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El cuotapartícipe Roque, pendiente del patrimonio de Caja Mediterráneo (CAM)

LUIS A. TORRALBA. 07/10/2011 "¿Son o no complejos para los inversores minoristas de la red de la caja alicantina? En la respuesta está la clave para que los cuotaparticipes como Roque puedan reclamar legítimamente a la caja la recompra de sus cuotas..."

VALENCIA (VP). Roque es cuotapartícipe de Caja Mediterráneo (CAM), es decir, accionista sin derechos políticos, pero accionista al fin y al cabo de la entidad alicantina desde que ésta debutara en bolsa a finales de julio de 2008. Aquel fue un proceso novedoso, dado que se trataba de la primera caja de ahorros española en colocar cuotas a sus clientes, pero con la particularidad de que iban a cotizar en el Mercado Continuo.

Las 'acciones' de Roque iban a estar en el mismo mercado que Telefónica, BBVA, Santander, Repsol.... "¡Si me lo llegan a decir hace unos meses no me lo hubiera creído!", pensó para sus adentros. Pero cada vez que leía la información bursátil de un periódico o veía las cotizaciones por el teletexto -internet no lo termina de entender-, ahí estaban sus títulos bajo el nombre de 'Cuotas Participativas CAM'.

Cierto es que las cuotas iban dirigidas al público en general y que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) obligó a la caja a colocar un porcentaje mínimo entre inversores institucionales, lo que a la postre se tradujo en un apoyo del resto de cajas a una operación tan relevante para el sector.

Roque todavía recuerda con cierta incredulidad los porcentajes de La Caixa, Caja Madrid y la propia Bancaja, por encima del 2% por barba, lo que representaba más de 6 millones de cuotas. "Si éstos confían en la CAM será por algo", pensaba.

Lo cierto es que en aquella época -verano de 2008- ya se aplicaba en España con rotundidad la directiva europea MiFID llamada a proteger más si cabe los intereses de los inversores y, muy especialmente, de los más pequeños. Una directiva, que se implantó con retraso en nuestro país, que fijaba -y sigue fijando- distintos niveles de protección en función si el instrumento correspondiente era complejo o no complejo.

Posteriormente con la aprobación del folleto de emisión y admisión a cotización de las cuotas CAM, el organismo supervisor presidido por Julio Segura (CNMV) tendría la oportunidad de calificar este instrumento financiero, tal y como ya hizo en su día con las participaciones preferentes al calificarlas como un instrumento complejo.

Sorprendentemente, el folleto de la OPV de la caja alicantina, ese documento donde todo debe ser claro y meridiano para el inversor, no daba una solución clara a este tema. Resultaba ambiguo -para Roque hoy en día obsceno-, dadas las consecuencias que van a soportar miles de cuotapartícipes como él.

'Las cuotas participativas son instrumentos de mayor complejidad que las acciones'. Así aparecía de manera textual en el folleto que desgraciadamente Roque como otros tantos muchos cuotapartícipes -y resto de inversores de cualquier otra cotizada- no se leyó. Pero al margen de ello, surge una pregunta ¿son o no complejos para los inversores minoristas de la red de la caja alicantina? En la respuesta está la clave para que los cuotaparticipes como Roque puedan reclamar legítimamente a la caja la recompra de sus cuotas.

Hay que recordar que los clientes lo son de Banco CAM hacia donde se han segregado todos los activos y pasivos de la caja, mientras que las cuotas 'pertenecen' a la CAM (la caja). Roque sigue sin entender todo este batiburrillo, por lo que habrá que ver con que patrimonio cuenta la caja -posteriormente la fundación CAM- para responder del posible/presunto perjuicio causado. Roque y el resto de cuotapartícipes merecen una rápida respuesta.

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