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Qué hacer con los bonos bancarios convertibles: cuestión de paciencia

Londres Plaza/ VÍCTOR JIMÉNEZ. 27/07/2011 ¿Una artimaña para aupar el nivel de capital básico de la banca o una ocasión para que los inversores minoritarios vadeen los remolinos del mercado? Las fechas de vencimiento de obligaciones y bonos convertibles de las entidades españolas van cumpliéndose, pero el resultado para los compradores todavía es confuso

LONDRES. Dave Sekera, asesor financiero en la City de Londres, aconseja a los inversores que, "si desean sacar provecho de este mercado, deberían evitar a los emisores que se infligen pérdidas de crédito a sí mismos a costa de los accionistas, a los que seducen para que adquieran deuda y compartan los daños, de manera que las hojas de balance de las entidades queden protegidas; al menos, parcialmente".

Desde el terremoto bursátil de 2007, la penuria de liquidez y el encarecimiento del crédito han llevado a muchos participantes de los mercados a ofrecer bonos canjeables en valores cotizados. Según el gabinete legal ILG, que ha trabajado en algunas de las mayores ventas de convertibles en el sector, "los bancos, en especial los de países en la periferia europea, han recurrido a las obligaciones canjeables para atraer el interés del capital institucional y privado, para obtener liquidez y ampliar sus índices de capital". Pero, ¿a cambio de qué?

En octubre de 2007, Banco Santander abrió la veda con el lanzamiento de 7.000 millones de euros en canjeables que pagaron un interés del 7,3% sólo durante los primeros doce meses y 2,75% sobre el Euribor desde entonces -su rentabilidad se sitúa ahora en el margen del 4,3%-, y que adquirieron 129.000 clientes. La inversión media fue de 54.000 euros. Los valores se utilizaron para financiar la operación de ABN Amor, en la que también participaron junto a Fortis y Royal Bank of Scotland.

La conversión en acciones tiene fecha de octubre de 2012. Lo que ocurre es que, a día de hoy, la recompensa por cada 5.000 euros empleados en los convertibles de 2007 equivale a 254 títulos cotizados, es decir, 2.808 euros. Hagan la resta y comprueben cómo se esfuma más de un 43% del valor inicial.

Lo cual, por otro lado, no es una excepción. Algo similar ocurre con los 2.000 millones de euros en bonos que el BBVA emitió en 2009, con un vencimiento a cinco años pero con el derecho reservado por el propio banco a intercambiarlas por títulos bursátiles a partir de 2010; el pasado mes de junio, BBVA anunció que se disponía a aprovechar la cláusula. Igualmente, cada 5,25 euros de los 1.500 millones de euros en obligaciones subordinadas necesariamente convertibles que CaixaBank pusiera a la venta en mayo de 2011, pesan en estos momentos un euro menos cuando se les transforma en cotizados.

De acuerdo con datos de International Financial Law, en 2009, el volumen de bonos canjeables que las instituciones bancarias españolas llegaron a lanzar superó los 13.000 millones de euros. "El mercado de convertibles", dice Viswas Raghavan, del banco JP Morgan Chase, "se alimenta de la volatilidad económica, el nerviosismo y la incertidumbre".

EL LARGO PLAZO

La estrategia ha dado sus frutos. Tras la publicación de los resultados de las pruebas de resistencia sobre la banca , ninguna de las principales agencias de calificación de riesgo ha castigado el sector español con rebajas ni avisos previos. Fitch Ratings, de hecho, ha señalado el uso de productos financieros convertibles como "uno de los factores que han mitigado y han ayudado a la banca española a absorber pérdidas" sin sufrir una desestabilización excesiva.

Todo sea por la patria, entonces. O no. El departamento de Estudio Global de Convertibles del banco UBS, en su nota más reciente, indica que "el clima bursátil es más favorable de lo que afirman los análisis más conservadores. La realidad es que las inyecciones de capital público proveen de apoyo estructural a los activos con riesgo".

Y Martha McQuay, de Practical Law Company, asegura que "los bonos convertibles poseen varias características que les conceden calidad lucrativa tanto para los emisores como para los inversores. Para las entidades que los venden, se trata de un método de financiación que refuerza su hoja de balance porque puede convertirse en capital; para los clientes, por otra parte, supone una oportunidad potencial de que su apuesta crezca".

El director de fondos de convertibles en GLG Global Markets, Steven Roth, coincide con McQuay. Roth opina que las obligaciones canjeables "traen los mejor de los dos mundos para los inversores, sin una excesiva protección y sin un riesgo alarmante". Roth mantiene que los usuarios recogen beneficios a través del cupón y el vencimiento, y que, en tiempos de mercados revueltos, les sirve asimismo de red contra las posibles caídas de valor de los títulos en bolsa.

En cualquier caso, insiste Steve Stanganelli, especialista en planes financieros personales, los importante es que los inversores "sean conscientes de que los bonos convertibles representan, sobretodo, un instrumento táctico y comercial". O sea, que hay que tomarse tiempo y no dejarse llevar por el detalle: "es probable que el tipo de inversor más apropiado sea el que carece de necesidad de liquidez apremiante", sugiere el informe de UBS a sus clientes.

Como admite Roth, "es comprensible que los inversores, zarandeados por los mercados de estos últimos años, se preocupen". La calma todavía tardará en restablecerse.

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