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VALENCIA (VP). El obligado parón de la competición liguera durante este fin de semana ante los compromisos de la Selección Española se extiende a modo de paréntesis en el desarrollo de la Liga BBVA. Es evidente que puede entenderse como un simple paréntesis, un alto en un camino repleto de confrontaciones espinosas o, quizás, como una manera de conseguir avituallamiento de energías extra para afrontar el último tramo del curso de 2011 en las mejores condiciones posibles. La despedida de un año espectacular, a tenor de los resultados obtenidos en la historia particular de esta sociedad centenaria, está repleto de obstáculos de diversa condición y consideración.

La secuencia está marcada; Atlético de Madrid, Sporting de Gijón, Barcelona, Sevilla y Granada establecen el calendario del campeonato de la regularidad antes del ocaso definitivo de 2011 que interactúan con la eliminatoria, a doble confrontación, de dieciseisavos de Final ante el Deportivo de La Coruña.

En un mes, aproximadamente, las huestes azulgranas afrontarán siete encuentros trepidantes ante una representación de clubes que, en estos instantes, representan todos espacios físicos de la clasificación general en Primera División. El Levante asumirá tres desplazamientos en el ciclo que se inagura mientras que el Estadio Ciudad de Valencia acogerá en primera persona los duelos ante la escuadra asturiana y el Sevilla.

El retorno a la competición coincide con el desembarco a la orilla del Río Manzanares. El Atlético de Madrid inaugura este ciclo definitivo. El duelo está fijado para el domingo 20 de noviembre a las 20.00 horas. La escuadra rojiblanca está firmando un comienzo de Liga caracterizado por la irregularidad que le mantiene en una posición intermedia en la actualidad.

El resto de los enfrentamientos marcan umbrales desiguales. Mientras que el Sporting y el Granada se encuentran en la zona más pantanosa de la Liga, siempre en tiempo presente, el Barcelona y el Sevilla ocupan posiciones antagónicas entre los estratos más elevados de la clasificación en Primera División.

De hecho, el partido entre el Barcelona y el Levante en el feudo del Camp Nou antecede al clásico de la Liga española entre el Real Madrid y el club que entrena Pep Guardiola. Y en este ciclo hay que incluir la aventura que supone aparecer en el formato de la Copa del Rey. La suerte deparó una eliminatoria ante el Deportivo de La Coruña, un equipo adscrito a la categoría de Plata de forma coyuntural, tras consumar el descenso a la finalización de la temporada pasada, que no obstante, aconstumbraba a detentar la condición de habitual en el marco de la Primera División en los tiempos más recientes.

El registro de partidos anunciados está presentado. La que se avecina... Es evidente que no se aventuran partidos de sencilla resolución antes de las Navidades. En realidad, ese aspecto se convierte en una terrorífica constante para las huestes blaugranas que prepara Juan Ignacio Martínez, inmersos en una de las competiciones de mayor exigencia y dificultad del planeta fútbol.

Por esa razón, cada encuentro liguero se convierte en una batalla titánica contra los adversarios, situados en el eje que marca el interior del terreno de juego, pero también hay una lucha vital contra la propia imagen que irradia el Levante.

Únicamente desde un compromiso sideral, una actitud suprema y desde un trabajo colectivo exquisito, que roce la pura excelencia, pueden afrontarse los distintos choques que depara el calendario liguero.

Corresponde a la estadística avalar el comportamiento del Levante cuando se han disputado once jornadas de la competición. Las siete semanas consecutivas sin que se ponga el sol, los dos empates en Getafe y Santander, los veintitrés puntos alcanzados, las diecisiete dianas sumadas, que sitúan a la vanguardia granota entre las más fecundas ante el gol, los intangibles que resaltan la seriedad que destila el colectivo tienen por fuerza que mitigar los efectos de las derrotas frente a Osasuna y Valencia.