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'Cheers', una serie con carencias

Las anormales series españolas

23/09/2011 "Pasadas ya más de dos décadas, es dudoso que Hermida se enorgulleciese hoy de presentar lo que se ha dado a conocer como un remake de Cheers a la española..."

VALENCIA (MANUEL DE LA FUENTE). Hace más de veinte años, el periodista Jesús Hermida presentaba a la audiencia de TVE una nueva serie, una comedia televisiva. Es lo que está triunfando ahora en Estados Unidos, venía a decir el presentador. Y todos asentían porque lo decía él, el único español que hablaba inglés en los años 60, el que retransmitió la llegada del hombre a la Luna. Hermida presentaba el primer episodio de aquella nueva serie y daba la sensación de que había ido él mismo a buscarla, a regalarnos a todos con lo que entonces nos parecía algo de otra galaxia: una serie norteamericana. Se trataba de Cheers.

Pasadas ya más de dos décadas, es dudoso que Hermida se enorgulleciese hoy de presentar lo que se ha dado a conocer como un remake de Cheers a la española, adaptada a la realidad de nuestro país. Así es como se nos ha vendido un producto que ha despertado una cierta curiosidad, dada la nostalgia que produce el pensar en una serie que tuvo tanto éxito: nada menos que once temporadas en EE.UU. Pero esta curiosidad pronto se ha igualado con todo el follón que se ha montado tras los primeros episodios, follón que habla muy bien del carácter templado y del glamour de los actores de nuestro cine (y nuestra televisión).

Pero empecemos por ese remake adaptado a la realidad española. Cheers era una comedia de situación que se desarrollaba en un bar de Boston, donde los protagonistas eran los clientes fijos. Todos ellos formaban una especie de microcosmos de la sociedad norteamericana de los 80, personajes que se reunían, al salir de trabajar, en su espacio común de ocio, el pub, el bar. Era una comedia coral: estaban el psiquiatra, el aspirante a actor, el entrenador de baseball, el administrativo, la estudiante que se ganaba la vida como camarera, etc. Las tramas iban transcurriendo en torno a la idea de que, tras años reuniéndose en el mismo sitio, acababan los personajes siendo amigos que compartían sus problemas y alegrías.

Y DE REPENTE...

...llegan los valientes creativos españoles que, conocedores de nuestra realidad, trasladan punto por punto el programa a nuestro país. Y lo que funciona perfectamente en la cultura anglosajona en la que, por diversos motivos (que van desde el clima hasta la tradición, pasando por la construcción social o la organización del trabajo y el ocio), el bar, el pub es el lugar de encuentro máximo para la socialización, chirría irremediablemente en nuestra cultura.

Porque, en España, no existe esa denominada "pub culture" ya que la socialización se encuentra en la calle y en otros espacios. Los clientes que pisan un mismo bar todas las tardes para tirarse horas y horas en ese bar y con los mismos parroquianos no son precisamente personajes como los que muestra Cheers, sino alcohólicos y jugadores de tragaperras. Para nosotros, el bar no es un lugar meta, sino un mero sitio de paso donde tomar una caña y un café y después seguir nuestro camino.

El sinsentido es tan aberrante que es como si los creativos españoles decidieran adaptar (también según la realidad española, por supuesto), A dos metros bajo tierra mostrando una España en la que los tanatorios están en las casas particulares de quienes se dedican a preparar los cadáveres; o La hora de Bill Cosby con negros de clase media alta viviendo en una casa grande; o como si los norteamericanos hicieran una adaptación de Curro Jiménez cabalgando por Monument Valley. Éste es el primer problema que afecta a la credibilidad de una serie en la que en todo momento tenemos la sensación de que estamos viendo una serie norteamericana mal hecha por españoles.

El segundo problema en la adaptación es la ruptura de la coralidad de la serie original. Aquí la serie está montada para el lucimiento de Antonio Resines, que sigue haciendo el mismo papel que hace Imanol Arias en Cuéntame: el tío que parece que está siempre estreñido y de mala leche. En cuanto abre la boca Resines, uno espera que diga, con su dicción clara y nada atropellada, algo así como: "Pero-tú-eres-gilipollas-o-qué-te-pasa". Lo cual, dicho sea de paso, si Resines es un actor de método que se ha especializado en ese personaje de ceño fruncido, pues perfecto. Pero ni aparece justificado nunca ese carácter por la trama (ni aquí ni en ninguna de sus películas) ni tampoco es que resulte creíble.

CORRAL DE COMEDIAS

Como tampoco resultan creíbles la mayor parte de los actores, desde un Alberto San Juan que parece que está leyendo una pizarra con sus diálogos, o una Ana Belén que se luce en el primer capítulo, todo un elenco de actores que se pasan toda la serie gritando como si estuvieran en un corral de comedias. Pero éste es el modelo de espontaneidad que consagró la película El otro lado de la cama: actores que no saben actuar, cantando canciones cuando no saben ni siquiera afinar para un público que no sabe si reír o avergonzarse o ambas cosas a la vez.

El tercer problema ya es de recepción, de la construcción de un público. Ésta es la asignatura pendiente de las teleseries españolas, crear un modelo propio. Hasta el momento, todo se ha basado en diversas líneas que no han acabado de concretarse: desde la comedia costumbrista (como en Farmacia de guardia o Médico de familia) hasta la importación de formatos de otros modelos televisivos (Crematorio o Camera Café) pasando por la comedia grotesca y esperpéntica (Aquí no hay quien viva) o la reconstrucción histórica de la transición política en unas series vergonzosas por sus relecturas del pasado (el modelo de Cuéntame que se ha expandido a las miniseries sobre Felipe y Letizia y sobre el 23-F). Atrás han quedado intentos más serios que recuperaban nuestra mejor tradición (la serie El pícaro, de Fernando Fernán Gómez) o que apostaban por el género fantástico (Historias para no dormir, de Narciso Ibáñez Serrador).

En este caso, el follón se ha montado porque, tras el estreno de la serie, un periódico global en español arremetió con su humor zafio (el de la serie, no el del propio periódico). Con la elegancia que le dan el oficio y las tablas, nuestro Laurence Olivier particular, Antonio Resines, contestó llamando "anormales" a los del periódico. El verbo afilado e incisivo cual bisturí de nuestros actores. Y añadía que los de ese periódico no se habían dado cuenta, ya que la productora que había hecho la serie pertenece al mismo grupo multimedia. No nos pueden decir que hacemos una porquería, venía a decir Resines, sólo pueden decir cosas buenas de nosotros porque lo contrario sería hacer un ejercicio libre de crítica. Pocas veces alguien ha defendido de una manera tan clara el juego de intereses que mueve a la industria audiovisual y mediática en nuestro país.

El caso de Cheers no es un caso aparte. Aglutina las carencias habituales de las series de televisión en España: desconocimiento de nuestra realidad social y cultural con la descontextualización de hábitos que sí son comunes en otros países pero no en el nuestro; unos actores que se refugian en el medio porque afuera, esperando proyectos cinematográficos, hace mucho frío; y la escasa preocupación por la fidelización del público. De hecho, si no gusta la serie no es porque el producto pueda ser malo, sino porque el público es idiota o "anormal". Ése es el discurso que se ha mantenido demasiados años desde la Academia de Cine y que ha generado que toda una generación de españoles presuman de no ver cine de su país. Y ahora es el discurso que se consolida en la televisión. Y se quejan luego de que no hay industria. Por supuesto que no la hay. ¿Quién puede presumir de que le gusta una serie como Cheers? Ni Jesús Hermida lo haría.

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12 comentarios

Gimena escribió
07/06/2013 08:54

Gimena: No podemos criticar una serie de television pq no conocemos como se hace? Pues mira, si nos parece una mierda la criticamos sepamos como se hace o no. Si el resultado es una mierda, nos da igual el proceso. Y lo de no poder criticar a Resines pq no tenemos premios y tiene una carrera muy larga en television... vamos... Gimena: te recomiendo que cambies producto para fumar.

Jack escribió
28/09/2011 16:40

No he visto ni un solo capítulo, tenía de adolescente a la Christie Alley (se escribe así?) en un pedestal y al ver la fotito de su spanish-mate me dije, ummm no le llega...pero al margen, lo que dice Manuel es de sentido común, en España hemos hecho series que gustaban o por lo menos a mí como, Juncal, Curro Jiménez o Verano Azul, y supongo que porque reflejaba nuestra esencia, y como todo, cuando uno se aleja de su esencia se va confundiendo y en la confusión cada uno tira para donde puede, lo que expone el crítico es un punto de vista muy coherente. Yo la tele la veo poco, alguna serie como los Soprano o The wire, pero que me las bajé. Supongo que se ha perdido un poco el buen rollo y sentido común, en búsqueda del rating y el gran hermanogilipollismo que se apodera de unos cuantos cuantos...una pena, pero bueno, siempre nos quedarán los proyectos independientes que va colgando la gente for free, sin otro interés que el artístico.

nomosfareucastellans escribió
27/09/2011 22:31

Lo mejor, la frase de Gimena "Si te vienes alguna vez por Madrid, te podemos...". Sólo le ha faltado "...paleto de provincias".

Daniel escribió
26/09/2011 20:39

Leyendo a Gimena no he podido evitar contestar. Para juzgar una serie, el único punto de vista que vale es el del espectador, que es (teóricamente, es España parece que no) a quien va dirigida. Si preparo un producto para un publico (zapatos, películas o condones) y ese publico no lo acepta, HE FRACASADO. Y no hay vuelta de hoja. Especialmente si al lado tengo gente que hace productos similares para ese mismo público y son un éxito. Otra cosa es que diseñe el producto para poder hacerme pajas por la noche viéndolo (¿se puede decir noche?). En ese caso estupendo... si me lo pago yo y no obligo a nadie a acoquinar. No discuto que para hacer una serie como 'Hispacheers' es necesario un gran esfuerzo. Pero bastante menor que para rodar "Waterword", y todavía no he visto a nadie defendiéndola basándose en lo que costó rodarla.

BW escribió
26/09/2011 09:50

Además, España ya tuvo su Cheers particular, a mi entender excelente por los conocimientos de cierto tipo de vida que tenían los actores clásicos españoles (de cine, se entiende). Me refiero a "Los Ladrones Van a Oficina", con Resines, por cierto, y también Paco Rabal, Fernán Gómez, López Váquez, etc.

Llamadme Israel escribió
24/09/2011 16:37

Gimena, ¿Podría explicar la razón por la que debemos apreciar la bazofia, siempre que sea nuestra bazofia? Si lo emitido es un bodrio infumable, con guiones dignos de "Zorrita Martinez", situaciones rancias tomadas directamente del destape, diálogos "ingeniosos" declamados por actores de cuarta y que abochornan a cualquiera que conozca la serie original, mas después de leer a Resines que el resultado aguantara la comparación con el original porque la han hecho bien, ¿Que van a mostrar del rodaje para que cambie la opinión al respecto? No digo que los responsables no crean, alguno, que lo que hacen es un producto digno, muestra de su incapacidad no ya para la autocrítica, sino para la mas elemental valoración de un producto audiovisual. Digo que como pueden convencerme de que lo que vi no era el excremento mas grande que ha dado la producción española desde que lo intentaron (¡Dos veces!) con las chicas de oro.

JMiguel escribió
24/09/2011 00:18

La serie es mala por varias razones: 1.adapta lo que no debe ¿Qué tiene que ver el inolvidable Frazier de la serie original con el "Serrano" de la versión española?¿Dónde está la mordacidad de Carla? 2. no adapta lo que debería adaptar: ¿qué tiene de español el bar de la serie, calco total de un pub de Boston? ¿por qué el cartel de "Cheers" ostenta el anglosajón "est" ante la fecha de fundación en lugar del "desde" o "fundado en"? 3. el ritmo es cansino. Las interpretaciones son, dichas con cariño, "sonsas" (menos Resines, que interpreta muy bien a Serrano) Postdata: no comparto la opinión del articulista sobre las series españolas: cada una dentro de sus estilo, han sido buenas series Farmacia de Guardia, Cuentame, Periodistas, 7 vidas, Aida, etc.

Miguel escribió
23/09/2011 22:29

¡¡Qué pasión!!. Y todo por unas series. Tampoco es para tanto ¿o sÍ?. Es solo tele y comentarios sobre la tele. A mi me gustaba Cuentamé aunque se me ha hecho larga de tanto estirarla y no me gusta la de Resines. ¿debo pedir perdón por ello?. Leyendo los comentarios me da que pensar que sí.

Marlango escribió
23/09/2011 11:46

Vamos a ver, Torralba. Que la serie sea muy vista no significa que sea buena. También ve mucha gente el Tomate ese y ya ve usted... ¿Traspasar fronteras? Por favor, entre usted en detalles. El critico llama anormales a las series españolas remedando el epíteto que lanzó Resines a los que le criticaban, mostrando unos mdoso autoriotrios que se los debería hacer ver, así como su estreñimiento crónico... En fion, sería un buen momento para aue cuéntame saliera por la puerta grande de la programación antes de que entre una penosa decadencia, que ya se advierte en sus dedadentes contenidos más cercanos al culebrón que a otra cosa

Luis A. Torralba escribió
23/09/2011 11:09

Tachar de anormales a las series españolas me parece excesivo, pero meterse con D. Antonio Alcántara es inaceptable. Estreñido y con mala leche no entra en cabeza humana, dado q se trata de un icono de la televisión, que ha traspasado fronteras y q es el espejo donde deben mirarse todos los q empiezan en el mundo del teatro y la televisión. Cuentame es la mejor serie de la historia televisiva española: mas de cuatro millones de espectadores de media en los diez años q lleva en antena merecemos un respeto. Luis A. Torralba. Larga vida a cuentame!!!!

Marlango escribió
23/09/2011 10:37

Tranquila, Gimena, que aquñi nadie se ha metido con los rodajes ni con los americanos. El críico, que es crítico y no actor, ha analizdkl por qué en su opinión la serie es una bazofia, opinión que compartimos la mayoría, y eso no tiene nada que ver con los actores, ni el trabajo de la gente ni ná.

Gimena escribió
23/09/2011 10:12

Creo que para que uno se vea con la potestad de hablar y juzgar el mundo de la televisión, tiene que conocerla un poco. No sólo como espectador, sino que la haya vivido desde dentro. Perdona amigo mío, pero cada vez que te leo se me abren las carnes con tu poca cultura audiovisual. Primero de todo, hay que conocer la demanda televisiva, no seas osado y asume que Estados Unidos ha generado una cantidad de contenidos, que ya nos gustaría poder haber hecho aquí en España (por no hablar del flujo de ideas y guionistas, claro). Antonio Resines, es un actor consagrado de la televisión, con una carrera larga y numerosos premios, no sé si tu puedes permitirte decir lo mismo. Y como última anotación, no es la primera, ni la última vez que se versiona un contenido extranjero, de hecho la mayoría de los exitos de la televisión española, vienen de fuera, por lo que aprenda a valorar un poco más lo que tenemos, y como somos capaces de hacerlo. Yo creo que así, aprenderías un poco más del mundo audiovisual. Si te vienes alguna vez por Madrid, te podemos llevar a algún rodaje que por cierto, se están produciendo muchas series en este momento, y podemos darte una pequeña clase para que en tus siguientes comentarios, hables con más conocimiento. Un saludo. Consumidora de Pixels

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