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VALENCIA. La entrada de José Císcar en el Comité Ejecutivo Nacional, como ya apuntó este diario, ha sido la principal novedad elevada por Alberto Fabra al órgano de dirección del PP. La salida del exvicepresidente Vicente Rambla, coincide con la incorporación del dirigente alicantino, que transmite a día de hoy la máxima sintonía con el actual jefe del Consell. Seguramente mayor de la que el propio Rambla tenía con Francisco Camps.
En el ascenso vertiginoso de Císcar, además de su propia valía, tuvo mucho que ver Francisco Camps. Como delegado del Consell en Alicante, el ahora vicepresidente pisó todos los municipios de la provincia como enlace del Gobierno valenciano con los consistorios y, lógicamente, aprovechó esta circunstancia para lograr la pacificación en Alicante a favor del entonces presidente de la Generalitat. Camps lo ascendió a conseller.
Císcar, pragmático y solvente, fue el que supo asumir más rápidamente el cambio de ciclo en el PP valenciano, un posicionamiento junto a Fabra que algunos ‘campistas' alicantinos critican. En cambio, fuentes cercanas al vicepresidente recalcan que resolver la difícil situación de la Generalitat Valenciana es lo único que centra la atención de Císcar.
El ‘capitano' de Alberto Fabra sirve de escudo y brazo ejecutor de las estrategias e iniciativas de gobierno que salen del Palau de la Generalitat. Además, ejerce de correa de transmisión a la opinión pública en su papel de portavoz del Consell. Un puesto con el que Císcar está sabiendo lidiar -por el momento- pese a las medidas impopulares y delicadas que está adoptando el Ejecutivo.
El dirigente alicantino debutó como portavoz y vicepresidente con el anuncio de los recortes en el sector público, nada menos. Desde entonces, medidas de suma importancia han salido de la boca de Císcar: la último de ellas, los ceses, cambios y nombramientos del segundo escalón el pasado viernes.
Tras su incorporación, al vicepresidente se le ha visto abordar desde el problema con la Fórmula 1 hasta las protestas en el turno de oficio. Ha anunciado la implantación de auditorías para controlar las medidas de ahorro y ha impuesto un marcaje a los subsecretarios de la Generalitat para aumentar la disciplina en la administración.
La sensación es de que Císcar coordina, manda. Tiene un plan. O al menos tiene claro cuál es el plan de Alberto Fabra y cómo ir aplicándolo. El valor añadido del vicepresidente es que en las ruedas de prensa tras el pleno del Consell comunica: es una voz autorizada a revelar información y a responder a las preguntas. Un salto cualitativo respecto a anteriores portavoces del Gobierno valenciano.
CÍSCAR, TAMBIÉN EN EL PP
El tándem formado por Alberto Fabra y José Císcar también estará integrado en el Comité Ejecutivo Nacional del PP. El presidente, por derecho como máxima responsabilidad autonómica, y el vicepresidente, integrado como vocal a petición del jefe del Consell, quien ha mostrado interés en que su número dos empiece a ser más reconocido en Génova.
La inclusión de Císcar en el órgano no implica su descarte para tareas mayores en el partido. Fuentes del PPCV consideran que podría alzarse con la secretaría general del partido para completar esa coordinación dual entre presidente y fiel escudero. Sea así o no, dado que se baraja la continuidad de Antonio Clemente y también hay propuestas de Rita Barberá o Alfonso Rus, lo que resulta evidente es que el radio de acción de Císcar también se extiende en el partido.
Una de las delicadas misiones que deberá afrontar a corto plazo será la transición en Alicante. El postzaplanismo, el sector ‘campista', las alcaldesas con pretensiones a presidir el partido... un conglomerado de fuerzas y sensibilidades que precisarán de un gran acuerdo para no cerrar en falso la anterior etapa de disputas en la provincia. Para ello, desde el entorno del vicepresidente, quien cuenta con varios alcaldes y jóvenes dirigentes locales, se apuesta por una mezcla de renovación y experiencia en la nueva etapa. Otro reto para Císcar.
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