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GRUPO PLAZA

Análisis a primera vista: Caja Madrid deja fuera de juego a Valencia

OLIVIA FONTANILLO. 11/06/2010

La integración de Bancaja y Caja Mediterráneo en los grupos liderados por Caja Madrid y Cajastur, respectivamente, supone un golpe al peso de la Comunidad Valenciana como plaza financiera

-Así quedará el nuevo mapa del sector

VALENCIA. Caja Madrid ha dado el golpe maestro en el proceso de fusión que se está viviendo en el sector de cajas de ahorros. Bancaja se ha rendido a las presiones y ha accedido a integrarse en el Sistema Institucional de Protección (SIP) que lidera el grupo madrileño, que se configura como la primera entidad del sector. Buenas noticias para Madrid, malas para la Comunidad Valenciana, que en dos semanas ha visto cómo sus dos grandes entidades financieras, Bancaja y Caja Mediterráneo -tercera y cuarta firmas del sector por volumen de activos- se han incorporado a grupos en los que no contarán con el dominio operacional.

Años de debates sobre la reestructuración del sector de las cajas de ahorros español se han resuelto en apenas unas semanas. La compleja situación de los mercados financieros y las presiones políticas han precipitado acuerdos que suponen un cambio radical en el panorama de las cajas y que dejan abiertas multitud de incógnitas, desde las derivadas del propio funcionamiento de las llamadas fusiones frías (a través de los SIP) a la nueva configuración del poder en un sector guiado hasta ahora desde los centros de interés político autonómicos.

El Banco de España ha jugado un papel esencial en la configuración del nuevo mapa de las cajas de ahorros. De hecho, en el sector existe malestar por las presiones recibidas desde el organismo regulador. La limitación de las ayudas públicas a las entidades que se incorporen a un grupo y la exigencia de que los grupos resultantes sean gestionados a través de un banco no han sentado bien entre los dirigentes de las cajas.

No entienden que la reforma se aplique sólo a una mitad del sector financiero, dejando al margen a la otra mitad, los bancos, muchos de los cuales presentan una evolución de resultados, ratios internos y solvencia más alarmante. "Hay cajas que se podrían plantear su supervivencia en solitario, pero están recibiendo muchas presiones para fusionarse. Bancaja era una de ellas", apuntan desde el sector.

Además, los expertos indican que dejar el control de cada uno de los nuevos grupos en manos de un banco podría traducirse en la práctica en una pérdida de control y competencias por parte de las comunidades autónomas a favor del Banco de España, que reforzaría su posición.

El factor político ha sido determinante en muchos de los procesos de fusión, como el de Bancaja y Caja Madrid, en el que el análisis puramente económico deja en entredicho la pertinencia de la unión. Si el objetivo de los Sistemas Institucionales de Protección (SIP) es unir a entidades con problemas con otras saneadas, que puedan ayudarlas, este requisito no se cumple en la presente operación.

La evolución y los ratios de ambas entidades se sitúan actualmente entre los peores, si consideramos al conjunto de los grandes grupos financieros nacionales. La solvencia no alcanza en ninguna el 8% establecido como mínimo legal, la morosidad está en crecimiento y la tasa de cobertura es ya inferior al 50% en el caso de la caja madrileña, que ofrece los peores ratios. Un análisis puro de los datos indica que harían falta varios años de margen financiero para dar cobertura a todos los fallidos, al tiempo que el actual nivel de solvencia dificultaría el acceso a la financiación en los mercados internacionales en condiciones competitivas.

Sin embargo, el otro grupo que pretendía a la caja valenciana, Ibercaja, está dominado por el PSOE, algo que no era bien visto desde el gobierno central y que podría generar problemas en la gestión por conflictos de intereses. "Algunos entidades del sector que han intentado fusiones basadas en criterios económicos más razonables no han podido llevarlas a cabo por motivos políticos", critican desde el sector.

NUEVO MAPA

Una vez cerrados los procesos de concentración actualmente en marcha (y a falta de posibles movimientos en los próximos días, antes de que acabe el plazo para solicitar las ayudas  del Frob, el día 15), el sector pasará de 45 a 21 entidades. Si La Caixa no realiza otros movimientos (además de la integración de Caixa Girona), cederá el primer puesto del sector al grupo liderado por Caja Madrid, que junto a Bancaja y las cajas de Ávila, Segovia, Insular de Canarias, Rioja y Caixa Laietana, sumará unos 339.000 millones de euros en activos. La segunda posición sería para el SIP de La Caixa, con 280.000 millones, mientras que los siguientes grupos se situarían ya a bastante distancia -ver cuadro-.

Apenas una decena de cajas continuarán su camino en solitario, al menos de momento. Las tres entidades vascas -BBK, Vital y Kutxa-, las aragonesas -Ibercaja y Caja Inmaculada-, Caja Sur (a la espera de ofertas de compra tras su intervención), Caja Círculo, las de Badajoz, Pollensa y Ontinyent. En el mercado apuntan la posibilidad de que en el País Vasco y en Aragón se opte por una integración con carácter regional, lo que simplificaría aún más el panorama del sector.

Mantener la independencia y caminar en solitario supondrá un importante hándicap para la caja que opte por esta vía. Y es que el tamaño sí que importa. Las condiciones de acceso a financiación en los mercados son cada vez más complicadas y las firmas más pequeñas tendrán difícil hacerse un hueco, en medio de la lucha de los grandes grupos por conseguir recursos en condiciones aceptables.

En los últimos meses, y en medio de la fuerte crisis de deuda que vive en la Unión Europea, la situación de las entidades financieras españolas ha ido empeorando progresivamente. El bono español se encuentra actualmente dos puntos por encima del alemán y el riesgo país de España se está disparando, algo a lo que están contribuyendo las constantes alertas sobre la situación interna difundidas por organismos y agencias de calificación de riesgos internacionales.

En este contexto, el acceso a las ayudas del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob) se presentan como un atractivo aliciente para las uniones. El fondo cuenta con 90.000 millones de euros. Hasta el momento, las peticiones por mayor importe corresponden al SIP liderado por Caja Madrid, con 3.000 millones (cantidad que, previsiblemente, será revisada al alza tras la incorporación de Bancaja al grupo); CAM, Cajastur y Caja Castilla La Mancha, con 1.600 millones; Caixa Nova y Caixa Galicia, con 1.100 millones, y el proyecto de Caja Murcia, con 900 millones de euros.

DUDAS DE FUNCIONAMIENTO

Los criterios para repartir internamente las ayudas es uno de los puntos que suscita dudas entre los expertos, pero no el único. Hará falta esperar a la reforma legislativa del sector financiero, prevista para el segundo semestre de 2010, para que quede completamente definido el marco de estructuración y funcionamiento de los SIP, así cómo el procedimiento a seguir para emitir las participaciones que permitirán hacer efectivas las ayudas del Frob.

En principio, cada una de las cajas que tome parte en una fusión fría conservará su personalidad jurídica, órganos de gobierno y obra social, pero tendrá que ceder gran parte de sus activos (al menos un 40%) y centralizar las decisiones de negocio. La mayoría están haciéndolo a través de la constitución de un banco, que se encargará de gestionar la tesorería y de guiar la planificación estratégica. La figura del banco como eje articulador de la operativa de los grupos constituidos reabre otro de los debates siempre presentes en el sector: la privatización o no de las cajas de ahorros.

SECTOR EN DECLIVE
Las cajas de ahorros cerraron el primer trimestre del año con un beneficio consolidado conjunto de 1.487 millones de euros, lo que supone un descenso del 31,8% respecto al mismo periodo de 2009. El margen financiero -que recoge la diferencia entre intereses recibidos y abonados- cayó un 21,5%, mientras que el de explotación se redujo un 25,5%.

En este contexto, las dotaciones netas a provisiones disminuyeron un 25,1% y las pérdidas netas por deterioro de activos -que incluyen las dotaciones por insolvencias- bajaron un 1,5%, a pesar de que los índices de morosidad siguieron creciendo.

Los nuevos grupos recibirán el apoyo del Frob, que representa una importante inyección de liquidez. Cada uno de los nuevos grupos tendrá que demostrar su cohesión y capacidad de gestión para sanear la situación de sus integrantes y salir reforzados. El éxito o fracaso en esta misión determinará si la elección de los compañeros de viaje fue o no acertada.

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1 comentario

Valencianet escribió
11/06/2010 09:49

Deberían dejarse de parches y privatizar las cajas de una vez. Pero no les conviene a los que pueden hacerlo, vaya hombre.

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