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DAVID BLAY / GP DE SAN MARINO

Por qué Vettel no pasaría el
rodillo
en motociclismo

03/09/2011

VALENCIA. Si hubo un momento en que peligró el espectáculo, Dorna supo dar un giro de timón y volver a tensionar a los desencantados aficionados. Y no solo con la habitualmente espectacular categoría de 125 centímetros cúbicos, sino con la llegada de la igualdad a la nueva Moto2 y el nuevo cambio de cilindrada en 2012 para MotoGP.

Es por ello que se llega a estas alturas del campeonato en unas circunstancias muy distintas a las de temporadas anteriores: hay dominadores, sí, pero también alternativas. Y, en medio de ambos, ‘outsiders' que pelean por ganar carreras o alcanzar podios y que en el camino restan puntos vitales a los aspirantes.

Una gran diferencia respecto a lo que ocurre en la Fórmula 1, donde el líder Sebastian Vettel le saca 92 puntos a su inmediato perseguidor, ha ganado siete de las 12 carreras disputadas, nunca se ha bajado del podio y su Red Bull es prácticamente imbatible en condiciones normales. A esta hegemonía hay que añadirle el hecho de que solo otras dos escuderías, McLaren y Ferrari, han conseguido ganar alguno de los grandes premios (cuatro los británicos, repartidos entre Jenson Button y Lewis Hamilton, una los italianos, Fernando Alonso).

¿Qué hace a las dos competiciones reinas del motor tan diferentes? Al margen, que no es poco, de que la Fórmula 1 es una competición mucho más cara, lo que reduce de partida las opciones de contar con una estructura capaz de competir al primer nivel, en la distorsión de la parrilla ha jugado un papel clave la empresa que organiza el campeonato: The Formula One Group.

Controlada con mano de hierro por Bernie Ecclestone, esta sociedad (participada mayoritariamente por el fondo CVC (70%) y JP Morgan (20%) y de la que el empresario británico mantiene el resto) ha pasado de ser un instrumento que emanaba de la FIA y de los propios equipos participantes a tener un poder absoluto. Las carreras no se celebran necesariamente donde hay aficionados si no donde se paga más. Los equipos no acceden al mundial por sus méritos en competiciones de formación, si no tras pasar la criba del propio Ecclestone y firmar sus contratos privados y multimillonarios. Ni las propias escuderías han logrado torcer su voluntad pese a amenazar en varias ocasiones con crear un campeonato paralelo.

Esa política, unida al alto presupuesto necesario para tener un monoplaza competitivo (los constantes cambios normativos para intentar igualar las condiciones no solo no funcionan si no que han reducido a tres las escuderías en liza) han creado un auténtico boquete en la parrilla, de la que incluso se han quedado rezagados equipos históricos como Mercedes, Williams o Renault, por no hablar de los que han desaparecido por la crisis del sector, como Toyota o Honda.

Pese a que Dorna, la empresa española que ocupa el puesto equivalente a FOA, FOM y FOL (las tres empresas del grupo de Ecclestone) en el Mundial de Motociclismo, ha ido con el tiempo incorporando innovaciones en gestión del campeonato con el objetivo de lograr la mayor rentabilidad posible, no ha caído en el error de intentar convertirlo en una élite cerrada y casi inalcanzable. Los grandes fabricantes, Honda, Yamaha, Aprillia..., no se ven sometidas por Carmelo Ezpeleta al control que ejerce Ecclestone. Los equipos, con estructuras más pequeñas, no deben cumplir tantas exigencias (algunas completamente extradeportivas y pensadas solo para el glamour) Si en algún momento se pensó en convertir Moto GP -la vieja cilindrada de 500cc- en una réplica de la F1, afortunadamente se abandonó.

Es cierto que los equipos y pilotos que cuentan con motos oficiales tienen más opciones. Pero eso no garantiza el triunfo. Y el hecho de mantener en el mismo paraguas a las dos cilindradas inferiores (125cc y Moto2) consigue que muchos pilotos y los equipos puedan empezar de abajo y llegar a lo más alto. Así cada año aparecen nuevos talentos que renuevan la competición e introducen emoción a las carreras, pese a que siempre puedan toparse con talentos como el de Valentino Rosi. Pero hasta a él le hicieron interiores imposibles.

Si bien los aficionados más veteranos a la Fórmula 1 asumen carreras tediosas sin adelantamientos y disfrutan de ellas, pese a que añoren a los Sena, Prost, Mansell y Piquet de los años dorados, los que se acercan de nuevo, atraídos por la presencia de un campeón español o por curiosidad por la competición, desde luego no tienen los alicientes para engancharse que sí ofrecen las motos en cada curva.

Y los viejos aficionados al motociclismo, lejos de añorar el pasado, viven los nuevos tiempos con la misma emoción que antes. Con la ventaja añadida de que, uno, las entradas a las carreras no cuestan medio salario mensual, y que su deporte aún les sigue prefiriendo a un actor de Hollywood o un emir. Y sus deportistas se siguen tirando en cada curva porque el título no se decide en una parada en boxes o en una estrategia equivocada.

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