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VALENCIA. Después de años descontándose papel, la Generalitat Valenciana se ha quedado sin crédito en el Euromercado, el programa de pagarés que sirve a empresas e instituciones para financiarse a corto plazo. Según consta en el último informe trimestral del Instituto Valenciano de Finanzas (IVF), al cierre del ejercicio, la Generalitat no tenía saldo vivo en este mercado de capitales, lo que, lejos de ser una buena noticia, supone el cierre de una vía de financiación a la que el Consell había recurrido de forma masiva.

Según los datos aportados por el IVF, la Generalitat hizo la última emisión en el Euromercado el pasado mes de octubre, por un montante de 35 millones de euros a 14 días, un plazo tan corto que desvela la desconfianza de los prestamistas. El saldo vivo entonces era de 85,5 millones. En noviembre ya no colocó más papel, reduciendo la deuda pendiente a 68,1 millones. En diciembre, finalmente, devolvió todo el dinero que había pedido a corto, quedando el saldo vivo a cero.

PÉRDIDA DE UNA DE LAS VÍAS DE FINANCIACIÓN DEL GASTO ORDINARIO

Esta situación a final del ejercicio choca con el comportamiento de la Generalitat en este mercado durante el primer semestre, en el cual el IVF, como emisor, estaba recurriendo de manera masiva a los pagarés a corto plazo como alternativa a la falta de fondos por otras vías de financiación. Hasta julio, el Consell había emitido ya 2.766,5 millones de euros por esta vía, un 45% más que el año pasado en el mismo periodo y un 70% de lo que pidió a Euromercado en todo el ejercicio. En el último trimestre, el que va de abril a junio incluidos, la Generalitat añadió emitió 1.653 millones, frente a los 1.111 millones del primer trimestre, un 48% más.

Lo que llamaba la atención ya entonces era la drástica rebaja de los plazos de vencimiento de los pagarés, que habían pasado de 90 días en enero de 2010 a 31 días un año más tarde. La rebaja del plazo de devolución del dinero está estrechamente relacionada con el riesgo que perciben los inversores, que han ido exigiendo paulatinamente unos pagarés con vencimiento más cercado para limitar el riesgo.

Paralelamente el saldo vivo que mantenía la Generalitat también ha caído de manera más que notable. Frente a los 1.479 millones que tenía por vencer en marzo de 2010, se ha reducido prácticamente a cero, posiblemente obligada por la falta de renovaciones y por la exigencia de reducir esta exposición crediticia como condición previa de los inversores.