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MUNDO INTERIOR /10

De Tabarca a Elx, parajes naturales de La Marina

26/08/2011

VALENCIA. Frente a la ciudad de Alicante, a unas diez o doce millas, y cerca del cabo de Santa Pola o del Aljub, se encuentra la isla de Tabarca, con una longitud aproximada de 1.800 metros y una anchura máxima de unos 400 metros. En realidad mas que de una isla, se trata de un pequeño archipiélago, compuesto, aparte de Tabarca, por los islotes La Cantera, La galera y la Nao. La visita a la isla de Tabarca es un excursión casi obligatoria para todas las personas que veranean en la Costa Blanca.

Múltiples salidas, desde el puerto de Alicante y Santa Pola, facilitan esta ruta en un cómodo paseo marítimo que dura, aproximadamente, una hora desde Alicante y media hora desde Santa Pola. Un de los lugares más emblemáticos de la zona y destino imprescindible es la isla de Tabarca, la más grande de la Comunitat Valenciana y la única habitada. Aunque visitable embarcando desde distintos lugares de la costa alicantina, Santa Pola es, sin lugar a dudas, el mejor lugar para partir a visitar la isla de Tabarca, debido a su proximidad, aunque pertenece al municipio de Alicante (se encuentra a veinte kilómetros de Alicante y tan sólo a ocho de Santa Pola y poco más de cuatro kilómetros del cabo de Santa Pola).

Nueva Tabarca es una isla pequeña, llana y luminosa, escasamente conocida, hasta hace bien poco, en el conjunto de la Comunitat Valenciana. No hay que visitar Tabarca con prisas, dados los valores de calidad de vida, ambientales y de intimidad que ofrece esta sencilla y acogedora isla Plana, con cuyo nombre, de origen griego y romano, también fue conocida. Los turistas desembarcan en Tabarca por su buen clima -en verano sus playas son muy valoradas-, para realizar compras, para disfrutar de una buena comida en sus restaurantes o para hacer una escapada desde los apartamentos de la costa. Pero la isla tiene otros valores, especialmente desde que comienza a disponer de infraestructuras adecuadas y de una rigurosa normativa proteccionista.

Hoy la isla permite al viajero amante de los sitios tranquilos y amables. Tabarca es una de las pocas islas del Mediterráneo por la que no circula ni un solo vehículo a motor. Descubrir nuevos valores que poco tienen que ver con el tradicional turismo de 'sol y playa'. En primer lugar, la isla es Reserva Marina desde 1986, pero ya antes tuvo un reconocimiento con la declaración en 1964 de Conjunto Histórico-Artístico, actualizado, más recientemente, con la figura de protección de Bien de Interés Cultural.

Destaca en Tabarca la restaurada Casa del Gobernador, un edificio del siglo XVIII reconvertido en hotel que ha respetado en gran parte la estructura original del viejo edificio, como los arcos de medio punto del salón de la planta baja con piedras de sillares. La Casa del Gobernador se encuentra localizada en el único recinto urbano de la isla, conocido con el nombre de Sant Pau o Nueva Tabarca, un recinto amurallado del siglo XVIII con unas magníficas puertas de acceso: a poniente la de Sant Gabriel, a levante la de Sant Rafael, y una tercera se deja acariciar por la tramontana, la de Sant Miquel.

Cuando se pone el sol la puerta de Sant Gabriel ofrece una bella visión, ya que las piedras de sillares de la próxima cantera se bañan de un rojo intenso y el paisaje se vuelve irreal, todo él rodeado por unas aguas insultantemente limpias. La parte de levante de la isla es una llanura bellamente dibujada por una vegetación de chumberas, un cactus que se alza hasta más allá de los dos metros y especies botánicas de flora que decoran obras arquitectónicas que han quedado como muestra de un tiempo histórico intenso: el faro de 1877, la torre de Sant Josep, del siglo XVIII, y el más solitario y tranquilo de todos los cementerios litorales valencianos.

Pero es en el fondo marino donde más sorprende Tabarca: praderas de posidonia, caballitos de mar, tortugas de mar y cigalas, además de acantilados y calas. Tras la visita de uno de los lugares más tranquilos y serenos del litoral valenciano regresaremos a Santa Pola para dirigirnos posteriormente al destino que cerrará este itinerario, Elx.

Si vamos en coche lo haremos por la carretera CV-865, y los que opten por caminar o ir en bicicleta, pueden elegir un camino asfaltado que discurre paralelo a dicha carretera, que permitirá acercarse a lugares tan agradables como las ermitas de Santa Anna y de Sant Vicent els Bassars, todo ello a través de un bello paisaje rural. Llegados a Elx descubriremos que esta ciudad es la tercera en población de la Comunitat Valenciana, así como capital de la comarca del Baix Vinalopó.

Los iconos de Elx son varios y diversos: su industria del calzado, la conocida Dama d'Elx, el Misteri d’Elx, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad y, sobre todo, sus más de 200.000 palmeras, que abrazan la ciudad y le han dado parte de su fama, destacando entre ellas el emblemático palmeral del Hort del Cura. Todo el conjunto de palmeras constituye el bosque más meridional y extenso de Europa de esta especie, motivo por el que fue declarado Patrimonio de la Humanidad en el año 2000. En el interior del palmeral encontramos dos torres vigías medievales, la de los Vaïllos de Llanos y la de Ressemblanc.

En el casco urbano y alrededores de Elx no hay que perderse la visita al palacio de Altamira o Alcàsser de la Senyoria, sede del Museo Arqueológico Municipal Alejandro Ramos Folques; la basílica barroca de Santa María, del siglo XVII; la fortaleza árabe de la Calahorra; el ayuntamiento; los baños árabes en el Convent de la Mercé; o las numerosas torres de defensa. Todo ello, sin olvidar las visitas a los restantes siete museos de la ciudad: el de Baños Árabes, el Escolar de Pusol, el Centro de Visitantes, el de Arte Contemporáneo, el de la Festa –dedicado al Misteri d’Elx-, el del Palmeral y el Paleontológico del Mediterráneo; Cidaris.

En su término podemos pasear por parajes naturales llenos de cultura. Además del ya citado y visitado parque natural del Fondo, en primer lugar nos dirigiremos al yacimiento arqueológico de la Alcudia de Elx y visitaremos su museo asociado, con restos desde el Neolítico pasando por las culturas íbera, romana y musulmana, y lugar de descubrimiento de la afamada Dama d’Elx.

Y ello sin dejar de lado los mosaicos de las fértiles huertas; su pantano, construido en 1632; el paraje natural del Clot de Galvany; las zonas de playas, en torno a l’Altet y La Marina. En La Marina las playas del Pinet, La Marinaplaya, Les Pesqueres y el Rebollo se encuentran rodeadas de acogedoras dunas y pinadas. Y para los que busquen más intimidad nos podemos acercar a las playas naturistas de los Tussales y el Carabassí.

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