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LA OPINIÓN PUBLICADA

¡Qué solomillo... qué inmenso solomillo!

GUILLERMO LÓPEZ GARCÍA (*). 12/02/2012 "Lo primero es lo primero, y lo primero, aquí, es que, por culpa de los franceses, que nos tienen envidia, nos han birlado un Tour de Francia, un Tour nada menos, y también un Giro..."

VALENCIA. La semana pasada se celebró el 38 Congreso del PSOE. Finalmente, la ex ministra Carmen Chacón se quedó 22 votos por debajo de Alfredo Pérez Rubalcaba y no logró su objetivo de hacerse con la secretaría seneral del PSOE. Se comentó que las defecciones de última hora de algunos delegados andaluces en principio favorables a Chacón pudieron estar detrás de este resultado. También se aludió al discurso de Chacón ante el plenario del Congreso, que no logró entusiasmar y posiblemente le hizo perder algunos votantes.

Sin embargo, a la vista de los acontecimientos posteriores, podríamos argüir una tercera posibilidad: a Chacón no le gusta el ciclismo. No disfruta viendo los finales de etapa en alto, ni las etapas contrarreloj. No se ha desplazado nunca a los puertos pirenaicos para, enarbolando una bandera española (o andaluza; mientras no sea catalana, todo irá bien para sus aspiraciones políticas), animar a los ciclistas españoles. No ha colaborado con ningún medio de comunicación en calidad de experta en ciclismo. No ha salido públicamente a apoyar a Alberto Contador, a decir que la culpa es de un solomillo contaminado, nunca de él. No se ha manifestado a favor de cambiar la ley del dopaje en España para que nunca, nunca, nunca se pueda sancionar a ningún deportista español. No ha dicho, o no lo ha dicho suficientemente alto, que los franceses, como es evidente, nos tienen envidia. Y así, con esa actitud tan poco patriótica, no se puede progresar en política.

TODOS CON CONTADOR

Porque esta semana se ha anunciado una reforma laboral de amplio calado, el Gobierno ha continuado en su deriva de hiperrealismo afirmando que este año se continuará destruyendo empleo (al parecer, las fórmulas mágicas no lo eran tanto) y el Tribunal Supremo ha inhabilitado al juez Garzón nada menos que once años con motivo de las escuchas ilegales en el caso Gúrtel.

Pero todo eso son fruslerías demagógicas que no interesan a los españoles. Lo primero es lo primero, y lo primero, aquí, es que, por culpa de los franceses, que nos tienen envidia, nos han birlado un Tour de Francia, un Tour nada menos, y también un Giro, y quién sabe qué más: así lo afirma la sentencia del TAS en el caso Contador, que le condena a dos años de inhabilitación (aunque ya se habría cumplido más de un año y medio, y de ahí la pérdida de esas competiciones).

La respuesta española ha sido rápida, y contundente. Sin ir más lejos, el pasado miércoles, el diario Marca publicaba, en su página 32, una columna de opinión que pasará a la historia del periodismo deportivo español: el artículo en cuestión apoyaba a Alberto Contador, con razones tan serias e impactantes como: "Le he visto sereno y creíble"; "Estamos ante un gran ciclista, ante un deportista hecho a sí mismo con un gigantesco esfuerzo y tesón"; "Respetar la sanción es obligado, pero hacerse preguntas sobre su argumentación también lo es".

 

 

Su autor: José Luis Rodríguez Zapatero, expresidente del Gobierno español. Y también ex ministro de Deportes (cabe suponer que escribía en calidad de tal). Creo que no merece mayor comentario que la primera intervención pública del ex presidente en un medio de comunicación como comentarista se produzca en el diario Marca y a propósito de este tema.
Pero Zapatero no es la excepción, sino la regla.

El actual presidente, Mariano Rajoy, ciclista aficionado, también pródigo en su apoyo a Alberto Contador, no sólo ha sido comentarista, en la cadena COPE, en Punto Radio y en TVE, de diversas etapas de la Vuelta a España. Además de lo anterior, está en posesión de la "Medalla de Oro del Ciclismo Español", que le fue concedida en 2001 "por su incesante apoyo hacia el ciclismo en todas sus categorías". Y, aunque tardó, dicho apoyo acabaría dando sus frutos: diez años después, ahí lo tienen, presidente y con mayoría absoluta.


 

El flamante Secretario General del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, por su parte, también es un ferviente aficionado a los deportes (que practicó en su juventud, como velocista), entre ellos al ciclismo. Preguntado por la sanción, Rubalcaba lo tiene claro: está triste y cree que detrás de esto está el "duro verano" que les espera a los franceses, con el Roland Garros, el Tour, y la Eurocopa (y ya es duro tener semejantes expectativas, aunque sea con menos de la mitad de paro y más del doble de salario mínimo que en España).

MÁS VALE UN TOUR SIN HONRA, QUE HONRA SIN TOUR

Los medios españoles no han querido ser menos, y se han lanzado en tromba en apoyo de Contador (algunos, como el diario El Mundo, llevan meses inmersos en una campaña para defender su inocencia a ultranza). Con ello, la clase política, los medios, los referentes sociales, nos han clarificado, por si hiciera falta, cuál es el orden de prioridades: si en algo hay que intervenir, si algo preocupa a los españoles, pues es el solomillo de Contador. ¿El paro? ¿La prima de riesgo? Todo eso no tiene importancia; ya nos lo arreglarán en Alemania.
¿Qué implica defender a Contador? Implica mantener, contra viento y marea, una historia que difícilmente se sostiene.

Y también implica el reconocimiento implícito (y a veces explícito), como es lógico, de que la hipótesis de Contador (que su positivo deriva del consumo de un solomillo con clembuterol que le trajeron de España en pleno Tour) es correcta. Es decir: como bien ha sabido ver Álvaro González, la clase política y mediática española prefiere poner en duda todo el sistema español de controles alimentarios, antes que reconocer que quizás la historia de Contador no es del todo verosímil.

Una situación que, como cabría esperar, ha generado cierto malestar en el sector cárnico español. Total, ¿qué más da lo que se piense fuera de España sobre la calidad de la alimentación española? ¡Como si el turismo fuese un sector mínimamente importante para nosotros!

FRANCIA ES CULPABLE

Como broche final, los padres de la Patria han decidido virar su indignación hacia los sospechosos habituales en este tipo de cuestiones: que son, como en muchas otras, Francia y los franceses. La teoría viene a ser que Francia nos tiene manía y envidia nuestros éxitos deportivos, y por eso intenta poner en duda su legitimidad. La quintaesencia que lo demuestra sería el programa "Les Guignols de l'Info" de Canal + Francia, que se ha pasado toda la semana burlándose de los deportistas españoles y su supuesto dopaje.

El clímax -por ahora- del ridículo llegó con el ministro Wert, que anunció que enviaría un comunicado a los medios de comunicación franceses defendiendo "la honorabilidad del deporte español", mientras su homólogo de Exteriores, García Margallo, emitía una protesta diplomática formal al equivalente francés al Consejo Superior de Deportes. Una protesta... Contra un programa satírico de una televisión privada. De nuevo, sobran las palabras. Pero no el bochorno.

#prayfor... BALTASAR GARZÓN

Junto con la condena de Contador, esta semana nos ha traído un segundo asunto jurídico de envergadura: la condena por prevaricación del juez Baltasar Garzón, a causa del caso de las escuchas ilegales en el caso Gürtel. La condena, por unanimidad, inhabilita a Garzón durante once años. Es decir: acaba con su carrera como juez (se reincorporaría con 68 años).

Esta condena ha generado una fuerte contestación social, sobre todo desde las filas de la izquierda, y en particular ante el contraste entre las resoluciones del caso Camps (absuelto) y Garzón (culpable). Sin embargo, cabe decir que, en este caso, cabían pocas dudas: Garzón retorció más allá del límite la capacidad que le daba la ley para ordenar las escuchas (reservadas, y con muchas precauciones, a los casos de terrorismo).

Que un juez sea popular, incluso que sea alguien con una hoja de servicios muy destacable, o un icono de la democracia española, no debería impedirnos apreciar el delito en toda su dimensión. La justicia sólo puede funcionar si se abstrae de la popularidad o impopularidad de aquellos a los que enjuicia y procura ceñirse a los hechos (algo que también podemos aplicarle al caso Contador).

En cambio, sí que parece oportuno preguntarse si la pena que acarrea la sentencia (once años) es proporcionada al mal causado, y si no cabría tener en cuenta mínimamente la trayectoria de Garzón en el pasado. Sería una inmejorable ocasión para que el Gobierno utilizase el mecanismo del indulto
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(*) Guillermo López García es profesor titular de Periodismo de la Universitat de Valencia

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