JORDI FERRER. 04/07/2010 A excepción de Benidorm, un mundo aparte dentro del turismo valenciano, los profesionales del sector alertan de la caída de competitividad del modelo regional frente a otros destinos emergentes del área mediterránea y reclaman un nuevo impulso para uno de los motores esenciales de la economía valenciana

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VALENCIA (VP). El modelo valenciano de sol y playa se apaga ante la calidad y mejores precios de otros destinos emergentes como Croacia, Turquía o Túnez. Sólo Benidorm sobrevive debido en gran medida a la especialización de su oferta, pero por lo que respecta al litoral se impone una ‘reinvención'.

Los expertos consultados por Valenciaplaza.com analizan también la oferta turística de la ciudad de Valencia y exponen sus pronósticos respecto a la evolución del sector en los próximos años.

José Ferri, director de Valencia Guías.

-¿Es competitivo el actual modelo turístico de la Comunitat? ¿Cómo lo valora?.

-En la Comunitat podemos distinguir varios modelos. El caso de Benidorm es muy competitivo y diría que modélico, aunque cualquier intento de exportarlo a otros destinos está destinado al fracaso. Por lo que respecta al resto de destinos de sol y playa creo que son caducos, están basados en la explotación intensiva del territorio e imitar sin éxito el de Benidorm, pero los destinos emergentes mediterráneos (más baratos) pueden motivar que este modelo sólo se mantenga para el mercado nacional y en el corto plazo.
Por el contrario, el modelo turístico de Valencia ciudad me parece positivo. La capital ha evolucionado de modo espectacular, gracias a la apertura de conexiones internacionales (Ryanair es muy responsable), la Copa del América, la F1, el Open de Tenis, etc., que tienen una repercusión impagable en los medios de comunicación; la construcción de la Ciudad de las Artes y las Ciencias y la labor de empresas privadas, que han creado productos y servicios adecuados para un público exigente.

-¿Cree que tiene futuro tal y como está?

-Benidorm sí lo tiene porque concentra los esfuerzos en su producto y no intenta atraer otros segmentos que son incompatibles con los existentes, pero no el resto de destinos de sol y playa, porque tal y como evoluciona la demanda y los destinos mediterráneos se necesita una reinvención total del modelo.
En el caso de Valencia ciudad creo que también tiene futuro, pero la oferta se ha de adecuar más todavía al perfil de los visitantes.

-¿Qué cambios serían necesarios? ¿A quién corresponden?

-Si hablamos de Benidorm, un caso muy concreto, no creo que sean necesarios cambios más allá de concentrar su política de comunicación en el público objetivo, pero soy pesimista respecto al resto de turismo valenciano de sol y playa porque algunos destinos no tienen solución. Los cambios necesarios para que se reinventen estos destinos corresponden a todas las administraciones y las empresas privadas por igual, es decir, una utopía.
De nuevo hay que distinguir el caso de Valencia, una ciudad que ha vivido muchos años del turismo de negocios y que ahora se tiene que abrir al de vacaciones y de incentivos. Se necesita un cambio en la oferta, orientándola al turista, una actitud más ‘tourist friendly' y la creación de nuevos productos que satisfagan a una demanda cada vez más viajada y ávida de novedades.

Alberto Galloso, director general de Grupo Skala.

-¿Es competitivo el actual modelo turístico de la Comunitat? ¿Cómo lo valora?

-Es una cuestión compleja. Como destino de sol y playa, la Comunitat sigue contando con un modelo muy competitivo, aunque hace falta realizar algunos ajustes. Desde la perspectiva de la oferta se necesita una mejor adaptación al mercado y ofrecer mayor valor añadido, y sobre todo búsqueda de valores diferenciadores frente al resto de destinos competidores. El cliente busca mucho más que playa y sol. La gastronomía, el ocio nocturno y las actividades complementarias son sin duda factores claves en el proceso de diferenciación. El servicio es otra de las cuestiones a mejorar, junto con el posicionamiento de destinos ya consolidados así como la promoción coordinada entre iniciativa pública y privada.
Suelo ser bastante autocrítico, creo que en ocasiones vivimos en una autocomplacencia que nos impide crecer como destino. Algunos de nuestros destinos y una parte de nuestras empresas desde luego no son competitivos en el actual mercado, sin embargo en general creo que puede considerarse que disponemos de un producto sol y playa con capacidad de competir.
Otra cuestión son el resto de productos; urbano, naturaleza, congresos, cultural. Creo que no existe un convencimiento y una apuesta clara de todos los actores por impulsar alternativas consistentes, salvo honrosas excepciones. Aún así hay que trabajar continuamente y con estrategias más orientadas a posicionar productos tangibles en mercados objetivo y dejar de desarrollar estrategias generalistas. Debemos trabajar a cinco años vista, adelantarnos al mercado, de lo contrario siempre estaremos a su merced.

-¿Cree que tiene futuro tal y como está?

-Si no nos reinventamos continuamente caeremos en un pozo del que sólo se puede salir a precio, y eso no interesa a nadie. Lo que hoy vale quizás mañana no y por eso tanto las empresas como los destinos tienen que ir por delante del mercado, analizar qué opinan nuestros consumidores, qué posicionamiento tiene en su mente. Hay que estar continuamente comunicando al mercado y con nuevas fórmulas de comunicación. Lo que hoy es un destino referencia en el mundo en un par de años puede ser otro más si no mantiene la tensión y el trabajo de reinvención necesario. Creo que podemos tener futuro, pero ojo, no por llamaros Comunitat Valenciana tenemos esto asegurado.

-¿Qué cambios serían necesarios? ¿A quién corresponden?

-En resumen sería necesario definir una estrategia de marcas en clave de mercado y no institucional, ya que el cliente no entiende de separaciones institucionales y las marcas deben ser principalmente sencillas de reconocer. Algunas de las nuestras aún no están posicionadas, hemos de aunar esfuerzos entre destinos bajo marcas entendibles, no inventemos el hilo negro. También deberíamos esforzarnos por dar valor añadido a nuestros productos. Dejemos de apoyar a aquellos que no quieren trabajar por la mejora y comencemos a hacer discriminación positiva, apoyemos a aquel que crea trabajo, aquel que cumple con la normativa, aquel que invierte en mejoras.
Por último, se precisa una estrategia conjunta de promoción público-privada donde ambas partes pongan dinero y dispongan de capacidad de decisión. Seamos inteligentes, no copiemos, busquemos nuestros valores diferenciales y trabajemos todos los días como si empezáramos de nuevo.
Además de todo esto hay que viajar. ¿Cómo podemos saber lo que hacer si no salimos a ver mundo?, es imposible que se planifique una empresa o un destino turístico en pleno siglo XXI sin viajar, sin entender qué es un producto gastronómico bien puesto en valor, una marina en clave turística, un producto cinco estrellas, un recurso patrimonial interpretado o un buen plan de señalización turística.

Vicente Blasco Infante, presidente de la Asociación Valenciana de Agencias de Viaje

-¿Es competitivo el actual modelo turístico de la Comunitat? ¿Cómo lo valora?

-Depende de los diferentes modelos de turismo y de la competencia que existe en cada uno de ellos. Si hablamos de sol y playa estamos empezando a tener dificultades debido al crecimiento de la oferta de países del área mediterránea, en especial del norte de África y Turquía, así como en los costes que dichos países tienen tanto de personal como de impuestos, etc. Todo ello nos lleva a una guerra de precios en la cual no vamos a ganar, ya que reducir los que España aplica significaría una perdida de calidad de efectos desastrosos en el medio plazo.
En cuanto al turismo de ciudad creo que ocupamos una posición muy competitiva dentro del panorama europeo debido a las buenas instalaciones que tenemos, tanto en congresos como por la planta hotelera y el resto de infraestructuras.
El turismo Rural sigue su camino lentamente.

-¿Cree que tiene futuro tal y como está?

-Depende de si sabemos adaptarnos y en especial revisar y actualiza mercados.

-¿Qué cambios serían necesarios? ¿A quién corresponden?

-Los cambios ya los he comentado anteriormente y corresponden tanto a empresarios como a las administraciones turísticas.

Ángel Campillo, presidente de la Federación Valenciana de Empresarios de Turismo

-¿Es competitivo el actual modelo turístico de la Comunitat? ¿Cómo lo valora?

-Sí, somos líderes europeos en sol y playa y estamos añadiendo nuevos productos turísticos (cultural, deportivo, congresos, etc.) que nos permiten romper la estacionalidad del modelo anteriormente comentado. Tenemos clientes y eso es lo mejor que nos puede pasar, aunque su nivel de gastos haya descendido, pero es una situación lógica y normal en un periodo de recesión económica tanto del mercado local como de los mercados emisores tradicionales a la Comunidad Valenciana. Hoy en día el objetivos es sobrevivir, con eso el sector esta satisfecho

-¿Cree que tiene futuro tal y como está?

-Si, aunque existen normativas nacionales que impiden la mejora del producto turístico como pueden ser la Ley del Tabaco, que seguramente eliminara al menos al 20% de las empresas operadoras de restauración y bares y que va a significar un cambio radical en los hábitos y consumos de los turistas y clientes tanto nacionales como internacionales. Además, la nueva Ley de Costas eliminará o suprimirá cuanto menos una oferta tradicional en nuestro litoral o el incremento del IVA, que perjudicará a los establecimientos de mayor categoría.
Todo ello unido a la falta de financiación ha limitado la capacidad de los empresarios por emprender nuevos proyectos o realizar reformas.

-¿Qué cambios serían necesarios? ¿A quién corresponden?

-Es un problema nacional. Hay que cambiar el "chip" de nuestro modelo productivo en general y el del empresario tradicional en particular. Todo ello corresponde al Gobierno y a la oposición, que deben dejar las cosas bien claras y dejarse de políticas provisionales. Hace falta seriedad y confianza que nos permita seguir creciendo en el largo plazo, aunque tenga costes sociales y lo pasemos