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VALENCIA. Durante la reciente campaña electoral diversos dirigentes políticos señalaron que un resultado en las urnas como el que preconizaban mejoría la percepción interna y exterior de la situación política en España y a con ello tendría lugar una mejoría de los problemas económicos que nos afectan.

Al margen de su intencionalidad electoral, el trasfondo económico de estas aseveraciones reside en que los resultados de unas elecciones pueden conducir a una mejora de las expectativas con efectos reales y muy rápidos sobre la coyuntura.

La cuestión que presentamos a debate en el foro de esta semana es si el desenlace electoral del domingo puede dar este fruto a través de una mejora de la confianza y cuáles serían las causas concretas de ello. Y en caso de respuesta negativa, cómo debería actuar el nuevo gobierno para crear confianza hacia la economía española.

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MARIANO AYUSO, abogado, socio de Cuatrecasas, Gonçalves Pereira

"De modo indudable, la victoria electoral liberal-conservadora va a tener un efecto positivo en la solvencia financiera y en el crecimiento económico. Por definición en momentos de crisis y recortes presupuestarios, un gabinete conservador ofrece mayores garantías de no incurrir en políticas populistas de gasto y proporciona un índice de confianza superior a los inversores.

Sobre todo si el nuevo Gobierno incorpora en los puestos claves a técnicos destacados en el mundo financiero internacional -como serían Rodrigo Rato (FMI) o González Páramo (BCE) en las carteras claves de Exteriores y Economía- y se incorporan profesionales de prestigio a las demás carteras, lo cual no es de extrañar ya que la plana mayor del PP la forman mayoritariamente abogados del Estado, diplomáticos, catedráticos y miembros de otros altos cuerpos de la Administración.

Además, queda en la memoria colectiva el trabajo realizado por Rato, Montoro, y demás equipo económico de la época de Aznar, para cumplir los criterios de la eurozona. Lógicamente, el efecto positivo tardará todavía unos meses –como mínimo hasta que se produzca la investidura y la designación de los ministros por Rajoy-, pero se producirá. Por el bien de todos".

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JAVIER ANDRÉS, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia e investigador del Instituto de Economía Internacional (UV)

"Sería sorprendente que el mero resultado electoral tuviera un efecto importante porque debería estar en buena medida descontado. Además, los nombramientos de Papademos y Monti no han surtido efectos inmediatos. Los potenciales inversores en España, en deuda pública y privada, tendrán que tener alguna evidencia más, como por ejemplo la formación del nuevo gobierno o, al menos, alguna declaración institucional en la transición. Tendrán que saber que planes fiscales y de reforma financiera y laboral tiene el nuevo gobierno y aún así habrá que esperar a las primeras reformas legales.

Esto no quiere decir que la elección o los primeros pasos vayan a ser irrelevantes. De hecho el nuevo presidente del Gobierno tendrá que ir con pies de plomo, porque si bien es difícil tener un impacto positivo muy importante, lo opuesto si puede ocurrir si en el mundo financiero se anticipase alguna vacilación a la hora de hacer los cambios necesarios".

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MANUEL ILLUECA, Universidad Jaume I e Instituto Valenciano de Investigacionbes Económicas

"En sí misma, la amplia victoria conservadora no tendrá efectos significativos sobre las condiciones de acceso del Reino de España a la financiación internacional. En la situación actual, la recuperación de la confianza de los mercados no depende tanto de las políticas individuales diseñadas por los países miembros de la Unión, como de una serie de acciones de política económica adoptadas conjuntamente por nuestros socios, y que básicamente pueden resumirse en: a) estímulos por parte de los países con margen de maniobra; b) mayor coordinación fiscal en la zona Euro; y c) un respaldo explícito por parte del BCE a la deuda pública emitida por los países de la Europa meridional.

Para hacer posible el acuerdo, España debe reafirmar su compromiso con las reformas estructurales, lo cual implica básicamente reducir el déficit público, reformar el mercado de trabajo y sanear el sector bancario. A nadie se le escapa que las reformas requerirán sacrificios y que los sacrificios requerirán consensos, no únicamente en las cortes generales, sino fundamentalmente en la calle, con los agentes sociales y los representantes de los colectivos más afectados por la situación económica que atravesamos.

Convendría recordar en este sentido que, aunque el Partido Popular cuenta con una gran mayoría parlamentaria, su respaldo en número de votos es ligeramente inferior al obtenido por el ejecutivo saliente en las elecciones de 2008. Con una izquierda más fragmentada pero también más radicalizada, y unos partidos nacionalistas claramente reforzados en Cataluña y el País Vasco, el Partido Popular debe formar un gobierno abierto a distintas sensibilidades, firme pero con vocación de alcanzar los acuerdos que exige nuestra difícil situación económica".

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VICENT SOLER es catedrático de Economía Aplicada de la Universitat de València

"Además del electoralismo inherente, decir que la situación económica dependería de los resultados electorales era una burda falacia. Porque lo que importa son las políticas y no los políticos. Cierto que gozar de confianza es un avance, pero la pregunta es ¿qué confianza puede obtener un partido que gana las elecciones sin decir nada sobre lo que pretende hacer? En contraste, el vilipendiado gobierno de Rodríguez Zapatero había arriesgado electoralmente como el que más -al resultado de las urnas me remito- para evitar llegar a la situación de rescate, cosa que ha logrado, al menos hasta el día de las elecciones.

Pero ¿qué riesgos ha tomado el señor Rajoy hasta el momento, después de tres años de grave crisis? ¿No es un comportamiento parecido al de la derecha griega? Suerte que la labor de oposición de los socialdemócratas no será, esperemos, tan irresponsable como la de los ganadores de las elecciones. Ese es el cambio más importante que se ha dado para garantizar políticas de Estado contra la crisis: el cambio en la oposición".