X AVISO DE COOKIES: Este sitio web hace uso de cookies con la finalidad de recopilar datos estadísticos anónimos de uso de la web, así como la mejora del funcionamiento y personalización de la experiencia de navegación del usuario. Aceptar Más información
GRUPO PLAZA
MUNDO INTERIOR /7

Del Comptat a La Marina Alta por dos valles repletos de historia

19/08/2011 Territorios de orografía abrupta en los que  los que los árabes y después los moriscos dejaron un legado cultural imborrable pese al paso de los siglos

Vall de GallineraVALENCIA (VP). La capital de la comarca del Comtat, Cocentaina, ofrece numerosos lugares que deben ser visitados. En el centro histórico es imprescindible pasear por los barrios de Fraga, en el que se asentaba la antigua Judería, la Vila Vella, antiguo barrio cristiano, y el Raval, antiguo barrio morisco. En la Vila Vella deberemos acercarnos al Palacio Condal, edificio civil de estilo gótico-renacentista declarado Bien de Interés Cultural.

Fue construido por Roger de Lauria, primer señor feudal de la Villa en la segunda mitad del siglo XVIII, y reformado y ampliado dándole el aspecto que vemos hoy en día a mediados del siglo XV. En las afueras de Cocentaina conviene visitar la ermita de Santa Bárbara, localizada sobre un pequeño cerro en un entorno natural muy agradable.

Existe, en las inmediaciones, una área recreativa y para el esparcimiento. Saliendo de Cocentaina, al echar la vista atrás, veremos cómo sobre la montaña que domina la población se sitúa el castillo de Cocentaina, declarado Bien de Interés Cultural.

Nos adentramos ahora en la comarca del Comtat, buscando un paisaje único fruto del legado morisco y su manera de moldear el escarpado terreno. Encontramos cultivos de regadío o secano, que ocupan riberas de río y barrancos y escalan laderas imposibles, un paisaje natural transformado por nuestros antepasados en paisaje cultural.

El primer pueblo que visitaremos es Benillup al que llegaremos tras cruzar el río Serpis, haber caminado por el camino de Patot y haber tomado la CV-710. Lo encontraremos situado sobre un amplio collado y en las estribaciones de la imponente sierra de Almudaina. Se trata de un pueblo sencillo y bonito con un centenar de habitantes que habla de la tranquilidad reinante. Continuamos desde Benillup hasta Almudaina, a los pies de la sierra que lleva el mismo nombre. Los bancales de cerezos y almendros nos abren paso hasta encontrarnos con este municipio en el que destaca la torre árabe de época almohade, declarada Bien de Interés Cultural. En Almudaina recorreremos unas calles que, al igual que todas las poblaciones de la zona, tienen evidentes reminiscencias árabes.

El siguiente lugar por el que pasaremos será Benalfaquí, pedanía de Planes. Benalfaquí es un milagro estético en este inicio de milenio con una trama urbana perfectamente integrada con el entorno rural. También es espectacular el sinuoso recorrido de la carretera que se hunde en el barranco camino de Planes. Esta localidad es una de las más pintorescas de la comarca. Su casco antiguo se asienta en la ladera de un montículo presidido por los restos de lo que fue un importante castillo musulmán. 

Después de Planes nuestra ruta, camino de Vall de la Gallinera, toma la carretera CV- 700, que abandonaremos a la altura del barranco de la Encantada. Una pista de tierra desciende bordeando el barranco entre una bien conservada vegetación de ribera. Al poco de iniciado el descenso descubriremos, a nuestra derecha, una bellísima poza de transparentes aguas. No es la primera que nos encontraremos ya que, en este estrecho pasillo que traza el agua entre las montañas, descubriremos cascadas y densa vegetación de ribera que hacen de este espacio uno de los más bellos lugares de la Comunitat Valenciana.

Llegamos a la poza de la Encantada que da nombre al barranco y a una vieja leyenda que se remonta a los siglos de dominación árabe. La leyenda cuenta que cuando los moriscos recibieron la orden de expulsión ocultaron en una cueva sus tesoros, esperando recuperarlos íntegramente cuando regresaran de nuevo a la tierra en la que nacieron y vivieron. Esa fortuna, compuesta de joyas y monedas y todo tipo de objetos valiosos, fue puesta bajo la protección de una doncella encantada, asegurando la leyenda que una vez cada cien años la figura de la bella joven aparece caminando entre los peñascos del Barranc de l’Encantada. Afirma la leyenda que quien se encuentre con dicha doncella descubrirá todos los tesoros escondidos.

Desde el barranco de la Encantada alcanzaremos el collado de Benisili, puerta de entrada a Vall de Gallinera dentro ya de la comarca de La Marina Alta. Desde el fondo hasta casi la cumbre de los montes se ven campos en anfiteatro, y en ellos la hermosa confusión que resulta de la variedad de árboles y de producciones. Hay allí algarrobos, carrascas, granados, moreras, pinos, nogales, olivos y cerezos. 

Valle de moriscos, con ocho poblaciones que constituyen un solo municipio, y que se extiende, en dirección noroeste-sureste delimitado, en la parte septentrional, por la sierra del Almirant y la Serra Albureca y, en la parte meridional, por la Serra Foradada y Les Llomes del Xap. Nada más entrar en Vall de Gallinera desde el collado de Benisili nos encontraremos con el castillo de Alcalá o Benisili, declarado Bien de Interés Cultural, que domina este paso natural. Las poblaciones que visitaremos en Vall de Gallinera son Benirrama, Benialí, Benitaia, Benisiva, la Carroja, Alpatró, Llombai y Benisili. Todos ellos son pequeños núcleos urbanos que forman un solo municipio y que nos sorprenderán por su sencillez y tranquilidad. Resulta perfecta su localización cercana a las fuentes y manantiales, su orientación aprovechando las horas de sol, su compacta trama urbana en la que las calles aportan calidez en invierno y frescor en verano, al igual que las casas con sus muros de piedra, barro y madera. El río Gallinera discurre por todo el valle y los cultivos de secano como los cerezos, almendros y olivos dotan al valle de un cromatismo y una vitalidad espectacular.

Tras haber pasado por todos y cada uno de los pueblos nos dirigiremos ahora a la Vall d’Alcalá a través de la serra Foradada. Allí nos encontraremos con el poblado íbero de Xarpolar, en el que podemos observar los restos de un doble recinto de muros que rodean y defienden el poblado, encontrando más acumulación de piedras en las zonas de más fácil acceso con el fin de aumentar la protección. Nos encontramos, también, con la emblemática peña Foradá, un agujero natural en la roca, que es el elemento paisajístico más representativo de la Vall de Gallinera. El encanto más grande que esconde esta peña es un fenómeno astronómico único que se produce dos veces al año. El día 4 de octubre y el 9 de marzo la luz del sol pasa a través del agujero de la Foradá e ilumina los restos del antiguo Convento Franciscano del siglo XVII. Dejamos Vall de la Gallinera y nos adentramos en la Vall d’Alcalá, donde cloncluirá la ruta.

La Vall d’Alcalá es el verdadero corazón cultural y sentimental, también militar, del asentamiento morisco en las montañas de La Marina Alta. La Vall d’Alcalà estuvo formado, en otros tiempos, por siete poblaciones, denominadas Alcalà de la Jovada, Beniaia, Criola, Benialí, Benixarco, La Roca y La Adsubia. De estas siete quedan tan sólo dos: Alcalà de la Jovada o Vall d’Alcalá y Beniaia: pueblos y poblados herederos de una cultura árabe profundamente arraigada en esta tierra que el cristianismo intentó, sin éxito, borrar de nuestra memoria.

Difícil lo tuvieron en las Marinas, donde bajo el nombre reconvertido de moriscos, modelaron estos paisajes armónicos, entre la conquista cristiana del siglo XIII y su expulsión definitiva recién iniciado el siglo XVII. Antes de alcanzar la Vall d’Alcalà descubriremos a nuestra izquierda el viejo poblado morisco de L’Atzuvieta: sin lugar a dudas, el mejor conservado de la zona. Llegados a la Vall d’Alcalà, nos fijamos en la fuente de la plaza mayor, que muestra, como caño, la boca de la esfinge de Al-Azraq. La Vall d’Alcalà tuvo importancia como capital del feudo del caudillo árabe Al-Azraq, el de los ojos azules, que combatió durante años a Jaime I de Aragón, quien consiguió finalmente desterrarlo después de firmar un pacto de capitulación en 1275. Ni que decir tiene que la topografía tan complicada y el aislamiento en época medieval que todavía persiste en estos valles interiores de La Marina fueron los elementos que permitieron que esta lucha y resistencia se prolongara lo largo de tanto tiempo.

Comparte esta noticia

comentarios

Actualmente no hay comentarios para esta noticia.

Si quieres dejarnos un comentario rellena el siguiente formulario con tu nombre, tu dirección de correo electrónico y tu comentario.

Escribe un comentario

Tu email nunca será publicado o compartido. Los campos con * son obligatorios. Los comentarios deben ser aprobados por el administrador antes de ser publicados.

publicidad
publicidad