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VALENCIA. Tras el verano del año pasado, uno de los asuntos estrella que ocupó en puestos de honor la agenda informativa de varias autonomías fue la inclusión del Corredor Mediterráneo en la red básica transeuropea de transporte.

La inclusión del eje, por delante del corredor central, en lo que supuso un pulso entre autonomías del PP como Madrid, Castilla-La Mancha y Extremadura, y la Comunitat, fue celebrada por los dirigentes valencianos y catalanes como un gran éxito.

Sin embargo, tras la victoria de Mariano Rajoy en las elecciones generales, el eje ferroviario ha pasado a un segundo plano informativo. Desde el lobby Ferrmed, firme defensor del corredor, su secretario general, Joan Amorós, subraya que a su organización le hubiera "gustado" una "mención expresa" del presidente del Gobierno sobre la infraestructura. Algo que no ha sucedido en este tiempo.

Las dudas son lógicas. El temor a que la aguda crisis económica, la división de barones del PP sobre la infraestructura y la propia cercanía de unas elecciones importantes como las andaluzas, retrasen las decisiones a adoptar respecto  al Corredor Mediterráneo está presente en organizaciones como Ferrmed.

Los siguientes pasos a acometer en el eje van destinados a fijar el ancho internacional -tercer carril-, remodelar el acceso a los puertos y polígonos y adaptar la red para trenes de 750 metros. En este sentido, Ferrmed se encuentra preparando una reunión para encontrarse con la ministra de Fomento, Ana Pastor, en el mes de marzo, tras, previamente, abordar con todas las comunidades autónomas implicadas un consenso al detalle los pasos que deben llevarse a cabo de cara a los próximos dos años.

UN ASUNTO DE TERCERA FILA EN EL CONGRESO

En Madrid, la reivindicación en el Congreso de los Diputados de la infraestructura ferroviaria más firme llegó por parte de Josep Durán i Lleida (CiU) y Joan Baldoví (Compromís). Las intervenciones de estos diputados no obtuvieron una respuesta de compromiso firme por parte del presidente del Gobierno.

No obstante, desde Ferrmed señalan que la consellera de Infraestructuras de la Generalitat valenciana, Isabel Bonig, sí mostró su implicación en la reunión llevada a cabo el pasado mes en la asamblea general del lobby. En la misma línea, el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, subrayó la semana pasada durante un coloquio que la conselleria estaba trabajando para la implantación del tercer carril ferroviario.

Pese a todo, el Gobierno Central tiene la última palabra. La deuda existente, la pretendida austeridad y el conflicto político pueden amenazar la inversión prevista para la infraestructura en los próximos años, dado el silencio sobre el eje ferroviario que mantiene el presidente del Gobierno, quien sí citó con énfasis el AVE gallego e, incluso, la travesía transpirenaica. "Rajoy se equivocaría enormemente si no impulsara el Corredor Mediterráneo porque puede apuntalar la economía de este país. Hay que pensar en la rentabilidad primero y después en la cohesión territorial", advierte Amorós.

El pasado gobierno, encabezado por el PSOE, había programado para el periodo 2014-2020 la inversión de cerca de 20.000 millones de euros pese al escenario de crisis económica. Ahora, la llegada de Mariano Rajoy al poder y su posición dubitativa frente a la infraestructura, apuntan a que las antiguas luchas internas entre barones autonómicos del PP comenzarán a reproducirse, pese a que al inicio del año el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, reiteró días atrás el "compromiso" del gobierno con el eje ferroviario. Mientras estas dudas flotan en el ambiente, desde el PP valenciano se muestran convencidos de que el proyecto del Corredor Mediterráneo seguirá adelante con paso firme. Será esta otra prueba de fuego para comprobar hasta que punto la presión desde la Comunitat -en este caso apoyada por Cataluña- puede inclinar la balanza para obtener un eje que los empresarios valencianos consideran imprescindible.