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El pacto del Senado no es suficiente para acabar con la pesadilla para la economía de EEUU

03/08/2011 El secretario del Tesoro afirma no estar seguro de que EEUU mantenga la calificación AAA que ha hecho de este país la inversión más segura del mundo durante un siglo

WASHINGTON (JORGE A. BAÑALES, EFECOM). El acuerdo en el Congreso para autorizar un aumento de la deuda reduce en poco el déficit fiscal y hace aún menos para reactivar una economía alicaída, por lo que persiste el daño ya hecho a la calificación del crédito de EEUU, según indicaron este martes analistas.

El secretario del Tesoro, Timothy Geithner, en declaraciones al programa "Good Morning America" de la cadena ABC de televisión, afirmó no estar seguro de que EEUU mantenga la calificación AAA -excelente-, que ha hecho de este país la inversión más segura del mundo durante un siglo.

"Es difícil saberlo", añadió el secretario. "Una y otra vez el mundo ha sido testigo mientras el Congreso avanzaba hacia el borde del abismo y eso ha hecho que el resto del mundo se pregunte si Washington puede funcionar".

Hace tres semanas, cuando arreciaba la discordia en el Congreso sobre el aumento de la deuda nacional -limitado hasta esta medianoche en 14,29 billones de dólares- las agencias calificadoras de crédito Standard and Poors y Moody"s anunciaron que habían puesto bajo vigilancia con perspectiva negativa la categoría AAA de EEUU.

El pacto que, aprobó anoche el Senado y promulgará antes de la medianoche el presidente Barack Obama, incluye recortes de gastos del gobierno de entre 2,1 y 2,4 billones de dólares a lo largo de los próximos diez años.

Los economistas de JPMorgan Chase, y Deutsche Bank Securities han calculado que el impacto de esa disminución en el gasto gubernamental no se notará inmediatamente en la economía, pero sí se sumará a la reducción de 1,5 punto porcentual en el Producto Interior Bruto que resultará del final de los programas de estímulo aplicados por el gobierno de Obama y la Reserva Federal.

El paso del estímulo a la austeridad coincide con una desaceleración del crecimiento económico de los últimos dos años después de la recesión más profunda y prolongada en Estados Unidos en casi ocho décadas.

El Gobierno informó la semana pasada de que el Producto Interior Bruto creció a un ritmo anual del 1,3 % entre abril y junio después de un magro incremento del 0,4 % en el trimestre anterior.

El desempleo ha vuelto a subir al 9,2 %, hay más de 15 millones de desempleados, y ha subido a más de seis meses el período promedio para la obtención de un nuevo empleo.

Los legisladores más militantes del movimiento Tea Party dentro del Partido Republicano -que han cobrado gran protagonismo en el debate sobre la deuda-, insisten en que la fórmula para la reactivación económica es sencilla: corte del gasto gubernamental y, si no más rebajas, al menos no aumentos en los impuestos.

Pero entre enero y marzo la porción de los gobiernos estatales y locales en la actividad económica se redujo a un ritmo anual del 3,4 %, y en el segundo trimestre se repitió la contracción. Cuatro trimestres consecutivos de corte del gasto gubernamental conforman la mayor contracción desde 1947.

En todos los meses desde hace más de un año ha habido una ganancia neta del empleo del sector privado, pero desde mayo de 2010 los gobiernos han eliminado 916.000 empleos lo cual ha contribuido a la alta tasa de paro y la contracción del gasto de los consumidores.

El Departamento de Comercio anunció ayer que el gasto de los consumidores cayó un 0,2%, la primera disminución en casi dos años, mientras que los ingresos de los trabajadores en EEUU aumentaron un 0,1% en junio, el aumento menor desde noviembre.

Bill Hassiepen, vicepresidente de la firma calificadora Egan Jones, indicó en una entrevista con la cadena NPR de radio que "la economía de EEUU crece muy lentamente y el gobierno sigue pidiendo prestado demasiado para pagar sus cuentas".

"A pesar de todo el clamor por un acuerdo sobre la deuda, las cosas no han cambiado", añadió. "En el cálculo más optimista EEUU añadirá 830.000 millones de dólares a la deuda en cada uno de los próximos diez años".

Por su parte Carmen Reinhart, del Instituto Peterson para Economía Internacional, señaló que "de ninguna forma el compromiso sobre la deuda disipa la amenaza de una baja en la calificación del crédito" de EEUU.

El nivel de endeudamiento actual de EEUU es el más alto desde el fin de la Segunda Guerra Mundial "pero", explicó Reinhart, "lo que tenemos ahora y no teníamos entonces es un nivel muy alto de endeudamiento individual, de los hogares".

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