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Murdoch pone en peligro la triple A británica

VÍCTOR JIMÉMEZ. 22/08/2011 La espiral del riesgo en el caso de ‘las escuchas ilegales' ha provocado el cierre de un periódico con más de 2,5 millones de lectores y casi 170 años de historia. Pero esto no es nada comparado con la desestabilización del gobierno británico y el impacto en los mercados que está por llegar, tras las nuevas revelaciones criminales.

LONDRES. La lección que el excorresponsal de asuntos de la corona del diario News of the World, Clive Goodman, ha administrado a Rupert y James Murdoch esta semana, seguro que invita a reflexionar a más de un empresario antes de hacer falsas promesas a sus trabajadores.

El Comité parlamentario de Cultura y Medios reveló esta semana haber recibido una carta de Goodman, escrita en 2007, en que se quejaba amargamente por su despido. "La decisión es perversa", dice el periodista, "porque las actividades criminales de las cuales se me acusa fueron ejecutadas con el conocimiento y el visto bueno de" varios miembros de la dirección editorial "... y además, otros redactores también practicaban los mismos procedimientos ilegales" -en referencia al acceso a conversaciones y mensajes telefónicos privados de miembros de la familia real, políticos y famosos.

"Tom Crane (ex abogado de News of the World) y el editor (entonces lo era Andy Coulson) se comprometieron en repetidas ocasiones a ofrecerme un trabajo en el diario una vez que hubiera terminado mi sentencia, siempre y cuando no implicara a nadie más. Yo cumplí con mi parte del acuerdo", les reprocha Goodman. News International Corporation (NI Corp.), propietaria del diario -su publicación se canceló el día 7 de julio-, sin embargo, no lo hizo. Y ahora, el futuro de Rupert Murdoch, que preside el conglomerado de medios de comunicación, el segundo más grande del mundo según ingresos y con una plantilla de 51.000 trabajadores, pende de un hilo. Tanto como el destino de su hijo, James Murdoch, director de la rama británica de NI Corp. y responsable de reconducir el asunto. Si es que aún es posible.

Porque si el mensaje fuera cierto, aparte de constituir un ejemplo clásico de la revancha del sicario, cazaría dos pájaros de una pedrada: por un lado, muestra a los Murdoch como una saga desaprensiva, capaz de mentir ante la propia Cámara de los Comunes y de los Lores del Reino Unido; por el otro, vuelve a abrir el cajón de la ropa sucia del primer ministro, David Cameron, que defendió personalmente la trayectoria de Coulson -tras dirigir News of The World durante cuatro años, fue jefe de comunicaciones del Partido Conservador entre 2007-2010 con un suedo cercano al medio millón de libras, y asesor especial en Downing Street desde mayo del año pasado hasta enero de 2011.

LA TRIPLE A, TAMBALEÁNDOSE

NI Corp. ha enviado un comunicado suficientemente breve para retratar el temor que se debe vivir dentro de sus despachos: "Reconocemos la seriedad de los materiales aportados por la policía y el parlamento, y estamos a la disposición de las autoridades para colaborar de manera abierta y constructiva". El gobierno, no ha dicho ni mu. Por el momento.

La City, en cambio, ya está haciendo ruido. Las razones para tanta sensibilidad son obvias: la comunidad inversora se halla en un estado de nervios casi crónico, al que incluso los últimos alborotos sufridos en Londres han sido capaces de irritar -el editor económico de SkyNews, otra de las piezas del rompecabezas de NI Corp., advertía a través de un mensaje en Twitter que el capital privado comenzaba a preguntarse si las rentas de su dinero no se evaporarían al calor de la agitación social y sus consecuencias sobre el producto interior bruto.

Willem Buiter, jefe economista en Citigroup, ha explicado en las páginas del Wall Street Journal -sí, posesión de NI Corp., también- que "la posición fiscal y financiera de la eurozona en su conjunto es más sólida que la del Reino Unido", y que "el grado AAA de calidad en la deuda soberana podría ser, en un futuro no muy lejano, una de aquellas cosas que sólo se ve en los libros de historia", una indirecta a aquellos gobiernos que, como el británico, han jaleado la pérdida de la triple A de los Estados Unidos a manos de la agencia de riesgo Standard&Poor's para ganar el aplauso de los mercados en contraste. De hecho, Buiter indica que el Reino Unido corre el peligro "inminente" de caer de la parra de las AAA porque su sistema político ha propiciado un gobierno de coalición, en vez de una mayoría fuerte como para introducir las reformas fiscales necesarias.

El economista Mark Schofield ha sido más crudo: "el empujón que desplazaría a las finanzas del Reino Unido de debajo de su paraguas con la triple A, se lo podría dar un descenso brusco en el ritmo de su recuperación económica, o una crisis política que amenazara con romper el actual acuerdo en el gobierno".

Si se confirmara que Andy Coulson, quien fuera mano derecha del primer ministro durante su campaña electoral y sus primeros meses en el cargo, aprovechó las prácticas de las escuchas ilegales para vender más diarios y para ofrecer sus servicios de comunicación al Partido Conservador, la pregunta es: ¿por qué el Partido Liberal-demócrata habría de encharcarse en el lodo de su socio en Downing Street para perder todavía más votos en las próximas elecciones? La respuesta, esta vez, no está en el aire. Paddy Ashdown, miembro liberal-demócrata de la Cámara de los Lores, asegura que aconsejó al primer ministro, David Cameron, que no contratara a Coulson porque su historial causaría "un perjuicio terrible" a la coalición. Cameron no lo entendió entonces, pero el viento se le está girando en contra, y rápidamente.

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