tarea de estampar sellos en diferentes documentos era "uno más de los tantos procesos administrativos a los que se aludían en las Auditorías Operativas, y no era más que un sello genérico del departamento económico-financiero". Así, insiste en que no era un sello privativo de Enrique Arnal. Al respecto, matiza que los pagos los autorizaba y realizaba el gerente, puesto que él no tenía poderes de firma ni facultades para hacerlo.

Asimismo, indica que era Gerencia la que decidía quién cobraba primero de entre las facturas vencidas, y después Tesorería y Compras en función de variables aplicables individualmente a cada proveedor. En este punto, agrega que en la época en que Miguel García era gerente, el primero en cobrar era siempre Mediarco. Luego, con Cuesta, los primeros en recibir el pago eran Printergreen, Etwas Eigentlich o Erwinin.

No obstante, sí reconoce haber aceptado "numerosas prebendas", algo por lo que se siente "profundamente arrepentido". Entre otros regalos, aceptó electrodomésticos, ordenadores --el mantenimiento de los mismos lo cubrió la empresa de Sebastián Martínez, también imputado en la causa--, y hasta el pago de reformas por parte de Construcciones Rocafort.

También recibió viajes particulares de ocio que eran facturados por Viajes Benimamet, pero pese a lo declarado por Cuesta, Arnal indica que eso se realizó siempre siguiendo sus propias indicaciones, y él siempre le decía que ya que le dedicaba tanto a la empresa, sobre todo en los meses de la auditoría, se merecía una compensación por las horas dedicadas. Con todo, asegura que devolverá aquello de lo que se ha beneficiado.

FINANCIACIÓN

En otro punto de la declaración, Arnal afirma que, para buscar ingresos complementarios en Emarsa, se habló en los Consejos de Acuerdos de intercambio de tecnología y de acuerdos internacionales con países en desarrollo. De ahí los viajes a Rumanía y otros países para encontrar suministradores de materias primas de forma más económica sin tener que pasar por las exclusividades de España. Al menos, que él sepa, nadie montó un negocio en Rumanía por su cuenta ni existió fuga de capitales hacia este país.

Por ello, insiste en que en Rumanía sí que se intentaron llegar a acuerdos para montar una planta depuradora y una incineradora. Así, admite reuniones con una empresa de tratamiento de residuos en tres ocasiones, y otras dos o tres con representantes del Ayuntamiento de Bucarest.

Arnal afirma que está "seguro" de que Crespo estaba al tanto de los detalles de los viajes a Rumanía, pero indica que "ahora no es fácil asumir que la relación presidente-gerente era muy fluída, y es muy sencillo desvincularse de Esteban Cuesta. Pero no se debe olvidar que Cuesta era el hombre de confianza de Crespo, y que todos los pasos que daba eran ordenados por el propio Crespo".

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